Bajas Vibraciones XXX: EN ESTADO CRÍTICO

Con este Bajas Vibraciones que hace el número 30 se cierra un ciclo en mi evolución personal; su contenido son algunas de las reflexiones que me han llevado a decantarme, a escoger, como hizo en su día Albert Einstein: “Más allá está un mundo inmenso, que existe al margen  de nosotros, los seres humanos, y que se nos muestra como un grandioso y eterno enigma, aunque parcialmente accesible a nuestro análisis y especulación. La contemplación de este mundo nos llama como una liberación… El camino hasta este paraíso no es tan confortable ni tentador como el que conduce al edén religioso, aunque se nos ha mostrado seguro y digno de confianza. Por mi parte, no lamento en absoluto haberlo escogido.” 

Quizás alguien que esté intentando aclarar sus ideas encuentre útil el presente escrito. También, aquellos que ya llegaron a algún tipo de convencimiento, puedan obtener aquí algo con lo que enriquecerse, ya sea por contraste o confirmación. Sin embargo, no se recomienda esta lectura a quienes están determinados a mantener su fe más allá de todo razonamiento. Cabe la posibilidad de que estas personas se sientan molestas con las opiniones vertidas, y es seguro que no van a obtener nada positivo. 

Para evitar confusiones y sorpresas desagradables, lo diré más claro: en esta entrega de Bajas Vibraciones se afirma la inexistencia de Dios sin ninguna soberbia ni ánimo de enfrentamiento, sino en base a las evidencias contempladas y, sobre todo, ante la ausencia de las mismas (reacuérdese que, aunque los teólogos se empeñen en lo contrario, corresponde aportar pruebas a quien afirma algo extraordinario). Esto, afirmar la inexistencia de Dios, tiene el mismo valor informativo que negar su existencia; sin embargo, la carga emocional es distinta, y agradecería que este matiz fuese tenido en cuenta por el lector. 

LAS AUTORIDADES ESPRITUALES Y UN NIÑO EN EDAD ESCOLAR (“La voluntad de creer” de William James) ADVIERTEN QUE “LA FE ES CUANDO SE CREE EN ALGO QUE UNO SABE QUE NO PUEDE SER VERDADERO” 

Hace algún tiempo que tomé conciencia de mi cuota de responsabilidad en este mundo, y decidí que, en lugar de ser la seis mil millonésima parte del problema, haría todo lo posible para aportar mi granito de arena a la solución. 

Son muchos los temas que captan mi interés, pero por encima de todos me preocupan las actitudes de los seres humanos para con los de su misma especie, ya que parto de la convicción en que el trato dispensado a un semejante determina, en la mayoría de los casos, nuestra actitud hacia todos los demás seres. 

A poco que se analice la cuestión, se comprende la necesidad de la no explotación del hombre por el hombre, de la cooperación en lugar de la competencia, del control de la natalidad como alternativa a las masacres, las epidemias y las hambrunas y, por supuesto, de la abolición de la guerra; y, por extensión, del fin de la violencia como recurso para que los humanos resuelvan sus diferencias. Sin duda, hay muchas razones que explican por qué las cosas son como son. Pero en cuanto al por qué siguen siendo así, a pesar que cualquiera es capaz de imaginar un mundo mejor, destaca una: la religión.  

Todos los seres vivos tienen una orientación al bienestar según su grado de complejidad. Cuando los cachorros y juegan, no lo hacen porque sean conscientes de su necesidad de aprender y ejercitarse, sino porque ello les reporta satisfacción. Cuando los animales practican sexo, no están pensado en la necesidad de perpetuar la especie, simplemente buscan disfrutar. 

El ser humano, en función de una mente más compleja, tuvo la necesidad de aliviar el estrés que le producía el sentirse impotente ante las calamidades de la vida en un entorno inhóspito. Imaginando entes sobrenaturales que gobernaban los fenómenos naturales, el humano primitivo lograba dotar de sentido su mundo. Los accidentes, una muerte prematura y las desgracias en general podían ser explicados por la furia de tal o cual espíritu que, de alguna manera, había resultado ofendido. Para aplacar la ira de estos primitivos dioses y ganarse sus favores, se inventó la religión y los rituales. Ahora, el homo religioso, si bien seguía sin poder controlar su entorno, al menos vivía la reconfortante fantasía de poder influir en él por mediación divina. 

El caso es que, en la mente del hombre actual, perdura la necesidad de crear dioses y depositar en sus manos todo lo que escapa a nuestra capacidad de acción. Especialmente, en los momentos duros de la vida, en la desesperación, puede aflorar en nosotros la necesidad de evadirnos de la cruenta realidad. La creencia en “la otra vida” no es más que una bonita fantasía que calma nuestro terror ante la muerte que, a su vez, viene dictado por el instinto de supervivencia. 

En su día la religión fue la única forma de intentar comprender y controlar el entorno y, como se ha dicho, de sofocar el estrés que produce tener una mayor consciencia. La humanidad ha hecho suyos muchos valores positivos promovidos por distintas creencias, pero desgraciadamente, las sociedades también han quedado impregnadas con sus peores defectos. 

A poco que se observe y se reflexione puede verse como, en el guiso de los problemas antes expuestos (explotación, natalidad incontrolada, guerra…) y otros muchos que no expongo por razones de espacio, se encuentra el necesario ingrediente religioso. En la explotación, porque la promesa de una recompensa en la otra vida siempre ha servido para mantener sumiso al oprimido; en la sobrepoblación del mundo, porque las autoridades religiosas de las confesiones mayoritarias siempre se han opuesto con uñas y dientes al control de la natalidad; en la guerra, porque no ha habido conflicto en el que dios y sus representantes no estuviesen de parte de todos los contendientes. Es más, muchos de los peores enfrentamientos han estado basados en las diferencias religiosas. Incluso lo que ahora se llama violencia de género, no hace mucho era considerado como el oportuno correctivo que el hombre aplicaba a la mujer (de su propiedad) con el respaldo moral de los textos sagrados y el aplauso de los líderes religiosos y la comunidad. 

Con todo, he llegado a la conclusión que, si alguna vez la religión fue de alguna utilidad, hoy por hoy es ante todo un obstáculo para la fraternidad universal y representa un peligroso lastre para el futuro del ser humano. Así, vengo a coincidir plenamente con John Adams, presidente de los EEUU de 1797 a 1801, cuando dice: "Este mundo sería el mejor de todos los mundos posibles si no hubiera ninguna religión." Porque, como afirma Steven Weinberg, físico, premio Nobel, "Con o sin ella [la religión], habría buena gente haciendo cosas buenas, y gente malvada haciendo cosas malas, pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta religión."  

Más que el opio del pueblo, la religión parece una droga de diseño que, por un lado, potencia lo peor del ser humano, ya que nunca practicamos el mal tan completa y alegremente como cuando lo hacen por convicción religiosa; y por otra parte, lo más positivo que las religiones han aportado al mundo, es decir, las enseñanzas éticas, se debilitan por estar atadas a dogmas que no soportan el análisis. 

Pero no son únicamente los dogmas de tal o cual confesión los que no soportan un análisis crítico; es el mundo espiritual en si mismo, es decir, los cimientos de toda religión, así como de cualquier tipo de superchería antigua o moderna, el que a la luz de la lógica queda reducido a la nada y se demuestra claramente como lo que es: el producto de la mente primitiva sumida en la más pura ignorancia. 

Es cierto que con los modernos conocimientos de la ciencia podemos especular con la existencia de universos paralelos, pero otra cosa muy distinta es considerar que uno de esos universos es el mundo espiritual. Y lo que es peor todavía, dar por sentado que, aunque nuestros sentidos no lo captan, ese mundo está entrelazado con el nuestro de forma que sus moradores pueden intervenir a placer en los asuntos humanos. Esta concepción no es más que el animismo primitivo que subyace en las mentes de los creyentes actuales. 

Aun en el siglo XXI, muchísimas personas viven convencidas de que Dios, el demonio y los santos (sustitutos modernos de los infinitos dioses menores propios del politeísmo), así como toda clase de espíritus benignos o malignos, pululan por doquier interactuando con las cosas materiales e influyendo en los acontecimientos en respuesta a las plegarias, o manteniéndose indiferentes ante la ausencia de ellas. 

Por supuesto, no hay, ni habrá jamás, ninguna evidencia del mundo espiritual más allá de las mentes que interpretan los sucesos de forma subjetiva y tosca, pero siempre acorde a sus creencias. Así, cuando a un devoto le sonríe las vida, no duda en atribuirlo a un premio que le dispensa la gracia divina por su fidelidad; si las cosas le van realmente mal, piensa que Dios está poniendo a prueba su fe; y finalmente, si a un sujeto más que detestable todo le sale a pedir de boca, o sucede una de tantas desgracias en las que mueren o padecen terribles sufrimientos las criaturas más inocentes, siempre hay toda una baraja de cartas escondida en la manga del creyente: “Los caminos del Señor son inescrutables”, “Dios escribe recto con renglones torcidos”, “¿quién soy yo para juzgar a Dios?”, “cuestionar la voluntad divina es un acto de soberbia que nace de la poca de fe”, etc. 

En el antiguo debate entre el conocimiento y la superstición, ésta última siempre ha visto sus argumentos sobradamente refutados. Es por eso que, cuando no ha recurrido a la imposición, a la persecución y al asesinato de los disidentes, a imitado al avestruz escondiendo su cabeza en la tierra para huir de la evidencia. Y no sólo eso; esta actitud infantil y cobarde se ha formalizado y ha dado origen a la corriente teológica que conocemos como fideísmo. El fideísmo se justifica en la falacia que la gente se salva por la fe y que, por consiguiente, si la existencia de Dios puede ser probada, la fe sería irrelevante. Así, y aunque pueda sonar a chiste, los teólogos afirman que sus elucubraciones religiosas son verdaderas, precisamente porque no existe ninguna prueba de la existencia de Dios ni de cualquiera otra de sus fantasías sobrenaturales. En resumen, el fideísmo enseña que el razonamiento y las evidencias son contrarios a la fe.  

Quienes dan por sentado la existencia de lo espiritual (entes invisibles sin cuerpo físico, pero dotados de personalidad, pensamiento, voluntad y capacidad de acción), suelen recurrir al argumento simplista de la dualidad, cuerpo-alma, materia-espíritu, tierra-cielo,… sin embargo, olvidan o desconocen que la materia es también energía. Y son precisamente esos mecanismos energéticos (muchos de los cuales aun desconocemos en profundidad) los que explican la amplia gama de fenómenos que, desde siempre, los creyentes atribuyen al mundo espiritual. 

Las cosas están tan claras a día de hoy, que uno no puede dejar de sorprenderse de la existencia de un número tan elevado de creyentes (muy pocos practicantes). Y, si bien la cantidad aumenta entre las poblaciones sin instrucción, no es algo exclusivo de ellas; muchísimas personas con estudios, incluso universitarios, engrosan los millones fieles que pueblan el mundo. 

Entre las razones que explican esta realidad se encuentra la tradición; es decir, la transmisión de creencias de padres a hijos. La mayoría de los mitos religiosos se remontan a los tiempos prehistóricos; es decir, cuando las tradiciones se trasmitían oralmente y eran “reelaboradas” y “enriquecidas” continuamente según el gusto y las necesidades del momento. Pero por muy antigua que sea una historia, eso no la hace más verdadera; ni siquiera, aunque en determinado momento se haya plasmado por escrito en un libro sagrado que, con el transcurrir del tiempo y el avance del conocimiento, pone de relieve que todo es un absurdo anacrónico. 

Lamentablemente, está bien visto en casi todo el mundo que a los niños se les inyecten grandes cantidades de patrañas y, al carecer de pensamiento crítico, las aceptarán como válidas, condicionarán el resto de sus vidas, e incluso, les costará la vida, como es el caso de quienes han guerreado por pequeñas diferencias de interpretación teológica, o de quienes se suicidan estrellando un avión cargado de pasajeros contra un rascacielos, convencido de que inmediatamente después se encontrará entre sus 72 vírgenes prometidas. 

Otra de las razones que aportan luz al asunto es la “autoridad”; esto es: que se ha de creer algo porque alguien importante lo dice. Suele ser un argumento muy recurrente de los creyentes el achacarle esto mismo la ciencia, pero la gran diferencia, que suelen olvidar muy a propósito, es que en materia de religión no hay forma posible de comprobar las cosas por uno mismo, ya que no hay ninguna evidencia; mientras que la “autoridad” en ciencia basa sus conclusiones en la observación objetiva de los hechos. Cuando la comunidad científica asume algo como válido, siempre tenemos la posibilidad de verificarlo; sólo que, a veces, eso supone dedicar mucho esfuerzo y tiempo al estudio, por lo que la mayoría de las personas prefieren aceptarlo sin más. 

Las creencias también se pueden basar en la “revelación”. Este término se aplica a una amplia gama de fenómenos; desde una simple corazonada o un sueño, hasta la alucinación más completa, con “señales” psicosomáticas incluidas. Los profesionales de la salud mental pueden explicar los diversos procesos mentales que pueden dar lugar a estos fenómenos. No es necesario estar enfermo, basta con combinar cierto grado de obsesión por un tema con el ayuno prolongado, la falta de descanso, el uso de drogas, etc. 

En cualquier caso, ya se trate de una corazonada o de la más realista de las visiones, hemos de convenir que una revelación por si sola no es una buena razón para creer nada. Todos tenemos sensaciones interiores que en ocasiones resultan ser ciertas y totalmente erróneas otras. Es decir, nuestras corazonadas necesitan el respaldo de la evidencia para ser tomadas en serio. 

En una en cuesta realizada en España por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2004, respecto de la afirmación “Con frecuencia confiamos demasiado en la ciencia y no lo suficiente en los sentimientos y en la fe”, el 56,3 % se mostraba de acuerdo o totalmente de acuerdo, mientras que los que estaban en desacuerdo o totalmente en desacuerdo sólo suman el 17%. A estos porcentajes hay que añadir un 17,3 % que no está ni de acuerdo ni en desacuerdo y un 9,31 % entre quienes no saben o no contestan. 

De una primera observación de estos datos (hay más, pero resultaría aburrido) se desprende que hay un profundo desconocimiento de lo que es la ciencia; y, como es habitual, aquello que no se conoce se teme. A pesar de que en los últimos 150 años el desarrollo tecnológico ha contribuido como nunca a nuestro bienestar, el ciudadano medio, alimentado por el sensacionalismo de los medios de comunicación y por charlatanes que, cada vez más, encuentran amparo en ellos, no sólo parece incapaz de valorar adecuadamente las aportaciones prácticas del conocimiento, sino que además se muestra reticente respecto de la actividad de la comunidad científica. Así mismo, intoxicado por instituciones religiosas y para-religiosas que necesitan la oscuridad para brillar, y que hacen el juego a determinados intereses políticos, la mayoría llega a oponerse a ciertas áreas de investigación que son decisivas para nuestro futuro.  

Con ese panorama y esos porcentajes de opinión, no cabe esperar que los políticos se vuelquen en apoyo de la investigación. Esto significa, por ejemplo, que un número indeterminado de personas morirán porque aun no se sabe curar su enfermedad, que muchos problemas medioambientales quedarán sin una respuesta a tiempo, etc. 

Pero el ejemplo español no es más que un botón de muestra de lo que está sucediendo a nivel global. Influido por un amplio espectro de pensamiento irracional, el mundo ha entrando en nuevo período de oscurantismo que ya ha teniendo sus consecuencias, y presagia un futuro incierto para la humanidad; porque, no lo olvidemos, el futuro de una civilización depende de su cultura. 

Algunos escépticos (personas partidarias de la observación y el análisis) hemos llegado independientemente a la convicción común en que es necesario oponerse con fuerza al retroceso de la razón en los medios de comunicación y a la injerencia de las instituciones religiosas en la vida política y en el sistema educativo en particular. 

Sabemos que las grandes organizaciones religiosas, las confesiones excluyentes, tienen mecanismos de captación y propaganda perfeccionados durante siglos, y el incondicional apoyo de personas relevantes que se prestan a tender esas trampas ideológicas que impiden al pueblo tomar consciencia del crítico momento histórico que vivimos. 

Sabemos también, que los verdaderos enemigos de la razón no son los creyentes, sino otros escépticos (en su fuero interno) que promueven la credulidad para beneficiarse personalmente. Muchos de estos embaucadores no dudan en fingir nobles objetivos, y suelen utilizar un lenguaje que imita al de la ciencia para disfrazar sus patrañas y hacerlas aceptables ante quienes no tienen muy ejercitado su sentido crítico o, simplemente, carecen de referentes con los que contrastar todas y cada una de las estupideces y mentiras pseudo-científicas que ven la luz a diario. Personalmente, no soy amigo de ningún tipo censura, y me desagradaría profundamente que desde la causa de la razón se abanderase una moderna caza de brujas. No es este el estilo ni el camino que considero correcto. 

Debemos apelar a la responsabilidad de los medios de comunicación para que, si bien mantienen espacios en los que se promueve la ignorancia porque, según dicen el público los demanda, al menos adviertan puntualmente sobre la naturaleza y la calidad de las informaciones que proporcionan. El televidente, el oyente de radio y el lector de un periódico pueden ver, oír y leer lo que les venga en gana; es seguro que ellos aprecian esa libertad, pero también apreciarán que no se les confunda. Es justo que si les engañan aquellos que dicen tener la vocación de informar, al menos, lo hagan con su consentimiento. 

Algo más exigentes podemos ser con los medios de comunicación de titularidad pública y con el sistema educativo en el marco de un estado laico. Desde lo público debe practicarse la tolerancia cero hacia cualquier atisbo irracionalidad y superchería, por muy tradicionales y aceptadas que estas sean. Aunque pueda parecer impopular a algunos, no hay justificación posible para que una democracia moderna apoye y financie la incultura, salvo que mediante un referéndum expresemos de forma inequívoca nuestra voluntad mayoritaria de convertirnos para un pueblo estúpido y amante de la ignorancia.

Bajas Vibraciones XXIX: HIPATIA DE ALEJANDRÍA

En el siglo IV se dio en Alejandría un pequeño renacimiento científico, iluminado por la más famosa de todas las mujeres de ciencia hasta Marie Curie. Durante quince siglos se pensó que Hipatia era la única mujer de ciencia en la historia. Aun hoy en día, por razones que están emparentadas con una visión romántica de su vida y su muerte, es frecuente que sea la única mujer mencionada en las historias de las matemáticas y de la astronomía.

Es la primera mujer de ciencia cuya vida está relativamente bien documentada. Fue la última científica pagana del mundo antiguo, y murió en un momento y de una forma muy singular; su muerte coincidió con los últimos años del Imperio romano. Durante los mil años siguientes no hubo adelantos significativos en prácticamente ninguna faceta del conocimiento en el mundo occidental, por lo que Hipatia ha llegado a simbolizar el fin de la ciencia antigua. La decadencia ya existía desde hacía algún tiempo, pero después de ella sólo existieron la barbarie y el caos de los años de oscurantismo.  
 

SAN AGUSTÍN DE HIPONA, PADRE DE LA IGLESIA, ADVIERTE QUE:

"El buen cristiano debe permanecer alerta de los matemáticos y todos aquéllos que realicen profecías vacías. Ya que existe el peligro de que los matemáticos hayan hecho una alianza con el Demonio para oscurecer el espíritu y confinar al hombre en las ataduras del Infierno."

Fue en Alejandría, durante los seiscientos años que se iniciaron hacia el 300 A.C., cuando los seres humanos emprendieron la aventura intelectual que nos marcó para siempre, y que es la base de los logros técnicos y culturales que disfrutamos. Pero no queda nada del paisaje y de las sensaciones de aquella gloriosa ciudad de mármol. La opresión y el miedo al saber han arrasado casi todos los recuerdos de la antigua Alejandría. 

La ciudad fue fundada por Alejandro Magno y construida por su antigua guardia personal. Alejandro estimuló el respeto por las culturas extrañas y una búsqueda sin prejuicios del conocimiento. Animó a sus generales y soldados a que se casaran con mujeres persas e indias. Respetaba los dioses de las demás naciones. Coleccionó formas de vida exóticas, entre ellas un elefante destinado a su maestro Aristóteles. 

Su ciudad estaba construida a una escala suntuosa, porque tenía que ser el centro mundial del comercio, de la cultura y del saber. Estaba adornada con amplias avenidas de treinta metros de ancho, con una arquitectura y una estatuaria elegante; con la tumba monumental de Alejandro; con un enorme faro (el Faros; una de las siete maravillas del mundo antiguo) y una legendaria biblioteca de la que tan sólo queda un sótano húmedo y unos pocos estantes enmohecidos. 

Sin embargo, este lugar fue en su época el cerebro y la gloria del planeta, el primer auténtico instituto de investigación del mundo. La Biblioteca de Alejandría es el lugar donde los hombres reunieron por primera vez, de modo serio y sistemático, el conocimiento del mundo. 

Alejandría prosperó económica y culturalmente, se convirtió en una de las más importantes metrópolis de la antigüedad. Sirviendo como puente entre oriente y Europa, atrajo el comercio de la India y de Arabia; sus mercados estaban surtidos con magníficas sedas y telas de los bazares del Oriente. Dicen que tenía una población de 600.000 habitantes, sin que pudiera contarse ningún pobre entre ellos. El trabajo era remunerado mediante buenos salarios, y había tal demanda de trabajadores que  incluso los impedidos encontraban una ocupación compatible con sus minusvalías. 

Su población tenía una maravillosa diversidad; soldados macedonios y más tarde romanos, sacerdotes egipcios, aristócratas griegos, marineros fenicios, mercaderes judíos, visitantes de la India y del África subsahariana y, dicho sea de paso, un buen número de esclavos. Vivían juntos en armonía y respeto mutuo durante la mayor parte del período que marca la grandeza de Alejandría. No obstante, buena parte de los egipcios siempre consideraron a griegos y romanos como Alejandrinos solamente por adopción. Este antagonismo latente se ponía de manifiesto con ocasión de revueltas callejeras, peleas y guerras civiles. 

Alejandría era la mayor ciudad que el mundo occidental había visto jamás. Gente de todas las naciones llegaban allí para vivir, comerciar, aprender. En un día cualquiera sus puertos estaban atiborrados de mercaderes, estudiosos y turistas. Era una ciudad donde griegos, egipcios, árabes, sirios, hebreos, persas, nubios, fenicios, italianos, galos e íberos intercambiaban mercancías e ideas. 

Los reyes griegos de Egipto que sucedieron a Alejandro habían heredado de los griegos el afán del saber. Dedicaron gran parte de su inmensa fortuna a la adquisición de libros que engrosaran las estanterías con obras de Grecia, Persia, India, Israel, África y otras culturas. Apoyaron durante siglos la investigación y mantuvieron la biblioteca para que ofreciera un ambiente adecuado de trabajo a las mejores mentes de la época. En raras ocasiones un Estado ha apoyado con tanta avidez la búsqueda del conocimiento. Los resultados fueron asombrosos; Alejandría pronto se convirtió en el hogar del pensamiento, tomando el testigo de Atenas como motor de la cultura. 

Ptolomeo I Sóter (362 AC – 283 AC) mandó construir en Alejandría el gran palacio que serviría de alojamiento a toda la dinastía Ptolemaica. Al otro lado del jardín se erigió otra gran edificación, el Museo. Lo llamaron así porque lo consideraron como un santuario consagrado a las Musas, que eran las diosas de la memoria, de las artes y de las ciencias. El edificio constaba de varias estancias dedicadas al saber, que con el tiempo fueron ampliándose. Las salas del Museo que se dedicaron a biblioteca acabaron siendo lo más importante de toda la institución y fue conocido en el mundo intelectual de la antigüedad como algo grandioso y excepcional. 

La biblioteca del Museo constaba de diez grandes piezas o salas para investigación, cada una de ellas dedicada a una disciplina diferente, muy rica y abundante en la mayoría de estas secciones y sobre todo muy completa en literatura griega. Había fuentes y columnatas jardines botánicos, un zoo, salas de disección, un observatorio, y una gran sala comedor donde se llevaban a cabo con toda libertad las discusiones críticas de las ideas. Una comunidad de poetas y eruditos era la encargada de mantener el buen nivel y trabajaban en ello con total dedicación, como sacerdotes de un templo. En realidad se consideraba el edificio del Museo como un verdadero templo dedicado al saber. 

Esos sabios o eruditos, que llegaron a ser más de cien en la época de mayor esplendor, pertenecían a dos categorías, según la clasificación hecha por ellos mismos: filólogos y filósofos. Los filólogos estudiaban a fondo los textos y la gramática. La Filología llegó a ser una ciencia y estaba muy relacionada con la historiografía y la mitografía. Los filósofos eran todos los demás, tanto los pensadores como los científicos. Exploraban la física, la literatura, la medicina, la astronomía, la geografía, la filosofía, las matemáticas, la biología y la ingeniería. La ciencia y la erudición habían llegado a su edad adulta. El genio florecía en aquellas salas. 

Entre los personajes que dieron gloria a ese recinto se encontramos a Arquímedes (ciudadano de Siracusa); Hiparco de Nicea, que explicó a todos la Trigonometría, y defendió la visión geocéntrica del Universo, anticipó que las estrellas nacen, se desplazan lentamente en el transcurso de los siglos y al final perecen; fue el primero en catalogar las posiciones y magnitudes de las estrellas y en detectar estos cambios enseñó; Aristarco, que defendió todo lo contrario, es decir, el sistema heliocéntrico (movimiento de la Tierra y los planetas alrededor del Sol, mucho antes que Copérnico lo descubriera); Eratóstenes, que calculó con precisión el tamaño de la Tierra, la cartografió, y afirmó que se podía llegar a la India navegando hacia el oeste desde España; Herófilo de Calcedonia, un fisiólogo que llegó a la conclusión de que la inteligencia no está en el corazón sino en el cerebro; los astrónomos Timócaris y Aristilo; Apolonio de Pérgamo, gran matemático; Herón de Alejandría, un inventor de cajas de engranajes, de unos asombrosos aparatos movidos por vapor y, también, autor de la obra Autómata, la primera que conocemos sobre los robots; Euclides que desarrolló allí su Geometría, un texto del cual los hombres aprendieron durante veintitrés siglos, una obra que ayudaría a despertar el interés por la ciencia en Kepler, Newton y Einstein. 

Más tarde, ya en el siglo II, trabajó y estudió el astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo y también Galeno escribió obras básicas sobre el arte de curar y la anatomía que fueron seguidas hasta muy entrado el Renacimiento. Hubo  muchos más que, aunque lo merecen, no mencionaré por razones de espacio, pero sí diré que la última persona insigne del Museo fue una mujer: Hipatia, a cuya memoria está dedicado el presente escrito, ya que representa y simboliza mejor que nadie todos los logros y virtudes que allí se generaron. Pero de ella me ocuparé un poco más adelante. 

Las personas encargadas de la organización de la biblioteca rebuscaban por todas las culturas y en todas las lenguas conocidas del mundo antiguo, y enviaban negociadores que pudieran hacerse con bibliotecas enteras, unas veces para comprarlas, otras como préstamo para hacer copias, es decir "ediciones", que eran muy estimadas, incluso más que los originales, por las correcciones que incorporaban.  

Los grandes buques que llegaban al famoso puerto de Alejandría cargados de mercancías diversas eran inspeccionados por la policía, no en busca de contrabando sino en busca de textos. Cuando encontraban algún rollo, lo confiscaban y lo llevaban en depósito a la biblioteca. Allí los amanuenses se encargaban de copiarlo. Una vez hecha esa labor, el rollo era devuelto a sus dueños. La biblioteca de Alejandría llegó a ser la depositaria de las copias de la práctica totalidad de los libros del mundo antiguo. Allí fue donde realmente se llevó a cabo por primera vez el arte de la edición crítica. 

En principio la biblioteca fue un apartado al servicio del Museo. Pero más tarde, cuando esta entidad adquirió gran importancia y gran volumen, hubo necesidad de crear un anexo cercano. Se cree que esta segunda biblioteca (la biblioteca hija) fue creada por Ptolomeo III Evergetes (246 AC – 221 AC) en la colina del barrio de Racotis (hoy se llama Karmuz), en un lugar de Alejandría más alejado del mar, en el antiguo templo erigido por los primeros ptolomeos al dios Serapis, llamado el Serapeo. Esta segunda biblioteca debió ser sin duda la que resistió el paso de algunos siglos, conquistando como la anterior la fama y el prestigio del mundo conocido.  

Esta biblioteca-hija sustituyó a la primera durante bastantes años, después del incendio de Alejandría, en el año 48 AC, en el transcurso de la guerra entre Roma y Egipto. Se dio una batalla terrible en el mar, entre la flota egipcia y las naves de Julio César, y la consecuencia fue un espantoso incendio en la ciudad que afectó a casi toda el área urbana y por supuesto al gran edificio del Museo donde estaba la gran biblioteca. 

Toda la riqueza intelectual, todo el saber acumulado durante siglos desapareció en poco tiempo. Sólo sobrevivió una pequeña fracción de sus obras. Se sabe, por ejemplo, que allí existían 123 obras teatrales del escritor griego Sófocles de las cuales sólo se salvaron siete. También, se cree que allí estaban depositados tres volúmenes preciosísimos con el título de Historia del mundo, cuyo autor era un sacerdote babilónico llamado Beroso y que el primer volumen narraba desde la Creación hasta el Diluvio, periodo que según él había durado 432.000 años, es decir, cien veces más que en la cronología que se cita en el Antiguo Testamento. Ese número permitió identificar el origen del saber de Beroso: la India. Fue una pérdida incalculable, y aunque hemos superado la ciencia que el mundo antiguo conocía, hay lagunas irreparables en nuestros conocimientos históricos. 

Cleopatra VII se refugió en la ciudad de Tarso (en la actual Turquía) junto con Marco Antonio, quien, a modo de compensación por las pérdidas del incendio, le ofreció los 200.000 manuscritos traídos desde la biblioteca de Pérgamo (en Asia Menor) pertenecientes a la Biblioteca del rey Attalo, que fueron depositados en la nueva biblioteca. En adelante, los emperadores romanos se esmerarían en proteger la nueva biblioteca; la modernizaron incorporando calefacción central mediante tuberías con el fin de mantener los libros bien secos en los depósitos subterráneos. 

Pero la nueva biblioteca corrió el mismo designio de tragedia y destrucción que su antecesora. En el siglo III después de Cristo, el emperador Diocleciano quien, según los historiadores, era muy supersticioso, ordenó la destrucción de todos los libros relacionados con la alquimia. Más tarde, en el año 391, el patriarca cristiano de Alejandría Teófilo, expolió la biblioteca al frente de una muchedumbre enfurecida con fanatismo religioso. El Serapeo fue entonces demolido piedra a piedra y sobre sus restos se edificó un templo cristiano consagrado a Juan el Bautista. 

Cabe señalar que el Templo de Serapis, o Serapeo, era quizás el mejor edificio de la ciudad. Se dice que los constructores del famoso Templo de Eddessa se jactaban de haber creado algo que las generaciones futuras compararían con el Templo de Serapis en Alejandría. Esto debería darnos una idea de su grandiosidad y belleza. Algunos críticos han sugerido que los constructores de ésta obra maestra se propusieron hacer una estructura compuesta, reconciliando de forma armoniosa el arte Egipcio y el Helénico. Historiadores y expertos afirman que era uno de los monumentos más importantes de la Civilización Pagana, comparable con el Templo de Júpiter en Roma, y el Partenón en Atenas; sin lugar a duda, una de las más bellas joyas arquitectónicas de todos los tiempos. 

En el siglo VI hubo en Alejandría luchas violentas entre los cristianos monofisitas y los melquitas y más tarde aún, en el 619 los persas acabaron de destruir lo poco que quedaba en esta ciudad. Pero conviene retroceder un poco en la historia y analizar algunos aspectos más detenidamente, para comprender el desarrollo de estos fatídicos acontecimientos. 

El primer Emperador Cristiano, Constantino, impulsado por la lógica de su nueva religión, toma su residencia en el Bósforo, a las orillas del continente que había acunado al cristianismo. Para un gobernante que codiciaba el poder absoluto, que temía a la democracia y detestaba la libertad, que prefería el estancamiento de la mente al movimiento de ideas y que deseaba a esclavos como súbditos, Asia era un lugar más que conveniente. El Cristianismo, como la religión de la mansedumbre y de la obediencia, tenía atracciones irresistibles para Constantino. 

Tan pronto como tomó el poder, la religión cristiana, transformó al mundo; destruyó al Imperio Romano, se apropió de cetro, espada, diadema y trono, y transfirió el poder y las riquezas hacia Asia; o sea, de Roma a Constantinopla. A partir de entonces, el cristianismo se hizo más agresivo y sangriento contra el paganismo y la civilización; comenzó a combatir encarnizadamente la cultura; se persiguió a Sócrates, Platón, Cicerón y Séneca en Europa. Si habían destruido todos los monumentos del Paganismo en Roma, ahora harían lo propio en Alejandría, Constantinopla, o Antioquia. Por lo tanto, cuando estudiamos sobre la destrucción de las escuelas paganas, bibliotecas y monumentos, no miremos a tales actos como accidentes históricos del cristianismo, sino como el desenvolvimiento de lógico de su “potencial”.  

El Cristianismo rompió la conexión que la humanidad intentaba forjar entre Europa y Asia. El mundo nunca ha vuelto a ser uno, como casi lo pudo ser bajo el Imperio Romano. En los últimos años del siglo IV Roma se divide en dos partes: el Imperio de Occidente y el Imperio de Oriente. Egipto (que era una provincia romana y continuaría siéndolo hasta la llegada de los árabes en el siglo VII) es incorporado al Imperio de Oriente. El cristianismo también había llegado a Egipto. 

En esta época se suceden grandes controversias y disputas entre las distintas facciones de cristianos. Algunos autores reseñan cómo las peleas llegan a hacerse callejeras. Fue el Emperador Cristiano Eudoxio, quien, en respuesta a una petición del Arzobispo de Alejandría, envió una sentencia de destrucción contra la religión antigua de Egipto. Paganos y cristianos se habían reunido en la plaza principal para escuchar el contenido de la carta del Emperador. Cuando los cristianos se enteraron que podían destruir a los dioses del paganismo, un grito salvaje alegría fue lanzado a los aires. 

Más tarde, aparece Teófilo cruz en mano, seguido por sus monjes marchando hacia la destrucción el Templo de Serapis. La Biblioteca fue el siguiente objetivo de ataque. Sus estantes fueron violentamente vaciados; montones de preciosos libros quedaron reducidos a cenizas y la humanidad se vio privada para siempre de todos esos tesoros intelectuales que nuestros antepasados culturales griegos y romanos nos habían legado.  

En esos días era muy frecuente que los cristianos celosos sólo vieran herejía y maldad en las matemáticas y la ciencia: "los matemáticos debían ser destrozados por las bestias salvajes, o bien quemados vivos". Algunos de los padres del cristianismo resucitaron las teorías sobre una tierra plana y un universo en forma de tabernáculo. Los violentos conflictos entre paganos, judíos y cristianos fueron azuzados por Teófilo. 

A su muerte, Teófilo, fue “dignamente” sucedido por su sobrino Cirilo, que era aún más hostil a la cultura que su tío. El nuevo arzobispo dirigió sus esfuerzos contra los monumentos vivos del paganismo. Es decir, contra las personas que todavía poseían un respeto apasionado por la cultura y la civilización del mundo de pagano. 

En esa época en la que el estudio, las ciencias y el saber estaban siendo perseguidos y eliminados por personajes como Teófilo y Cirilo, vino al mundo Hipatia de Alejandría, la hija de Teón, el gran matemático y filósofo que hubiera sido más conocido de no ser eclipsado por la fama de su hija. Los historiadores no se ponen de acuerdo en diferentes aspectos de su vida; unos sitúan momento de su nacimiento en el 370 DC, mientras otros lo establecen el año 355 DC. 

Dice la leyenda que Teón estaba decidido a que su hija se convirtiera en "un ser humano perfecto", en una época en que las mujeres eran consideradas poco más que animales domésticos. Supervisó todos los aspectos de su formación para proporcionarle un cuerpo bello y saludable, así como una mente excepcional. Cuentan sus biógrafos que Hipatia dedicaba varias horas al ejercicio físico por la mañana, después tomaba baños que la relajaban y le permitían concentrar la mente para dedicarse al estudio durante el resto del día. La mayoría de los historiadores creen que Hipatia superó el conocimiento de su padre y a casi todos sus contemporáneos a una edad muy temprana. 

Para ampliar los estudios, ella persuadió a su padre para que la enviase a Atenas y a Italia, impresionando a todos los que la conocieron por su inteligencia y su belleza. En Atenas le otorgaron la corona de laureles, distinción reservada para los más destacados alumnos. Hipatia usaba esta corona como su mejor joya cada vez que aparecía en público. 

A su vuelta a Alejandría, la eligen presidenta de la Academia y, según el enciclopedista bizantino Suidas, "fue oficialmente nombrada para explicar las doctrinas de Platón, Aristóteles, etc"; es decir, catedrática de matemáticas, física y filosofía. Por entonces el Museo había perdido su preeminencia, y Alejandría contaba con escuelas diferentes para paganos, judíos y cristianos. Sin embargo, Hipatia enseñaba a miembros de todas las religiones y procedencias. Los estudiantes viajaban a Alejandría sólo para asistir a sus magistrales lecciones. Su casa se convirtió en un centro intelectual, donde se reunían los estudiosos para discutir cuestiones científicas y filosóficas.  

Hay alguna información sobre su talento en astronomía y matemáticas en las cartas de su alumno y discípulo Sinesio de Cirene, el rico y poderoso obispo de Tolemaida. La mayoría de sus escritos de eran libros de texto para sus estudiantes y se supone que buena parte de su obra está incorporada en los tratados de su padre. Los dos escribieron juntos por lo menos un tratado sobre Euclides. También es autora de por lo menos uno de los libros de la obra de Teón sobre Tolomeo. Éste (Teón) había sistematizado todos los conocimientos contemporáneos sobre matemática y astronomía en un texto de trece libros que llamó modestamente Tratado matemático. Los eruditos árabes medievales le dieron el nombre de Almagesto ("Gran libro") y su contenido sólo fue superado por Copérnico, en el siglo XVI. 

Su trabajo más importante de fue en álgebra. Escribió trece libros comentando la Aritmética de Diofanto, el "padre del álgebra". Desarrolló las ecuaciones indeterminadas (diofánticas), es decir, ecuaciones con soluciones múltiples. También trabajó con ecuaciones cuadráticas. Escribió un tratado de ocho libros Sobre la geometría de las cónicas de Apolonio, a quien se deben los epiciclos y los deferentes. Después de la muerte de Hipatia, las secciones cónicas (figuras geométricas que se forman cuando un plano pasa por un cono) cayeron en el olvido hasta comienzos del siglo XVII, cuando los científicos se dieron cuenta de que muchos fenómenos naturales, como las órbitas irregulares de los planetas, se describían mejor por medio de las curvas formadas por secciones cónicas.  

Además de la filosofía y las matemáticas, se interesaba en la mecánica y la tecnología práctica. En las cartas de Sinesio están incluidos sus diseños para varios instrumentos científicos, incluyendo un astrolabio plano (otras fuentes fechan este instrumento por lo menos un siglo antes), que se usaba para medir la posición de las estrellas, los planetas y el Sol, y para calcular el tiempo.  

Hipatia también desarrolló un aparato para destilación de agua, un instrumento para medir el nivel del agua, y un hidrómetro graduado de latón para determinar la gravedad específica de los líquidos (densidad).  

Es un hecho indiscutible que Hipatia se enfrascó en la política de Alejandría. Uno de sus alumnos, Hesiquio el Hebreo, escribió: "Vestida con el manto de los filósofos, abriéndose paso en medio de la ciudad, explicaba públicamente los escritos de Platón, o de Aristóteles, o de cualquier filósofo, a todos los que quisieran escuchar. Los magistrados solían consultarla en primer lugar para su administración de los asuntos de la ciudad." Como pagana, partidaria del racionalismo científico y personaje influyente, se encontraba en una situación muy peligrosa en una ciudad que iba siendo cada vez más cristiana. 

En 412, el fanático cristiano Cirilo, se convirtió en patriarca de Alejandría; persiguió, masacró y expulsó de la ciudad a millares de judíos. Luego, a pesar de la vehemente oposición de Orestes, el Prefecto romano de Alejandría, se dedicó a “librar” la ciudad de los paganos. Haciendo caso omiso de los ruegos de Orestes, antiguo alumno, familiar y quizás también amante, Hipatia se negó a traicionar sus ideales y rehusó convertirse al cristianismo.  

Así, el obispo de Nikiu nos cuenta en sus crónicas: "Y en esos días apareció en Alejandría una filósofa, pagana de nombre Hipatia, consagrada a las magias, astrología y músicas, engaño a muchas personas a través de la superchería satánica. El prefecto de la ciudad la honró, ya que le había engañado a través de su magia, dejó de asistir a la iglesia como había sido su costumbre, aunque encontrándose en una situación de peligro, volvió a asistir. No solo arrastró al gobernador sino a muchos otros creyentes…" 

Hipatia era de hecho una institución en Alejandría; el personaje más popular de la ciudad. Los poetas la nombraban la "Virgen del Cielo", "La Estrella Intachable", "la flor más bella del discurso”. Según las crónicas de la época, su belleza, que podría haber avergonzado hasta Cleopatra, era tan grande como su modestia, las dos eran igualadas por su elocuencia y las tres sobrepasadas por su sabiduría.  

Cirilo, desarrolló un terrible odio por esta pagana.  Él no apreciaba su fama, y consideraba como basura su cultura. Sus encantos, la tentación que arruina a los hombres. La odiaba porque, ella, inferior mujer, había osado ser libre y pensar por si misma. Consideraba que el gran prestigio de Hipatia era un peligro que para la nueva fe; que competía con el cristianismo, quitándole a Jesús los honores que le pertenecían. Ella le estaba robando a Dios sus derechos y por ese pecado debía morir. "El es un Dios celoso", como dice la Biblia. Con Hipatia muerta el pueblo alabaría a Dios y le daría todo el amor y los honores que desperdiciaban sobre ella. Así mismo, Orestes podría ser más fácilmente influenciado por el cristianismo. 

Generalmente si un hombre es ínfimo y celoso ninguna religión lo puede mejorar, y si es generoso y puro de mente ninguna superstición puede envenenar la nobleza de su corazón. La religión es fuerte, pero más fuerte es la naturaleza. Desdichadamente Cirilo era un infame y las doctrinas de su religión  solamente le sirvieron para afilar sus garras y revolver sus pasiones para convertirlas en odio.   

Así, una mañana de marzo del año 415, un centenar de monjes bajo el liderazgo de Cirilo y su mano derecha, Pedro el Lector, se abalanzaron con furia sobre el carruaje de Hipatia y, arrastrándola de los pelos, la llevaron al interior de una iglesia llamada Cesárea. Con violencia, le hicieron besar la cruz y la amenazaron de muerte si no aceptaba ser cristiana y entrar a un convento. Ante su negativa, estas alimañas la desnudaron; y allí, frente al altar, le arrancaron la carne de sus huesos con pedazos de conchas afiladas; descuartizaron su cuerpo y llevaron los pedazos a un lugar llamado Cinaron, donde los quemaron hasta convertirlos en cenizas. De esta manera creyeron dar muerte a lo que ellos llamaban idolatría y herejía. Más tarde Cirilo sería canonizado por la iglesia cristiana.  

Orestes informó del asesinato y solicitó a Roma que se iniciara una investigación, pero ésta se fue retrasando por “falta de testigos”, hasta que el propio Cirilo aseguró que Hipatia estaba viva y que habitaba en la ciudad de Atenas. Orestes tuvo que abandonar su cargo y huir de Alejandría para salvar la vida. 

Una mujer brillante y hermosa en todos los aspectos fue brutalmente asesinada en nombre de Dios y en el interior de una iglesia ¿Existe hecho más negro en los anales humanos? Si, como dice la doctrina cristiana, nacemos condenados por el pecado de Adán; aplicando la misma lógica, y considerando sólo las maléficas acciones de San Cirilo (hay muchísimas más), hemos de concluir que esa religión está manchada por toda la eternidad. 

El brutal asesinato de Hipatia marcó el final de la enseñanza platónica en Alejandría y en todo el Imperio romano.  El interés por el misticismo sustituyó a la investigación científica y la Historia entró en la era del oscurantismo. Durante los mil años en los cuales el espíritu de San Cirilo y su Iglesia manejó los asuntos de la religión y el estado de forma totalitaria, la noche envolvió a la humanidad y las cadenas de la esclavitud ideológica cristiana estranguló el pensamiento hasta casi asfixiarlo. La Iglesia expulsó a las Musas y el mundo se transformo en una prisión para el hombre. 

Si durante cientos de años había florecido el arte, la poesía, la filosofía, la escultura, el drama, la oratoria, la belleza y la libertad en Grecia, Roma y Alejandía; ahora, por mas de quince siglos, la persecución, las guerras religiosas, las masacres, las disputas teológicas, el derramamiento de sangre, la cacería de herejes, la quema de brujas, las prisiones, las mazmorras, las prohibiciones, las maldiciones, el odio a la ciencia, el odio a la libertad, la esclavitud espiritual, la vida sin amor ni risas, se convertirían en algo “verdaderamente clásico”. 

Curiosamente, cuando el mundo despertó de su pesadilla después de la larga noche que impuso el cristianismo, la primera canción que cantó fue la última canción del agonizante mundo pagano.  En el año 1493, cuando el renacimiento presagiaba una nueva era, el primer libro que vió la luz en Europa fue el último libro escrito por un pagano en Alejandría. Era el poema de Hero y Leander. De esta paradójica forma, la humanidad retomó la hebra de oro donde el viejo mundo la había perdido.  

Que diferente hubiera sido la historia si la Iglesia Cristiana en vez de perseguir a los intelectuales con un odio  tan horroroso, les hubiera abierto los brazos con afecto y gratitud. Pero lo "divino" es siempre celoso de lo humano; Hipatia eclipsaba la gloria de Dios. Ella fue asesinada porque solamente "los pobres de espíritu", los enanos intelectuales, son los elegidos del cielo. La buena noticia es que mientras la Iglesia todavía puede excluir del otro mundo a los  gigantes mentales, ya no puede excluirlos del mundo real. 

El amanecer ya esta en nuestro cielo y es de día en el mundo. Pero, si no queremos que se repita la historia, debemos extraer una enseñanza de todo esto. Fue un error poner en duda la permanencia de las estrellas, y no cuestionar la justicia de la esclavitud. La cultura estaba reservada para unos cuantos privilegiados. El saber no fue popularizado. La ciencia no fascinó la imaginación de la multitud. Los descubrimientos en mecánica y en la tecnología del vapor sirvieron principalmente para perfeccionar las armas y divertir a los reyes, casi nunca para mejorar el modo de vida del pueblo. Cuando la chusma se presentó para quemar la Biblioteca no había nadie capaz de detenerla. La población de Alejandría era totalmente ajena a lo que se guardaba allí, no le importaba nada, nunca había sido partícipe de los conocimientos y ni beneficiarios de la ciencia.

Bajas Vibraciones XXVIII: NATURAL MENTE, DESALMADO

Tras veintisiete entregas, el lector ya debe saber de qué va Bajas Vibraciones. No busca ofender ni lastimar a nadie, pero hay que reconocer que se pueden producir este tipo de efectos secundarios. Por ello, no dejamos de advertir que este antídoto contra el veneno de la superstición está terminantemente contraindicado con los casos de fanatismo crónico en cualquiera de sus variantes.

Amigo fanático: Usted no desea otros puntos de vista más que los suyos, ni quiere ser contradicho en sus creencias. Ahórrese un mal rato y condene ahora mismo a la hoguera (o en su defecto a la papelera de reciclaje) el presente escrito. ¿Qué importancia tiene vivir en el Reino de Fantasía o en el mundo real (tan aburrido él)?. Al fin y al cabo, lo importante es ser feliz. ¿No? 

Si ha seguido leyendo, quizás sea usted uno de esos tí@s rar@s que se interesan por la aburrida realidad y se maravillan ante los nuevos conocimientos. Si es así, espero que disfrute de este paseo informal y sin pretensiones por el CEREBRO. Nos asomaremos al mirador de la CONCIENCIA para ver qué hay de ese famoso ente inmaterial llamado ALMA, y visitaremos el lucrativo rastrillo de los PODERES MENTALES. 
 

LAS AUTORIDADES ESPIRITUALES (y Krishnamurti) ADVIERTEN QUE, A PESAR DE QUE LAS RELIGIONES ORGANIZADAS HAN PREDICADO LA UNIDAD DEL GÉNERO HUMANO, CADA RELIGIÓN CREE QUE ES MUY SUPERIOR A LAS OTRAS. 
 

Lo primero que debemos tener presente es que nuestro cerebro es un órgano biológico que se ha modelado durante miles de años de evolución natural con el objetivo primordial de garantizar la supervivencia del individuo y de la especie. Concretamente, el cerebro humano, se ha especializado en la adaptación al medio externo. 

De la misma forma que nuestros pulmones están capacitados para respirar aire, pero no sirven bajo el agua; el cerebro, a causa de su especialización, también tiene sus limitaciones. La naturaleza no puede permitirse el lujo evolutivo de mantener funciones que no sean útiles en el día a día. Por eso, aunque la vida se originó en el medio acuático, hemos perdimos la capacidad de respirar bajo el agua. 

Esta sencilla reflexión basta para presuponer que nuestro cerebro no posee superpoderes, que sólo unos pocos elegidos han conseguido desarrollar, y a los que todos podemos acceder ahora por el módico precio de 700 €. 

La red está infectada de ofertas de este tipo: 
 

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     – Comprenderás como funciona tu Mente. Verás que la mente es como un "Iceberg", que las personas Normales aprovechan sólo el 1%, mientras el 99% queda "dormido debajo del Agua". Y, lo más Importante, aprenderás a MANEJAR ESE 99% que está "dormido" debajo del Agua. Obteniendo poderes como estos:

     – Obtendrás el Poder del Faquir. Es decir, aprenderás a ELIMINAR EL DOLOR de tu cuerpo CON SOLO UN PENSAMIENTO. Durante el Curso podrás atravesar tu cuerpo con un aguja y verás con Asombro que NO sientes NADA de dolor.

     – Obtendrás el Poder de la Felicidad. Aprenderás como se da la Orden Mental que BORRA los "Traumas" y el "Mal Karma" de nuestra vida. Con este Poder conseguirás en 5 minutos, eliminar traumas Mentales que un Psicólogo normal tarda un año y medio de terapia profesional. Y eliminarás "karmas negativos" que la mayoría considera Imposibles de Eliminar.

     – Obtendrás el Poder de Decidir tu Destino. Pues aprenderás como hacer que tu Subconsciente haga que en tu vida Simplemente "Tiendan a Ocurrir" las cosas que Deseas, y que NO ocurran las que No deseas.

     – Obtendrás el Poder del Amor Abundante. Pues aprenderás la Orden Mental que Eleva tu Amor a niveles Increibles.

     – Obtendrás el Poder de la Meditación. Aprenderás la Orden Mental que hace que en 20 minutos alcances un nivel de Meditación, que sólo los Mejores Meditadores alcanzaban tras 50 años de Experiencia. Y tú alcanzarás ese nivel tan profundo AUN cuando NO tengas experiencia en Meditación. 

Si te dijera lo bueno que es, NO me creerías. 

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¿A qué esperas para convertirte en un auténtico Psiquito de la Calzada? Date prisa fistro neuronal. 

Cachondeo aparte, no vamos a negar que con entrenamiento algunas funciones del cerebro pueden ser potenciadas hasta niveles sorprendentes; como esos maestros del ajedrez que calculan los movimientos de varias manos por adelantado, o los actores cuya memoria es capaz de almacenar obras enteras, e incluso los faquires, que aprenden a controlar en cierto grado el dolor y saben la cantidad exacta de clavos que han de poner en sus camas para lograr la superficie mínima que impida que sean atravesados. Pero otra cosa muy distinta es aceptar la posibilidad de que existan superfunciones misteriosas y nunca probadas como la telepatía, la telequinesia o la percepción extrasensorial. El mito de los "poderes sobrenaturales de la mente" se sustenta en el total desconocimiento del funcionamiento del cerebro humano. 

Debe quedar claro que en ningún caso podemos crear nuevas cualidades mágicas, ya que, para que se produzca una función, debemos tener el soporte biológico adecuado; y, como ya se ha dicho, un determinado órgano sólo se desarrolla través de un largo proceso evolutivo, y siempre que sea realmente ventajoso para la adaptación al medio; jamás por una caprichosa fantasía del individuo. 

Así, al carecer de órganos para “detectar” y “emitir” pensamientos, no tenemos la posibilidad de comunicarnos mentalmente. Por tanto, la telepatía (sentir a distancia) es una ficción carente de la más mínima base. Y lo mismo puede decirse de la percepción extrasensorial; no existe percepción más allá de nuestros sentidos, la propia denominación es una estupidez en sí misma. 

En el cerebro hay distintas regiones. El área más “moderna” es la corteza cerebral; en ella se integra y se procesa toda la información que nos llega a través de los cinco sentidos, parte de la cual se hace de forma consciente y da origen a lo que llamamos funciones superiores complejas como el lenguaje, el pensamiento lógico y la atención. 

En la corteza cerebral existen distintas áreas y lóbulos con funciones más o menos bien delimitadas. Todas estas áreas y núcleos están interconectados entre sí de forma organizada, de manera que para realizar tareas tan sencillas como mover un brazo o escuchar una conversación, es precisa la actividad coordinada de prácticamente todo el cerebro. De todas formas, así como las personas no utilizan todos sus grupos de músculos al mismo tiempo, tampoco utilizan todo el cerebro a la vez, pero en el transcurso del día todo el cerebro es utilizado en un momento u otro. 

La extendida creencia de que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro es una idea absurda y sin fundamento, tan sólo superada por la estupidez que se suele decir a reglón seguido, sobre que en el restante 90% están escondidos los dichosos poderes mentales. A juzgar por este tipo de afirmaciones, y a pesar de todo lo dicho, confieso que a veces estoy tentado de creer que algunos utilizan sólo el 10% de su cerebro, o incluso menos. 

Una cualidad fundamental de nuestro cerebro es la plasticidad neuronal. Así, algunos accidentados que pierden parte del cerebro, pueden reordenar esas funciones en otras áreas y consiguen llevar una vida normal, aunque no tengan las mismas capacidades de una persona sana. También, gracias a esa plasticidad, quienes han perdido una capacidad concreta (por ejemplo: la visión), acaban potenciando con el tiempo otras capacidades como el tacto y el oído. 

Sin embargo, hay áreas específicas cuyas lesiones hacen perder la capacidad de memorizar (lóbulo temporal) o la visión (corteza occipital). Pero las lesiones más “curiosas” son las que se producen la corteza prefrontal orbital (sobre las órbitas oculares). Estos pacientes sufren cambios dramáticos en su conducta social y moral. No son capaces de distinguir lo bueno de lo malo, ni de predecir las consecuencias de sus actos. Por cierto, ¿por qué una bellísima persona que recibe un golpe en la cabeza se convierte en un “desalmado”? ¿Es qué el golpe dañó su alma, además de su cerebro? 

En algunos casos se ha argumentado desde el desconocimiento más absoluto que esa “energía psíquica” tiene algo que ver con las ondas cerebrales que pueden ser detectadas por el moderno equipo médico. Esas ondas no son más que el resultado de la actividad eléctrica de millones de millones de neuronas interactuando en la corteza cerebral. También podemos detectar los campos magnéticos que genera la actividad neuronal, pero en ambos casos, esas señales (eléctrica y magnética) son tan débiles que no pueden tener ningún efecto en el exterior. 

Existen peces, como el torpedo, cuyo sistema nervioso se ha especializado en generar descargar eléctricas que aturden a sus presas. Incluso, hay tiburones capaces de detectar a varios metros las pequeñas descargas eléctricas que produce la actividad muscular de sus victimas. Pero, así como ningún humano a puede transmitir y/o recibir el pensamiento (hay un millón de dólares para quien lo consiga), tampoco se ha demostrado la existencia de este fenómeno entre animales. La telepatía no es la causa de que las aves conserven la formación de vuelo, ni de que los monos aprendan “mágicamente” a lavar su comida. 

Si fuese cierto que el pensamiento colectivo de un grupo crea un “campo morfogenético” capaz de condicionar a todos los individuos de la misma especie dentro de un área determinada, los niños (por ejemplo) nacerían conociendo el idioma de sus progenitores, aun cuando no supieran hablar. Porque si el hallazgo casual de una mona (compartido por un “número crítico” de individuos) genera una “resonancia mórfica” que llega a imponerse a sus semejantes próximos, mucho más potente sería el pensamiento colectivo humano repetido por siglos en utilización de una misma lengua. Sin embargo, los niños deben aprender todo aquello que no les viene dictado por el instinto, el cual, por supuesto, también tiene una base completamente material. 

Por tanto, sólo debemos fantasear o especular dentro de unos límites razonables. Por ejemplo, si intentamos pronosticar la evolución de nuestro cerebro, debemos tener en cuenta que el ser humano se ha hecho inmune a la selección natural. En nuestras sociedades modernas no es necesariamente el mejor adaptado o el más evolucionado quien acapara los recursos y deja la mayor descendencia. Por tanto, no es probable que en nuestro cerebro se desarrollen nuevas capacidades; si bien, es previsible que se potencien las más usadas. 

Durante las últimas décadas del siglo XX, los trabajos de Crik (Francis Harry Compton Crick, Premio Nóbel de Fisiología o Medicina en 1962 por sus descubrimientos sobre el ADN; quien unos años después dejó el estudio de la biología molecular para investigar su otro gran interés científico: la conciencia) y otros, mostraron, gracias a las nuevas tecnologías, de qué modo se organiza la memoria, en qué zonas del cerebro se producen las imágenes, cómo los individuos reconocen unos objetos de otros, cuál es la región cerebral de las decisiones, cómo se comportan los neurotrasmisores, el papel de procesos fisiológicos en el desarrollo de trastornos mentales y, en general, las bases biológicas de la psiquis humana, incluyendo la ética. Es en nuestra corteza cerebral donde se encuentra una maraña de conexiones neuronales que transmiten pulsos eléctricos e intercambian su química, allí se produce lo que llamamos conciencia. No hay un alma inmortal que tengamos insuflada: todo es materia y energía. 

Por muy chocante y difícil de digerir que pueda resultar para algunos, la conciencia (esa facultad atribuida tradicionalmente al alma sobre la que teólogos y filósofos han reflexionado por siglos) es, en el fondo, el producto de la biología. Al contrario de lo que reza el diccionario, el alma no es fuente de la actividad mental, sino un producto de ese mismo trabajo. "Las alegrías y tristezas, memorias y ambiciones, el sentido de identidad personal y libre albedrío, no son más que el comportamiento de un vasto armazón de células nerviosas y moléculas asociadas", escribió Crick. 

Aunque el concepto de alma (con variantes) ha aparecido en casi todas las culturas, nadie ha podido dar prueba de su existencia. “Claro, es inmaterial”, dirán algunos. Sin embargo, la energía también es inmaterial y podemos dar pruebas de ella; es tan poco tangible como el alma, y sin embargo, la observación del comportamiento de la materia ante ella, nos permite apreciarla. Nada de eso ocurre con el alma. 

La idea de la existencia del alma es un “calmante” que nos permite compaginar el pensamiento superior (que nos hace conscientes de la cruda realidad) con el instinto de supervivencia (esto es; el miedo a la muerte). Esta ocurrencia ha servido para las más variadas disquisiciones filosóficas y también para los más abominables mecanismos de manipulación religiosa (las almas se salvan si obedecen los dictados de los representantes de un dios, y si no, están condenadas a sufrir grandes tormentos por toda la eternidad). 

Quienes no están dispuesto a asumir el origen material de aquellas funciones que hasta ahora atribuíamos al alma, esgrimen en defensa de sus creencias que “queda mucho por conocer”. Esto, aunque es del todo cierto, no es un argumento válido ni constituye ninguna prueba de la existencia de ese ente inmaterial e inmortal. Se trata del mismo tipo de falacia que oímos cuando se atribuye a Dios algún fenómeno natural cuyo mecanismo desconocemos, o a los extraterrestres la creación de cualquier objeto volador que no podemos identificar en ese momento. El razonamiento (por llamarlo de alguna manera) es el siguiente: Si no sabes lo que es, se debe a que su origen es divino o alienígena. 

Pero todos hemos visto fotos del “aura” (pensaran algunos lectores). En realidad, lo registrado por una cámara Kirlian no tiene nada de fantástico; se trata de un aparato que recoge una imagen ocasionada por una descarga corona en un gas, y su naturaleza depende del tiempo de exposición, conductividad, etc. Es decir, hablamos de un fenómeno sin ninguna relación con "auras" o "energías sobrenaturales" que, no obstante, es utilizado por muchos charlatanes para amasar fortunas, alejando al crédulo de los cuidados médicos efectivos que podrían curarle sus lesiones y/o salvarle la vida. 

Por último, está el esperpéntico asunto del peso del alma; unos 21 gramos, según los experimentos que realizara en 1907 el médico estadounidense Duncan Mac Dougall (de Haverhill, Massachusetts). Este creyente doctor compró una cama-balanza y reclutó a unos moribundos a quienes pesó antes, durante y después de la muerte con resultados desiguales (y nunca verificados) que muestran pérdidas de peso que van desde 10,66 a 42,65 gramos. 

MacDougall también efectuó un experimento control, consistente en envenenar a quince perros sanos para pesarlos en el momento de la muerte, con resultados uniformemente negativos. Para el médico todo cuadraba: sin dudas, ésta era la prueba por excelencia de que los únicos que gozaban de alma eran los seres humanos. 

La noticia apareció el 11 de marzo de 1907 en la página 5 del New York Times y en la revista American Medicine en su número de abril de ese año. En su artículo, el Dr. MacDougall esbozó una materialista hipótesis sobre la “sustancia del alma”, partiendo del supuesto de que “si las funciones psíquicas continúan existiendo como una individualidad o personalidad separada después de la muerte del cerebro y del cuerpo, entonces tal personalidad sólo puede existir como un cuerpo ocupante de espacio”. Y como se trata de un “cuerpo separado”, diferente del éter continuo e ingrávido, debe tener peso. 

Aun evitando las explicaciones fáciles, como sospechar que la pérdida de gas intestinal o del aire pulmonar, son muchas las objeciones que pueden hacerse a los experimentos de MacDougall. En realidad, es inútil pretender buscarle explicaciones por la sencilla razón de que todo el experimento está viciado por severas fallas. Empezando por una descripción en general confusa de los procedimientos y una muestra demasiado pequeña. Tampoco podemos confiar en las mediciones; el propio MacDougall afirma que sus escalas eran sensibles a “dos décimas de una onza” (5,68 gramos), lo que resulta tan poco serio como medir milímetros con una regla graduada solo en centímetros. En resumen, sólo tenemos una colección de datos que se debaten entre la incongruencia y la anécdota, con una posibilidad inmensa de errores instrumentales.  

Hasta la fecha, ningún otro científico se ha atrevido a “pesar el alma”, salvo un dudoso médico alemán, Becker Mertens de Dresden, quien dijo el 8 de noviembre de 1988 a la revista de chimentos Weekly World News que el alma humana pesa 0,009449055 gramos. De lo que se deduce que el alma humana ha perdido mucho peso durante el siglo XX. A ese ritmo, para el 2006, ya ha desaparecido por completo. 

El hecho de que el centro de nuestro ser sea el cerebro es algo tan maravilloso, tan asombroso, que no hay necesidad de inventar nada más. Además, todo esto no implica que el ser humano sea sólo un conjunto de órganos, sangre, huesos,… Poseemos algo más: las ideas. Por supuesto, las ideas anidan en un cuerpo tangible y se producen merced al trabajo hacendoso de las neuronas. Las ideas son intangibles, inmateriales, y pueden tener un efecto visible sobre la materia y la energía. Por ejemplo, puedo decidir llevar a cabo la idea de prender fuego a un leño. 

Me hago cargo del inconveniente que comporta la materialidad de la conciencia para las religiones. Entender la base neurobiológica del comportamiento puede hacer tambalear nuestras convicciones más personales. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga; alcanzado ese conocimiento logramos la plena humanización del ser humano, ya que no es necesario recurrir a seres y fuerzas sobrenaturales para explicar su comportamiento y esencia. 

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Por casualidad, me informé de algo que tiene relación y amplia lo que planteaba en este Bajas Vibraciones. 

Se trata de las neuronas “espejo”; un mecanismo por el cual nuestro cerebro “imita” el funcionamiento del de nuestros semejantes. Por ejemplo, si observamos detenidamente a un hombre cortando leña, las neuronas espejo comienzan a reproducir las señales nerviosas como si fuésemos nosotros mismos los que empuñamos el hacha. Esto explica el inmenso poder de la visualización. 

Las neuronas “espejo”, son también las responsables de recrear en nuestra mente y analizar inconscientemente los estados de ánimos ajenos, originando esas percepciones que comúnmente llamamos “leer el pensamiento”. 

Por supuesto, todos estos procesos se realizan en base a la información recogida por los sentidos; especialmente, el de la visión.

Bajas Vibraciones XXVII: CINTURÓN DE FOTONES; DISPARATES A MONTONES

Debo empezar aclarando que el Cinturón de Fotones no es un arma secreta de Mazinger Z; tampoco se trata de una prenda muy fashion que todas las jovencitas quieran lucir en sus caderas. Aunque, en cierto sentido, puede decirse que es un complemento de moda; no para el vestir, sino para el pensamiento de esas personas que se tragan cualquier idea absurda. Eso sí, bien condimentada con un puñado términos que suenen muy científicos y con una pizca de menciones a grandes investigadores de reconocido prestigio que después resultan ser un atajo de chiflados y/o estafadores que viven a costa del crédulo.

Efectivamente, el tan cacareado Cinturón de Fotones es otra de tantas tomaduras de pelo que, se propaga y muta como si de una epidemia vírica se tratara. 

LAS AUTORIDADES ESPIRITUALES ADVIERTEN QUE LA ÚNICA LUZ QUE DEBE ENVOLVER AL PLANETA ES LA DE LA RACIONALIDAD. Y SI UN PÁJARO TE DICE QUE ESTAS LOCO DEBE SER CIERTO, PUES LOS PÁJAROS NO HABLAN. 

El origen de esta disparatada fantasía lo encontramos en Australia. Más concretamente, en una historia que aparece en 1981 en la revista que publica una organización dedicada al estudio de los OVNIs. El artículo, que sería reeditado en 1991 por la revista Nexus, anuncia un “gran evento” cósmico para 1992. 

Llegada esa fecha, el único gran evento cómico (en lugar de cósmico) fue la pifia de la predicción. Sin embargo, esto nunca es obstáculo para una profecía que se precie. Basta con un cambio de fechas y ¡como nueva! A partir de entonces, el cuento del Cinturón o Anillo de Fotones reaparece periódicamente en el ámbito de la New Age con pronósticos para el 1998, 2000, 2001, 2003, 2006, 2011, 2012, 2013,… Es algo así como los huevos del supermercado; se retiran los caducados y se reponen con fechas más avanzadas. 

Por ejemplo, los canalizadores Virginia Essene y Sheldon Nidle, autores del libro You are Becoming a Galactic Human (Estas convirtiéndote en un humano galáctico) pronosticaron la entrada del Sistema Solar  en el cinturón de fotones para cualquier momento anterior al año 2000. 

Y es que el hipermegasuperchachigüay Cinturón de Fotones es un tema demasiado sabroso como para relegarlo al olvido sólo por el hecho de carecer del más mínimo fundamento. 

Para lograr ese aire de verdad científica que tanto mola, no se duda en mencionar a Edmund Halley (sí, el del cometa) adjudicándole la absurda afirmación de que nos desplazamos hacia la Constelación de Tauro como consecuencia de que nuestro sistema solar orbita alrededor de Alción. Lo cierto, y es algo que está fuera de toda duda, es que nos desplazamos en dirección casi totalmente opuesta (162º); hacia un punto del firmamento llamado “Apex”, ubicado en la zona de la constelación de Hércules. 

También se recurre a Paul Otto Hesse como “astrónomo alemán de reconocido prestigio mundial”. En realidad, en el ámbito de la astronomía, nadie sabe quien es el tal Hesse. Si bien, hay constancia de un matemático con ese mismo nombre, dudo mucho que se trate de la persona que, en 1949, escribió un libro plagado de referencias bíblicas y conceptos tan fantásticos como la "radiación manásica". 

Fuese quien fuese el autor, las afirmaciones del libro no se sostienen. En primer lugar, nuestro Sol no forma parte del sistema de las Pléyades, ni orbita Alción cada 24.000 años. Si esto fuese cierto, tendría que desplazarse en la supuesta órbita a 32.000 km/s; las constelaciones cambiarían significativamente a lo largo de una vida humana. 

Pero hay más, el libro de Hesse divulga el descubrimiento de un anillo o disco de radiación compuesto por partículas fotónicas que rodea a la gran estrella Alción. Se dice que la banda de partículas fotónicas, es producto de la descomposición o división del electrón y que esas partículas son absolutamente lumínicas, es decir, pura luz. No existe la sombra; sólo luz por todos lados. 

También se afirma que la Tierra, “…al ingresar en el Cinturón de Fotones, pasará por un sector denominado Zona Nula, en donde la oscuridad será total; este paso tendrá una duración de aproximadamente tres días; en este período no existirá absolutamente nada de luz: ni del sol, ni de las estrellas, ni del universo. Durante esos tres días no habrá luz artificial, porque no funcionará ningún tipo de energía eléctrica a consecuencia del hipermagnetismo existente. Nada funcionará, porque no habrá ningún tipo de energía natural o artificial, solo habrá oscuridad total, durante 3 días.” 

Según otros expertos en el tema: “Durante esos tres días, les es fuertemente recomendado encender velas para captar ciertas entidades que habrán roto el velo y que ustedes podrán percibir. En ese momento, deberán orar, deben reunirse lo mas posible aún en un pequeño espacio para poder reconfortarse mutuamente, para que se puedan amar, es decir desplegar esa energía de amor alrededor de ustedes, esto será de gran ayuda.” 

Menos mal que el fuego de una vela no es ninguna energía natural ni artificial. ¿Sabe alguien cuántas velas son necesarias para hacer unas lentejas o poner una cafetera? 

“La compresión de la atmósfera haría que toda la materia se hiciera más densa, con la posibilidad de que se produjeran reacciones en cadena o explosiones nucleares de los materiales radiactivos almacenados en la Tierra”. Según Essene y Nidle, estos peligros no nos habrían afectado porque (si su predicción no hubiese sido una estúpida mentira) se habría producido “…un aterrizaje de naves extraterrestres con tripulaciones de técnicos que vendrían a ayudarnos en esos momentos críticos.” 

Hasta aquí conviene hacer algunas observaciones. Por ejemplo, se habla de “partículas absolutamente lumínicas”, y digo yo ¿los fotones que hasta ahora conocemos son minusválidos?. “No existe la sombra”; pues será porque todo se vuelva transparente. De lo contrario, aunque la luz viniese de todas partes, un cuerpo opaco seguiría impidiendo el paso de cualquier partícula lumínica por fantástica que ésta sea. 

Imagínense rodeados de luz blanca (suponiendo que estén todas las frecuencias); miren hacia donde miren no verán nada más que luz blanca, pues viene de todas las direcciones. Y lo que es peor, cuando busquen un descanso para sus inútiles ojos no lo encontrarán; pues, aunque cierren los párpados, esas cojonudas partículas lumínicas los atravesarán como si tal cosa. De forma que, durante 2.000 años, no se podrá pegar ojo o, mejor dicho, no servirá de nada. 

Además, es una luz que “no produce calor”. Menos mal, porque 24 horas de luz al día hasta en la gruta más profunda, si además produjera calor, sólo nos faltaría ponernos una manzana en la boca como hacen en Segovia con los cochinillos antes de cocinarlos. 

La Zona Nula es otro sinsentido. Si existiera algo parecido no habría pasado desapercibido en los estudios de la Radiación de Fondo de Microondas. Sin duda, ese vacío de energía se habría hecho notar en la uniformidad con que esa radiación está distribuida en el espacio. 

Pero volvamos al Cinturón de Fotones. No es seguro que allí haya payasos y globos de colores, pero ni puñetera falte que hace; porque producirá maravillosos efectos: “alteraciones en la fotosíntesis del reino vegetal, generando cambios importantes en la alimentación del ser humano, paso importante para su nueva evolución. Estos cambios también se manifestarán en nuestro ADN. Así mismo, aumentaremos nuestra frecuencia vibratoria…” “…pasaremos de la tercera a la cuarta dimensión…” “Además, parte de la Humanidad estaría integrada en la llamada Jerarquía Espiritual, capacitada para establecer una intima relación con los co-guardianes del planeta (delfines, ballenas, etcétera).” 

¡Vaya, que hermoso cuadro! humanos, delfines y ballenas chapoteando juntos en un mar de amor. Ya los veo formando círculos en los mares cogidos de las aletas y/o manos, para entonar cantos a la Madre Naturaleza. 

¿Y qué decir de esto?: “Al entrar en el cinturón fotónico, nuestro cuerpo físico pasará a ser semi-etérico y poseerá muchas de las características del cuerpo etérico. Este cuerpo podría ser modificado por la mente tan fácilmente como se cambia de pensamientos.” 

Por fin todas las chicas podrán ponerse moradas comiendo de lo que más engorda, y jamás tendrá que pasar por un quirófano para conseguir las medidas que desean. Y a vosotros, chicos, … ¿qué os voy a contar que no se os haya ocurrido ya? ¡Si es que sois unos cochinos, además de mal dotados! 

Lástima que estas predicciones sean sandeces sin ninguna base. Muy al contrario, si existiese algo parecido al Cinturón de Fotones, deberíamos preocuparnos seriamente por las extinciones masivas de las especies de hábitos nocturnos o, simplemente, de aquellas que necesitan de la visión para alimentarse. Por su parte, el cese del calor del Sol pondría en marcha una cadena de desastres como fin del ciclo de lluvias y la congelación de toda el agua de la superficie del planeta. 

Haciendo un benévolo esfuerzo de imaginación, sólo se me ocurre relacionar todos estos desatinos con el efecto de “lente gravitatoria”: un fenómeno de ilusión óptica que se da cuando un objeto brillante como una estrella o una galaxia se encuentra justo detrás de otro objeto de gran masa; el campo gravitatorio desvía la trayectoria de los haces de luz del cuerpo brillante de forma parecida a como lo haría una lente. En un caso ideal recibiríamos la falsa imagen en forma de anillo, fenómeno que se conoce como “anillo de Einstein”. En cualquier caso, una ilusión óptica nunca pondría en peligro el suministro eléctrico, ni produciría ningún cambio en el Planeta. 

¡Más difícil todavía! Sabemos que los fotones (que normalmente se mueven en línea recta) pueden ser desviados por un potente campo gravitacional. Para curvar la luz en 360º necesitaríamos un campo gravitacional muy muy muy muy … potente. Aun así, no se formaría un anillo, sino una espiral que desembocaría en el cuerpo que genera ese campo. Por otra parte, si existiera un campo gravitatorio tan descomunal, estaríamos sintiendo sus efectos desde hace algunos años; el sistema solar estaría siendo literalmente engullido por él. 

En internet podemos encontrar muchas versiones sobre el cuento del Cinturón de Fotones; en algunas, la acumulación de disparates alcanza límites propios de un mal viaje con LSD: “la rotación de la tierra cesará…”, “se romperán los campos magnéticos…”, “nuestro planeta quedará quieto durante cinco días”. Menos mal que “la Confederación Galáctica aconseja a la humanidad que almacenen agua, velas, alimentos y que se mantengan unidos para asegurar su supervivencia.” 

Pero después de esa caótica semana “habrá 2.000 años de paz y armonía. Un mundo de luz perpetua (hasta en los rincones más oscuros) va a desanimar a los criminales y a la maldad que crecen y se perpetúan en la oscuridad.”  

Obviamente, a nadie se le ocurre cometer un delito con luz; esas cosas (y algunas de otra índole) se hacen siempre a oscuras. Sin embargo, no podemos descartar que un invidente, incapaz de percibir la luz, se líe a bastonazos con la gente y lastime a alguien. 

“En esta Edad de Oro que llega, cada ser humano tendrá la oportunidad para realizar todo su potencial. Esta nueva época, predicha en las revelaciones bíblicas, será una edad en que la gente podrá descubrir sus verdaderas habilidades psíquicas, como la telepatía y la telekinesis, entre otras.” 

“TODO AQUEL QUE NO ESTE VIBRANDO (¡un fraile, dos frailes, tres frailes, ateo el que no vibre!) EN UN NIVEL DE CUARTA DIMENCION HACIA ARRIBA, SERÁ DESECHADO POR LA NATURALEZA MISMA. No serán juicios de Dios, como nos han hecho creer, sino el nuevo ajuste de la madre Naturaleza… PREPAREMONOS PUES Y QUE DIOS NOS BENDIGA A TODOS CON SU LUZ!! ADELANTE MENSAJEROS DE LA LUZ, EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA NOS ESPERA!!” 

Mientras que un humano como yo, con Bajas Vibraciones, poco evolucionado espiritualmente y cegado por el materialismo, escribe este texto escéptico, entidades extraterrestres de la Constelación de Sirio estarían trabajando amorosamente para que nuestro ADN recupere las 10 hélices perdidas. Sí, porque como todo el mundo sabe el ADN tenía 12 hélices antes de la expulsión del jardín del Edén. 

“La Tierra será restaurada y sanada y la maldad no será ya más. Preparémonos, pues, ya que nos queda poco tiempo. De aquí a unos meses o tal vez un par de años veremos el cielo surcado de señales y de las naves (OVNIs) de la Federación moviéndose de un lugar a otro para ir creando conciencia en las gentes, como señal del advenimiento del deseado de todas las naciones, el cual vendrá con gran poder, llenando los cielos, acompañado de más de 10 millones de naves y hermanos de diferentes puntos del universos.” 

“La Confederación Galáctica, por diferentes medios lo ha advertido años antes a las autoridades del gobierno y de la Iglesia, pero estas una vez mas ocultaron algo de vital importancia para la humanidad” Mira que son malos… 

Algunos listillos, para no complicarse la vida y esquivar el peliagudo tema de las catástrofes que se deberían generar, cortan por lo sano y adoptan una versión más cómoda. Así, para “abandonar el anillo mas rápidamente la Confederación Galáctica ha dispuesto que la tierra entre en una burbuja interdimensional de rescate que la trasladará fuera del anillo hacia la quinta dimensión. Llegaríamos a este glóbulo de rescate por el año 2012-2013, un período de diecisiete años que pondrá fin a la luz constante y nos volverá a un ritmo de doce horas de luz y doce horas de oscuridad.” Si es que todo tiene arreglo, hombre de poca fe. 

En esta misma línea, no me resisto a reproducir este fragmento ejemplar de la literatura magufa: 

“Adicionalmente, la ruptura de la capa de ozono a finales de los setenta y comienzos de los ochenta señala otro cambio critico creado en parte por el Cinturón Fotónico al acercarse. Demos ahora un vistazo al Sol y veamos lo que él ha estado pasando. En 1987 y 1988, los sirios (extraterrestres) cambiaron la polaridad de los cuerpos sutiles del Sol de modo que el Cinturón Fotónico no pudiera afectar de manera adversa al Sistema Solar. Primero cambiaron la polaridad de los cuerpos solares sutiles realineándolos con las nuevas redes que están siendo creadas por Los Señores del Tiempo (la Fuerza Supervisora de DIOS que se encarga de la creación continua de éste universo físico). En segundo lugar, los científicos de la Federación Galáctica variaron la sincronización del ciclo de las manchas solares para facilitar que el Sol se adapte a este nuevo alineamiento de los cuerpos sutiles. Las vastas presiones sobre su Sistema Solar han sido eliminadas.” ¡Uf, que alivio! 

“…la Federación Galáctica ha situado varias naves de Investigación atmosférica y equipos de personal de rastreo. Su único propósito es vigilar el hueco en la capa de ozono y asegurarse de que no se vuelva intolerable para la vida sobre su planeta. Además, estas naves y sus tripulaciones son capaces de supervisar y corregir actividades sísmicas, que se están presentando ahora a medida que su planeta y el Sistema Solar se aproximen y entren a la zona nula del Cinturón Fotónico. Lo que puede parecer para ustedes una perdida, será realmente un beneficio que permitirá que los campos de energía fotónicos sean alterados a nivel sub atómico y se convertirá en la fuente de energía básica de su Sistema Solar.” 

Es decir, que esos hombrecillos verdes son responsables, por acción u omisión, de los desastres naturales que en los últimos años se han cobrado miles de vidas. Dudo mucho que, a una madre que ha perdido un hijo por un terremoto o un tsunami le sirva de consuelo la alteración de los campos de energía fotónicos a nivel sub atómico.

Bajas Vibraciones XXVI: ENCUENTROS EN EL TERCES DESFASE

La vida es una carretera en la que los crédulos son candidatos idóneos para sufrir aparatosos accidentes e incluso llegar perder la vida. Desgraciadamente, algunos ya son cuerpos inertes que alimentan a los carroñeros del misterio y la falsedad; otros muchos, sin embargo, pueden ser advertidos del peligro con la adecuada señalización vial.

Si con la anterior entrega les agüé la fiesta a los amiguitos de los hombrecillos verdes, leyendo el presente Bajas Vibraciones comprenderán que lo hice por razones puramente humanitarias y en cumplimiento del deber de auxilio en carretera. 

El mito y el pensamiento mágico tienen una base psicológica muy profunda en el hombre, pero en el siglo XVII se inició afortunadamente una revolución en el pensamiento humano, dejando éste de ser exclusivamente especulativo para someterse a la prueba experimental. 
Los humanos del siglo XXI no podemos permitirnos involucionar abandonando caprichosamente la lógica y la racionalidad que tantos frutos nos ha aportado.
 

Concluía la anterior entrega diciendo que los ovnis, lo mismo que sucedió con las brujas en el siglo XVIII y los espíritus en el XIX, han pasado a formar parte del imaginario colectivo; y, como todos los mitos, han acabado constituyendo un sistema de creencias; una religión. Veamos hasta que punto. 

LAS AUTORIDADES ESPIRITUALES (y Nietzsche) ADVIERTEN HAY QUIENES DESEAN SABER Y HAY QUIENES QUIEREN CREER. 

“Ellos, los hermanos del espacio, están aquí. Nos observan y ven con preocupación nuestras acciones. Están aquí para guiarnos, para conducirnos a una mejor vida, a desarrollar nuestras capacidades a niveles insospechados. A liberarnos del yugo de la materia y los problemas cotidianos. A hacernos saltar al siguiente paso evolutivo. Alcemos nuestra vista al cielo. Seamos sensibles a su mensaje”. 

Si usted, como millones de personas, se ha sentido intrigado por el tema de los ovnis y ha buscado información al respecto, seguramente le resultará familiar el contenido del párrafo anterior. 

El deseo de conocer es un síntoma muy saludable en el ser humano. Sin embargo, el mundo las seudo-ciencias puede llegar a ser un terreno peligroso para todo aquel que no esté convenientemente vacunado contra la irracionalidad. Nuestra sed por lo “asombroso”, nos hace susceptibles de ser seducidos por noticias infundadas, falsos investigadores con chaleco multibolsillo y, en general, cualquier rumor estúpido que circule por internet. Si bajamos la guardia, nos podemos convertir en presas fáciles de grupos que abiertamente se autoproclaman como “amigos o seguidores de los extraterrestres”. 

Algunos de estos clubes son totalmente inofensivos; simples grupos de amigos; gente idealista, crédula y con mucha imaginación que, a veces, llegan a sugestionarse los unos a otros hasta límites sorprendentes. Sin embargo, otros son verdaderas sectas de fanáticos dispuestos a cualquier atrocidad (por ejemplo: suicidarse coincidiendo con el paso de algún cometa). En general, estas sectas apocalípticas venden la “salvación” como ha hecho la Iglesia durante siglos, sólo que en la versión hombrecillos verdes. Ser captado por uno de estos grupos puede tener las mismas consecuencias que la más nociva de las sectas. 

Frecuentemente, la paranoia forma parte de las creencias de estos grupos. Pruebe a ingresar en alguno de ellos manifestando interés por los ovnis, aunque manteniendo abiertamente una postura escéptica. Ya verá lo poco que tardan en acusarle de ser un “agente de desinformación del gobierno”. Sí, porque todos los gobiernos están controlados por los illuminati, la Comisión Trilateral, los Bildebergers, los extraterrestres grises, etc. Cualquier crítica que ponga de relieve la falta de evidencias, lejos de desacreditarlos, los refuerza en sus creencias. Una buena teoría de conspiración puede incorporar en ella cualquier cosa, por muy contradictoria que parezca, y voltearla a su favor. Insistirán en que "los extraterrestres controlan este planeta usando gobiernos secretos…” y afirmarán que  “La VERDAD es opuesta a lo que quieren que veas…" 

Muchos se preguntaran cómo es posible que alguien se deje liar por estos grupos de pirados. En realidad es más fácil de lo que parece; las personas siempre están a la búsqueda de algo novedoso e insólito, el tema OVNI es un fenómeno muy seductor alimentado por el cine, los medios de comunicación y un sin fin de charlatanes. La gente (generalmente joven) se aficiona a él, y empieza  recopilar información. Ya sólo es cuestión de tiempo que se tropiecen con gurús que aseguran tener un conocimiento privilegiado sobre los extraterrestres. 

Posteriormente, al encontrar un ambiente agradable, y rodeados de semejantes que tienen las mismas aficiones y creencias, el recién captado comienza a integrarse en la comunidad, siendo su primer paso el renunciar a su individualidad y a su capacidad de crítica. A partir de ese momento, el nuevo integrante es capaz de creer cualquier cosa y hacer cualquier encargo de su líder, por muy irracional que sea. Y como veremos a continuación, en algunos casos este sectarismo lleva a la muerte; una advertencia para aquellos que, se zambullen en lo insólito dejando en tierra su salvavidas: el criterio racional. 

PUERTA DEL CIELO (HAVEN’S GATE) 

Cuando el cometa Hale-Bopp se acercaba a la Tierra algunos resucitaron la superstición medieval por la que los cometas eran presagios de calamidades. Otros quisieron ver en el cometa a “la estrella de Belem que ha aparecido de nuevo señalando el fin del mundo”. Fantasías más elaboradas relacionaban al cometa con la leyenda de los Oannes, seres míticos mitad humanos y mitad peces que presuntamente trajeron la escritura y el conocimiento a los sumerios. Y de este modo, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el Hale-Bopp pasó a convertirse en una línea de metro extraterrestre cuya próxima parada era la Tierra. 

Para colmo, un aficionado a la astronomía fotografió el cometa y para su sorpresa descubrió en la imagen un objeto luminoso que parecía estar en el mismo plano. Dicho aficionado, sin la menor verificación, participó en programa radiofónico de Art Bell, que se transmite a todo Estados Unidos y es conocido por su fanatismo en todo tipo de temas para-normales. Allí, ante los micrófonos, describió que un “misterioso objeto similar a Saturno” venia siguiendo al cometa. Aunque posteriormente se descubrió que el objeto era en realidad una estrella con cierta difracción causada por el equipo del usuario, nada podía detener ya la epidemia de fiebre platillista. La idea de una nave extraterrestre siguiendo al Hale-Bopp inundó el mundillo paranormal, fue pregonada a los cuatro vientos por un gran desfile de pseudos investigadores. La tragedia vendría después. 

El 26 de marzo de 1997, nos enteramos de un estremecedor suicidio colectivo que tuvo lugar en la zona residencial de Rancho Santa Fe, en San Diego, California. Allí, veintiuna mujeres y dieciocho hombres (algunos de ellos castrados) se suicidan con un cóctel de vodka y barbitúricos. Al lado de sus ordenados cuerpos yacen las maletas con sus pertenencias personales como si estuvieran listos para viajar. Sus creencias, expresadas en un video de despedida y en su página de internet, refieren a la llegada del fin de los tiempos cuando ellos, como elegidos, sean elevados a un nivel superior de existencia. Para lo cual deben abandonar sus “receptáculos” (es decir, sus cuerpos) y, posteriormente, abordar una nave extraterrestre que viene en la cola del Cometa Hale-Bopp. 

ORDEN DEL TEMPLO SOLAR 

Esta secta fue fundada en 1974 por Luc Jouret (un belga diplomado en homeopatía) y Joseph di Mambro (condenado por estafa y vinculado con la venta ilegal de armas); los cuales serán gran maestre y sumo sacerdote de la orden respectivamente. 

Jouret se comunicaba con maestros extraterrestres de un planeta llamado Próxima, los cuales salvarían a los elegidos cuando el Apocalipsis estuviera cerca. Dichos extraterrestres eran producidos por un sofisticado y costoso equipo de efectos visuales que Joseph di Mambro había adquirido en los Estados Unidos. Los mensajes de Jouret estaban cargados de motivos racistas y pro-nazis. 

En Octubre de 1994 en localidades de Canadá y Suiza mueren un total de 53 personas en un suicidio ritual. Ello incluye la matanza de un matrimonio y su bebé de dos meses, que fue brutalmente acuchillado por los miembros de la secta, que lo consideraban el anticristo. En la navidad de 1995 otros 16 miembros del Templo Solar se suicidan en un bosque de Francia. El 23 de Marzo de 1997, cinco miembros de la Orden se autoinmolan en una casa en Québec (Canadá) creyendo que reencarnarían en un planeta de la estrella Sirio. 

GIORGGIO BONGIOVANNI 

Bongiovanni asegura que la Virgen María le habla. El 2 de Septiembre de 1989 cae en trance y le “aparecen” en las manos los estigmas de Cristo (nunca permitió una revisión de los mismos). A partir de entonces inicia un apostolado mundial aclamando el fin del mundo y la necesidad de penitencia, según las recomendaciones que le da la Virgen en sus trances místicos durante los cuales sus estigmas sangran. 

Bongiovanni es una de las cabezas importantes de la agrupación conocida como Centro de Estudios Fraternidad Cósmica, una secta apocalíptica fundada en 1952 por el siciliano Eugenio Siracusa, quien decía ser la reencarnación de Juan el Evangelista, Hermes Trimegisto, Cagliostro y Rasputín, entre otros. Entre los conceptos que difunde se encuentra la idea de abandonar voluntariamente esta vida para ascender a otro plano más feliz de existencia en otro mundo; razón por la cual se suicidan algunos miembros de la secta. 

Hacia 1978, caundo unas 50,000 personas formaban parte de Fraternidad Cósmica, Eugenio Siragusa es detenido por la policía italiana acusado de plagio, estafa, extorsión continua y violencia carnal, los denunciantes fueron miembros de la Fraternidad Cósmica. 

Según Siragusa y Bongiovanni, en Agosto de 1991, asistiríamos al fin del mundo, del cual solo sobrevivirían los elegidos; es decir, los miembros de su agrupación. Bajo sus indicaciones  construyeron por todo el mundo una docena de arcas subterráneas con víveres y equipo de supervivencia para aguantar hasta que fueran rescatados por los “hermanos del espacio” durante la “Evacuación Mundial”. El fin llegaría con una asteroide de gran tamaño que impactaría la Tierra alterando el eje magnético terrestre y provocando un cataclismo mundial. Los seguidores vendieron sus propiedades y emigraron a los refugios. 

Todos sabemos que no pasó nada de esto. Como siempre, la profecía falló y los fanáticos hicieron el ridículo, pero esto no supone ningún problema para quien ha abandonado la racionalidad. Tan sólo 32 horas después de la fecha anunciada para el fin del mundo, Bongiovanni cayó en un supuesto trance apareciéndole nuevos estigmas en los pies. Fue entonces cuando recibió un presunto mensaje de Cristo. Bongiovanni declaró que tras esta prueba de fe “…en el plano astral el planeta ya está muerto”. Desde entonces cualquier acontecimiento ha sido tomado como señal del inminente fin del mundo y se han hecho repetidas profecías fallidas. 

MISION RAMA 

Este grupo fue fundado por el peruano Sixto Paz Wells, quien dice tener contacto con un extraterrestre llamado Asthar Sheran, comandante intergaláctico, cuya misión consiste en rescatar a un grupo de elegidos en los días anteriores a la destrucción de la Tierra por la llegada de un gigantesco planeta denominado Ajenjo o Hercolubus. 

Una facción española que se escindió de los grupos Rama se autodenominada Comando Ashtar. Su líder, Juan Ester, declaro que “el actual Sixto Paz Wells es un farsante, pues el original se suicidó hace algunos años”, además declaró ser “legal embajador” de Bongiovanni ( cosa que el “profeta italiano” niega ) y “guerrero que ha de resucitar el sentimiento nazi en Europa tras la caída del arcángel Hitler”. 

Otra facción conocida como “Grupo Sirio” o “I am” se ha apropiado de la filosofía de la Fundación Urantia y asegura recibir instrucciones de un extraterrestre llamado Kasteda para preparar un refugio contra el cataclismo final por venir. Además agregan: “cada adepto posee un maletín preparado para irse de este mundo” (es decir, más suicidas). 

NIÑOS DE DIOS 

La secta “Niños de Dios” ha sido acusada en diversos países de prostitución ritual, incesto, abuso sexual a menores entre otros delitos. Su propaganda declaraba la redención personal por medio del acto sexual. Si observamos detenidamente su propaganda veremos una recreación del paraíso post-apocalíptico casi estilo Walt Disney que incluye una catedral del amor con exhibiciones sexuales y alumbramientos, un pabellón sobre las energías piramidales e instalaciones con “platillos voladores”. 

Y MUCHISIMOS MÁS 

La cantidad de cultos ovni que existen en la actualidad es enorme. Sin embargo, nadie puede aventurar una cifra, ya que no existe ningún tipo de registro. Además, cuando una de estas sectas se registra, lo hace disfrazada de asociación para el estudio de tal o cual tema. Por lo general, los grupos OVNI formados por presuntos contactados con los extraterrestres terminan cayendo en la trampa de transformar sus metodologías en rituales, su experiencias y filosofía en religión; consideran a sus contactados como lideres espirituales, y a los extraterrestres como ángeles o dioses. Ese es el inicio de un culto OVNI. 

La Sociedad Aetherius fue fundada en Inglaterra en 1955 por George King, quien declaró mantener contacto con extraterrestres que lo nombraron la voz del “Parlamento Interplanetario”, aseguró haber viajado en platillos voladores e incluso conversado con Jesucristo (que es un extraterrestre) y un otro alienígena de nombre Aetherius, del cual toma su nombre la sociedad. La Sociedad Aetherius se ha constituido oficialmente en una iglesia, tienen templos y celebran ceremonias religiosas. Sus actividades se asemejan a la conducta tradicional de los seguidores de la Nueva Era; sus miembros organizan cadenas de oración y meditación por diversas partes del mundo con el convencimiento de que “ayudan física y espiritualmente al equilibrio armónico del planeta”. De la misma forma desarrollan excursiones de alpinismo hacia altas montañas para orar en sus cimas y “recargar los puntos energéticos del planeta”. Sin embargo no solamente emplean la oración para “recargar”  ciertas zonas de la Tierra, además han inventado construido sofisticados aparatos con tecnología alienígena que, presuntamente,  “cargan los centros energéticos subterráneos del planeta”. 

El Movimiento Raeliano, es iniciado en 1973 por Claude Vorilhon (un ex-reportero francés), según el cual, los “Elohim” son los creadores de la humanidad y, por tanto, nosotros somos el resultado de sus experimentos. Dentro de sus enseñanzas se encuentra la idea de instituir a nivel mundial un método de gobierno de corte fascista: la geniocracia; donde, sólo aquellos ciudadanos con un aceptable nivel de educación tienen derecho a votar y ser votados. 

Recientemente, los raelianos anunciaron (sin haberlo demostrado hasta la fecha) que habían logrado el primer ser humano clonado. Según sus creencias, la clonación es el método ideal para alcanzar la inmortalidad. Obviamente, quienes sostienen tan absurda idea, ignoran que un clon sería otra persona completamente distinta en cuanto se refiere a la personalidad, la memoria y demás aspectos de la conducta. No obstante, en el colmo de la estupidez, su líder, Rael, llegó a declarar que “buscaba clonar a Hitler para hacerlo pagar por sus crímenes”. 

En fin, señores raelianos, no se desesperen si no consiguen clonar a Hitler. Y recuerden que en España tenemos a Aznar (ya se que no es lo mismo, pero se da un aire con ese bigotillo). Estamos dispuestos a prestárselo para que le hagan pagar por los crímenes que quieran.