Edgar Cayce (1877–1945), conocido como el “profeta durmiente”, es celebrado por sus seguidores como uno de los mayores psíquicos de América. Cayce afirmaba acceder a un estado de trance que le permitía obtener información de un nivel de conciencia superior, como el registro akáshico, para realizar diagnósticos médicos, lecturas de vidas pasadas y predicciones futuristas. Aunque sus “lecturas” fueron documentadas y promocionadas extensamente, desde una perspectiva escéptica, las afirmaciones de Cayce carecen de fundamento científico y se explican mejor como producto de observación, imaginación y técnicas pseudocientíficas.
Las lecturas y sus limitaciones
Cayce realizó alrededor de 30,000 lecturas psíquicas durante su vida, muchas de las cuales trataban temas médicos. Bajo trance, describía enfermedades y recomendaba tratamientos que incluían métodos de osteopatía, homeopatía, naturopatía y remedios extraños como “ceniza animada”, creosota de pino o jugo de chinche. Estas recomendaciones, consideradas como avances por sus seguidores, no tienen respaldo científico y, en algunos casos, eran potencialmente peligrosas. Por ejemplo, sugirió colocar la piel de un conejo recién despellejado sobre un cáncer de mama.
Origen y popularidad
El reconocimiento de Cayce como figura espiritual y médica se amplificó con la publicación de libros como The Story of Edgar Cayce: There is a River (1945), que atribuyó curaciones milagrosas a sus habilidades psíquicas. Durante su vida, también promovió ideas esotéricas como el Gran Cristal de la Atlántida y predicciones apocalípticas, entre ellas, que California se deslizaría al océano, que Nueva York sería destruida y que en 1958 se descubriría un “rayo de la muerte” usado en la Atlántida. Ninguna de estas predicciones se cumplió.
El atractivo de Cayce residió en su carisma, su tono autoritario y su capacidad para responder preguntas en un contexto de incertidumbre médica y espiritual. Esto lo convirtió en una figura prominente entre los movimientos de la nueva era.
Perspectiva crítica
Desde el escepticismo, las afirmaciones de Cayce son problemáticas por varias razones:
- Falta de controles científicos: Sus lecturas no fueron evaluadas bajo condiciones controladas. No hay forma de separar la información obtenida mediante observación, comunicación previa con pacientes o asistencia de terceros de su supuesta percepción psíquica.
- Predicciones incorrectas: Las predicciones futuristas de Cayce, como la conversión de China al cristianismo en 1968 o el descubrimiento de tecnología atlante, han sido consistentemente incorrectas.
- Explicaciones médicas dudosas: Sus diagnósticos y tratamientos eran incompatibles con el conocimiento médico incluso de su época, y muchos de sus “éxitos” pueden explicarse por el efecto placebo.
- Mitología personal: Su biografía está rodeada de mitos, como la afirmación de que era analfabeto o de que podía absorber libros colocando su cabeza sobre ellos, historias promovidas por sus seguidores sin evidencia verificable.
- Ad hoc hipótesis: Cuando Cayce fallaba, sus defensores ofrecían explicaciones alternativas. Por ejemplo, en un intento fallido de localizar un tesoro enterrado, se argumentó que el tesoro había sido desenterrado previamente o que se enterraría allí en el futuro.
El legado de Cayce
A pesar de la falta de evidencia científica, Cayce sigue siendo una figura emblemática en la cultura espiritualista y la nueva era. La Asociación para la Investigación y la Iluminación (ARE), que él fundó, conserva sus lecturas y promueve su legado. Para los escépticos, Cayce representa un ejemplo clásico de cómo el carisma personal y la necesidad humana de esperanza y explicación pueden eclipsar la racionalidad y la evidencia.