Lorenzo Salas González
La ciencia se puede equivocar y hasta lo reconoce. La creencia simplemente cambia su versión y vuelve a tener su “verdad”.
La ciencia busca la verdad. La creencia le huye.
La ciencia pretende ser objetiva. La creencia es eminentemente subjetiva, por más que sus dichos sean compartidos por multitudes.
La ciencia está formada por miles de entes racionales. La creencia por millones de seres pasionales, apasionados y emotivos.
La ciencia busca, investiga, organiza, va con cautela, valora sus logros, reflexiona sobre sus descubrimientos, los comparte y procura que más gente los haga suyos. La creencia afirma, impone, ordena, exige credibilidad, reclama la posesión de la verdad, no recurre a método alguno como no sea la exigencia de una sumisión absoluta, lo que, además, no le importa que no sea método alguno.
La ciencia es razón, la creencia, corazón.
La ciencia es realidad, la creencia fantasía, imaginación, desbocamiento de la mente.
La ciencia tiene que probar, la creencia se limita a afirmar.
El camino de la ciencia es recto y plano. El de la creencia es abrupto, retorcido, a veces curvilíneo o en forma de espiral y la circundan los caminos inmensos de la incertidumbre.
La ciencia se renueva ante los nuevos descubrimientos. La creencia los niega, los rechaza, los critica y finalmente los acepta, pero nunca reconoce haberse equivocado.
La ciencia libera, la creencia somete.
La ciencia es punta de lanza del desarrollo y la creencia es su freno, su obstáculo, su impedimento, que usa la fe como arma.
La ciencia es lucha por mejores condiciones de vida. La creencia es complicidad devastadora de la vida, sobre todo cuando encuentra un líder carismático que encabece su visión errónea del mundo.
La ciencia está al servicio de la humanidad aquí en la Tierra. La creencia está al servicio de un ente extraterrestre al que cada quien entiende como quiere y hace de él lo que ella quiere.
La creencia habla de paz y hace la guerra. La ciencia está obligada a servir a la paz y la traiciona cuando sirve a la guerra.
No toda creencia es nociva como bien se la describe en el artículo. Es necesario que se está refiriendo a la creencia RELIGIOSA. Del mismo modo cuando se denosta la fe. Lo que debe resistirse es la fe RELIGIOSA.
Por ejemplo, yo tengo fe que la empresa de omnibus saldrá el próximo 31 de julio a las 20:00 hacia el destino que necesito. En función de esa fe (o creencia, si queremos llamarle), yo reservo y abono el pasaje por adelantado. Le llamaría yo fe EMPÍRICA, versus la fe RELIGIOSA, irracional, pasional, absurda, etc.