Un sitio Cristiano que ofrece consejos a parejas sobre cómo vivir los roles de género basándose en la Biblia, recientemente aconsejó a los hombres que no deberían ver las caras de sus esposas durante el sexo si ellas lo hacen a regañadientes.
En una columna del sitio Web BiblicalGenderRoles.com la semana pasada, un escritor que se hace llamar Larry Solomon, afirmo que el hombre “no debe tolerar un rechazo”.
De acuerdo al columnista Cristiano, las mujeres que no deseen tener sexo con sus maridos, deben “fingir hasta que lo hagan”.
Pero Solomon notó que forzar a las esposas a tener sexo no siempre resulta en una experiencia agradable para el marido.
“Necesitas darte cuenta también que ya sea que tu esposa lo sepa o no, ella también necesita sexo”, opinó. “Si tú no tienes sexo con tu esposa a intervalos regulares, incluso cuando ella no tenga ganas pero de todas formas acepte, te estarás abriendo a la tentación.”
“Enfoca tus ojos en su cuerpo, no en su cara. Enfócate en el placer visual que recibes de ver su cuerpo y del placer que recibes de estar dentro de tu esposa,” recomendó Solomon. “Quieres conectarte con ella físicamente Y emocionalmente durante el sexo. Pero tu mujer es la que está rehusándose a conectarse contigo emocionalmente, así que tienes que concentrarte 100% en el lado físico.”
Solomon dijo que el hombre debería pensar que las esposas reticentes son como Medusa, el monstruo de la mitología Griega que podía convertir a los hombres en piedra si la veían a la cara.
“Sé que amas a tu esposa, la mayoría de los hombres aman a sus esposas. Pero el pecado es feo. La hermosa cara de tu mujer se vuelve fea durante este momento pecaminoso en el que ella está dándote sexo a regañadientes mientras gesticula deseando que simplemente te apures y termines pronto”, dijo el escritor.
“Así que como el hombre que no podía ver la cara de Medusa o moriría, comprende que si ves a tu mujer cuando ella está mostrando una actitud pecaminosa hacia el sexo, te matará tu placer sexual y hará mucho más difícil para ti que logres una conexión física y el descanso que necesitas”, concluyó. “Algunas veces tenemos que trabajar con el comportamiento pecaminoso de nuestras esposas y esta es una de esas ocasiones.”
En una columna a principios de año, Solomon insistió que “no existe tal cosa como la violación marital.” Una mujer, dijo, puede pedir a su esposo que retrase el sexo por un corto periodo pero la petición “debe ser hecha humilde y respetuosamente, y siempre con la actitud en mente de que su cuerpo pertenece a su marido.”