La fe no es algo que deba esconderse. Al contrario, debe expresarse y compartirse. Y obligar a la gente a esconder su fe es atentar contra su libertad de expresión. La fe es una luz que debe encenderse y usarse para iluminar, no esconderse. Y lo mismo pasa con los hijos. Por supuesto, expresar y mostrar la fe no implicar imponer. Ninguna creencia ni idea debe imponerse.
Lalo Marquez
on marzo 7, 2013 at 6:59 pm
Sucede, Talmid, que usualmente se refiere uno a su propia fe. Pero ¿mantendrías esa misma posición de pensamiento al hablar de una fe distinta a la tuya? Imagina estos escenarios:
1) Un día te das cuenta que varios satanistas se han mudado a tu colonia y sus hijos ahora son compañeros de tus hijos e incluso tus vecinos satánicos son maestros en las escuelas locales ¿estás de acuerdo que los maestros, compañeros, amigos y papás de los amigos les compartan a tus hijos su fe en el Señor de las Tinieblas, y que comiencen a expresarlo en carteles públicos, en sus cuentas de Twitter, en sus muros de Facebook, en cartas cadena, e incluso en la puerta de tu propia casa como Testigos de Jehová?
2) Vamos siendo menos drásticos, y usando el mismo escenario anterior, esta vez en lugar de satanistas, que sean hinduístas adoradores del Gran Pene de Shiva o de la Trompa de Ganesha, o adoradores del dios islámico Alah y su profeta Mahoma, o de tribus autóctonas con deidades y creencias animistas, o cultos extremistas de esos que frecuentemente terminan en suicidios masivos, etc.
Seguramente al defender “la fe” el único escenario en el que has pensado es en donde TU FE sea la que tenga esa libertad y no las de todos los demás, especialmente la fe que sea toalmente contraria a la tuya ¿cierto?
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La fe no es algo que deba esconderse. Al contrario, debe expresarse y compartirse. Y obligar a la gente a esconder su fe es atentar contra su libertad de expresión. La fe es una luz que debe encenderse y usarse para iluminar, no esconderse. Y lo mismo pasa con los hijos. Por supuesto, expresar y mostrar la fe no implicar imponer. Ninguna creencia ni idea debe imponerse.
Sucede, Talmid, que usualmente se refiere uno a su propia fe. Pero ¿mantendrías esa misma posición de pensamiento al hablar de una fe distinta a la tuya? Imagina estos escenarios:
1) Un día te das cuenta que varios satanistas se han mudado a tu colonia y sus hijos ahora son compañeros de tus hijos e incluso tus vecinos satánicos son maestros en las escuelas locales ¿estás de acuerdo que los maestros, compañeros, amigos y papás de los amigos les compartan a tus hijos su fe en el Señor de las Tinieblas, y que comiencen a expresarlo en carteles públicos, en sus cuentas de Twitter, en sus muros de Facebook, en cartas cadena, e incluso en la puerta de tu propia casa como Testigos de Jehová?
2) Vamos siendo menos drásticos, y usando el mismo escenario anterior, esta vez en lugar de satanistas, que sean hinduístas adoradores del Gran Pene de Shiva o de la Trompa de Ganesha, o adoradores del dios islámico Alah y su profeta Mahoma, o de tribus autóctonas con deidades y creencias animistas, o cultos extremistas de esos que frecuentemente terminan en suicidios masivos, etc.
Seguramente al defender “la fe” el único escenario en el que has pensado es en donde TU FE sea la que tenga esa libertad y no las de todos los demás, especialmente la fe que sea toalmente contraria a la tuya ¿cierto?