No hay manera más sencilla de refutar los conceptos pseudocientíficos más que divulgando la verdadera ciencia. Esta es una actividad que proporciona conocimiento confiable acerca del Universo en el que vivimos.

Existe en canal 34 de Televisión Mexiquense un programa que se anuncia como un espacio para la entrevista y el debate conducido por Carlos Ramos Padilla. Va en Serio, que es como se titula este espacio televisivo, presenta en cada transmisión algún especialista para hablar sobre temas políticos, económicos, sociales, así como cualquier tópico que pueda desencadenar la anécdota interesante o el debate ardiente. Siendo una persona versada en ciencia, mi crítica viene directamente al escaso respeto que se le ha dado a esta actividad humana y al público en general por parte de este espacio.

Hace algunos programas, el señor Ramos ofrecía a su público una entrevista con arqueólogos teniendo como objetivo hablar sobre las zonas arqueológicas en México. El espacio de discusión prometía mucho. Los últimos descubrimientos en cuanto a los restos de culturas precolombinas deberían haber fascinado al público nocturno que esperaba disfrutar de un espacio cultural digno de toda persona. Sin embargo, el debate se arruinó por completo: el conductor sólo insistió en el origen extraterrestre de las mencionadas ruinas construidas hace cientos de años sin darle una buena oportunidad a los especialistas para contarle al público sobre la labor diaria que realizan.

En otra emisión del programa, el mismo conductor anunciaba una emisión para hablar sobre el tema de la vida extraterrestre. Sus invitados: la astrobióloga Antígona Segura Peralta, investigadora del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM y Max Schiaffino: un joven entusiasta que no era ni científico ni especialista en el tema. El posible debate (que fue inexistente), prometía mucho. Hablar sobre las últimas investigaciones científicas en torno a la búsqueda de vida en otros mundos se venía venir como el tema de la noche. El problema surgió cuando el conductor no paró de mencionar argumentos estrictamente pseudocientíficos en torno a que los seres humanos somos visitados por seres extraterrestres y otros asuntos relacionados. La mencionada científica se llevó un gran coraje de su vida al ver que el aspecto científico había sido sustituido por la parafernalia esotérica.

El problema con el mencionado programa es que su conductor deja mucho que desear en cuanto a su labor como periodista. Más allá de ser un presentador imparcial, Carlos Ramos Padilla aparece como un fanático que lo único que desea es justificar su fe invitando de vez en cuando a personas que manejan temas de corte sobrenatural. Es una verdadera lástima que espacios como este, que bien podrían convertirse en una de las transmisiones de mejor calidad en la televisión mexicana en cuanto a barra de opinión se refiere, es simplemente el espacio en el que un creyente manifiesta abiertamente la imposición al público de sus creencias.

El ejemplo anterior ilustra los peligros de la incultura científica. Un televidente que no sepa distinguir entre los conocimientos científicos y las ideas que tratan de aparentar ser ciencia cuando en realidad no lo son, puede ser víctima de todo tipo de abusos por parte de charlatanes. De ahí la necesidad de espacios para la divulgación científica.

Realicemos el siguiente experimento. Les haré dos afirmaciones: 1) Se ha descubierto que las pirámides fueron construidas por seres extraterrestres. 2) Se han descubierto nuevas cámaras ocultas en las pirámides gracias al uso de partículas subatómicas. ¿Cuál afirmación es científica y cuál no lo es?

Si usted mencionó la segunda opción, lo felicito. Hay estudios actuales usando partículas subatómicas para descubrir cámaras ocultas dentro de las pirámides de Teotihuacan. Esto es ciencia realizada por investigadores del Instituto de Física de la UNAM. En cambio, no hay evidencia sustentable que nos haga pensar que seres extraterrestres construyeron las antiguas zonas arqueológicas. El ser humano siempre ha sido capaz de ingeniárselas para realizar todo tipo de construcciones. Si seres inteligentes provenientes de otros planetas hubiesen realmente visitado a nuestros antepasados, una fuerte evidencia de ello sería la conservación de algún instrumento tecnológico muy avanzado para aquella época o el hallazgo de algún cuerpo con características que nos hicieran pensar que no es de este mundo.

No hay evidencia sustentable que nos indique que seres extraterrestres anclados en naves interplanetarias con forma de platillo volante visiten actualmente nuestro planeta. Si realmente esto sucediera, la comunidad científica no se mostraría reacia ante los dudosos vídeos o los tramposos testimonios de gente que desea su minuto de fama en la televisión. La evidencia contundente vendría a ser el hecho de poder tener enfrente de nosotros a la nave extraterrestre y a sus tripulantes. Sin embargo, esto nunca ha ocurrido.

A diferencia de lo anterior, existe mucho investigación alrededor de la posibilidad de vida en otros planetas. Los científicos buscan señales de vida extraterrestre a través de la detección de elementos y compuestos químicos (oxígeno, metano, agua, etc.) que pudiera delatar la presencia de esta en los llamados planetas extrasolares (planetas que giran alrededor de otras estrellas). La búsqueda de indicios de vida pasada o presente en el planeta Marte mediante los robots de exploración enviados a aquel mundo puede darnos la sorpresa de nuestras vidas. Asimismo, los astrónomos, a través de una red de radiotelescopios, buscan posibles señales de civilizaciones fuera de nuestro planeta.

No hay manera más sencilla de refutar los conceptos pseudocientíficos más que divulgando la verdadera ciencia. Esta es una actividad que proporciona conocimiento confiable acerca del Universo en el que vivimos. Aunque conductores como Carlos Ramos sigan cerrándose ante este hecho y prefieran la fe ciega, la ciencia es la herramienta más efectiva que tenemos los seres humanos para arrebatarle a la naturaleza sus secretos. Créanme, va en serio.

Publicado originalmente en Las Piedras Falaces de Marrakech (http://piedrasfalacesdemarrakech.blogspot.com/)