No recuerdo la última vez que me visitaron los Testigos de Jehová, o si alguna vez lo hayan hecho, pero este mes casualmente recibí dos veces la visita de estas pintorescas criaturitas. La primera vez fue la semana pasada, en mi casa en México. La segunda vez fue el Sábado en mi casa en los EEUU.

En ambas ocasiones la visita fue de dos amables mujeres que me presentaron primeramente su revista, creo que era la Atalaya o una de esas, en cuya portada te muestran algo que no tiene mucho que ver con la religión, quizá como “gancho” para atraparte en algún tema actual. La primera vez no tenía yo mucho qué hacer, de modo que decidí platicar con ellas. Les dije que yo era Ateo pero que si me convencían de la existencia de su dios, yo con gusto me haría de la religión que ellas quisieran. Lo más que pudieron hacer fue razonar en círculos una y otra vez: Que Jehová existe porque así lo dice la Biblia. Y la Biblia está en lo correcto porque fue inspirada por Jehová.

Les expliqué la falla de su razonamiento, y de pasada les expuse las cosas horribles que no me gustan del Antiguo Testamento, como el racismo, la esclavitud, la misoginia, la homofobia, etc., etc. En ambas ocasiones, las dos parejas de mujeres parecían componerse de una quien era la principal y quien llevaba la plática, y la otra que era quizá la aprendiz. Durante mi conversación con la primera pareja, la aprendiz estaba con cara desencajada, incluso creo que pude notar algo de duda en sus creencias. Definitivamente era la más débil de las dos y se encendía fácilmente cuando yo decía algo que chocaba con sus creencias. La dama principal era mucho más calmada y me confrontaba mucho menos, “la fuerza” parecía estar con ella. Si así lo hubiera yo deseado, con el tiempo apropiado probablemente podría haber salvado a la aprendiz de las garras de los Testigos de Jehová. Pero jamás fue esa mi intención, solo quise divertirme un rato con ellas porque no es costumbre que reciba sus visitas. Finalmente nos despedimos de muy buena manera, la principal vio que realmente no había nada qué hacer conmigo y supongo que prefirió invertir el resto de lo que quedaba del día para ir a buscar algún incauto que sí se dejara atrapar.

Pero el Sábado pasado estaba yo de vacaciones de una semana en mi casa en los Estados Unidos, cuando otra pareja de Testigos de Jehová tocó a mi puerta. En esta ocasión ambas hablaban solo Inglés, y yo tenía la visita de mi primo con su familia y además un plomero estaba cambiando la tarja de la cocina. Decidí entonces seguirles la corriente y confrontarlas menos para que se retiraran pronto.

Lo primero que me dijeron fue si ya había notado yo el aumento de problemas en el mundo. Yo les respondí que no, que quizá lo que ella veía como “aumento” era debido a que hoy en día contamos con una enorme facilidad para enterarnos de todo lo que sucede alrededor del mundo, y que la población mundial es mucho mayor que en tiempos pasados. Le dije que en el pasado hubo peores cosas, como asesinatos en masa, muertes por epidemias, y terribles guerras que acababan con pueblos enteros.

Parece ser que entendió mi punto de vista, porque después de asentir me dijo “pero sí ha notado usted que hay señales que se están dando en el mundo, como inundaciones, crisis económicas, tormentas, terremotos, etc.”. Yo le respondí que yo no veía eso como señales de nada, sino como parte de la actividad natural de la Tierra, y que en el pasado han habido calamidades terribles también, incluso volcanes han acabado con ciudades enteras. Y que respecto a las crisis, que también han habido crisis mundiales en el pasado, y que seguramente las seguirá habiendo en el futuro.

Supongo que definitivamente vio que no había mucho qué discutirme, así que solo estiró su mano y me entregó una de sus revistas. Muy cordialmente me chuleó a mis sobrinitos y se retiraron tan sonrientes como llegaron.