Se sustentan en ciertos datos de la realidad, pero construyen historias por demás delirantes. Al menos de ello se encuentra convencido Julio Patán, quien desde hace una década empezó a tener interés en las teorías de la conspiración, aunque sin perder un espíritu lúdico, bajo el argumento de que las tramas paranoicas que circulan por el mundo son “encantadoramente excéntricas.”La conquista del mundo por fuerzas extraterrestres, la influencia de las elites financieras o de los grupos masónicos, además de acciones encabezadas por judíos para apropiarse del planeta, son algunas de las ideas en las que se sustenta el libro Conspiraciones (Paidós, 2005), donde Julio Patán reúne “la masa de historias leídas y escuchadas a lo largo de los últimos años.”

Internet es la gran fuente para el asunto de las conspiraciones, aunque también volvió a la serie televisiva Expedientes X y al cine que había visto sobre estos asuntos.

“La paranoia clásica tiene una estructura muy similar a las teorías de la conspiración: el relato de un paranoico, para llamarlo de un modo burdo, es muy similar al de un teórico de la conspiración. Ambos hablan de un mundo en el que todos los elementos de lo real están relacionados en una misma gran trama, de la cual tú eres el centro y que responde a una lógica perfecta, aunque oculta.”

En esa medida, explica el autor, las teorías de la conspiración pueden tener ingredientes o componentes verosímiles: son datos tomados del mundo real, pero que componen una trama alucinante.

El control de la realidad

En el libro, Patán marca diferencia entre conspiración o complot y teorías de la conspiración; en el primer caso, asegura que sí existen y, por lo general, con encabezadas por grupos que pretenden el dominio de alguna entidad en particular, ya sea en la parte política, social o financiera.

Las teorías de la conspiración las sitúa a un nivel universal, con la participación de grupos específicos, donde lucha el bien contra el mal: “uno de los motivos de su éxito es el enfrentamiento entre el blanco y el negro, donde uno, como parte de la sociedad, siempre está del lado de los buenos.”

Su intención al recuperar todas esas historias es mostrar sus aberraciones y, en cierto grado, el humor involuntario que llega a construirlas.

Una de las teorías de la conspiración más difundida en fechas recientes es la del asesinato de Kennedy, sobre la que hay cantidades ingentes de bibliografía. La teoría de la película de Stone (JFK), por ejemplo, toma muchos aspectos ciertos sobre ese hecho, como una investigación posterior que es dudosa en muchos aspectos, el tratamiento que se le dio en los medios fue extraño o los silencios y complicidades.

“Esto le puede dar cierto matiz de credibilidad a la teoría defendida por Oliver Stone, que a mí me parece absolutamente delirante porque la película te dice que hay un grupo secreto de militares, empresarios y políticos que manejan todos los hilos de la realidad.”

En ese marco se encuentra la teoría de la conspiración de los judíos, según la cual existe una organización secreta de rabinos con un plan de conquista mundial, que ha sido utilizada en diferentes momentos de la historia: “Delirante y repugnante en todos los planos, defendida por el nazismo y, actualmente, por el islamismo radical.”

Ahí también se ubica a la conspiración extraterrestre, donde se maneja la existencia de alienígenas infiltrados en el Pentágono para dominar al mundo.

“Sí es mucho más notable, por ejemplo, la teoría los ricos, que es la idea —muy propia de la izquierda dura, aunque también de la derecha dura— de que el mundo está controlado por empresarios que operan en las sombras para controlarnos o perjudicarnos. Las teorías van de lo vagamente verosímil a lo directamente delirante y ese juego es lo que, en mi opinión, las distingue.”

Las teorías de la conspiración permanecen y se adaptan a los tiempos. Incorporan tramas o elementos contenidos de la realidad que les da un giro actual, pero sin cambiar su estructura esencial: un pequeño grupo –sea de judíos, de masones, de extraterrestres o de empresarios- que controla el sentido de la realidad y de la historia.

Para el presente y el futuro, Julio Patán habla de la conspiración de las máquinas —una constante de la ciencia ficción, lo mismo en la literatura que en el cine—, con lo cual se abre la posibilidad de que los primeros conspiradores no humanos sean robots o programas de computación.

El complot de El Peje

Durante la conformación de Conspiraciones, Julio Patán pensó en la posibilidad de incluir el complot más publicitado en México en los últimos años: el desafuero contra Andrés Manuel López Obrador.

“Creo que el tema del compló no es una teoría de la conspiración. Las palabras del Peje son muy escasas y resulta muy difícil saber qué tiene en su cabeza; en parte, por eso me detuve. No supe por dónde acercarme al fenómeno.”

Desde su perspectiva, el caso no se enmarcaba en las teorías de la conspiración porque no se hablaba de conspiradores universales ni estaba el mismo esquema de pensamiento, si bien utilizó la extendida creencia en el complot para justificarse y le funcionó: “Para sus votantes duros, esa idea fue satisfactoria y les dio una justificación moral ante una cosa bastante escandalosa.”

El complot sirve, finalmente, para reafirmarte en tus convicciones y para trasladar tus deficiencias morales hacia el exterior”, concluye Julio Patán.

Fuente:

http://www.milenio.com/nota.asp?id=261520