La “Ley de Infinitesimales” de la Homeopatía

Por Stephen Barreth, M.D.

Los productos homeopáticos son formulados tomando una muestra de una sustancia y diluyéndola repetidamente con agua, agua/alcohol, o azúcar láctea. Los productos son derivados de minerales, plantas, sustancias zoológicas, microorganismos, y varias otras fuentes. Si la supuesta sustancia medicinal es soluble, 1 parte es diluida ya sea en 9 ó 99 partes de agua destilada y/o alcohol y “sucuzada” (agitada) vigorosamente; si no es soluble, se muele finamente y se “tritura” (pulveriza) en porciones similares con polvo de lactosa (azúcar láctea). Una parte de la medicina diluida se diluye, y el proceso es repetido hasta alcanzar la concentración deseada, después de la cual puede ser embotellada o utilizada para impregnar gránulos de azúcar.

Las diluciones de 1 a 10 son designadas por el número romano X (1X = 1/10; 2X = 1/100; 3X = 1/1,000; 6X = 1/1,000,000). Similarmente, diluciones de 1 a 1000 son designadas por el número romano C (1C ) 1/100; 2 = /10,000; 3C = 1/1,000,000; y así sucesivamente). La mayoría de los remedios hoy en día van desde 6X hasta 30C, pero algunos llevan denominaciones tan altas como 200C.

Los defensores afirman que entre más baja es la concentración de una sustancia, más potente se vuelve. Este concepto, frecuentemente referido como la “Ley de Infinitesimales”, es el equivalente a decir que entre menos azúcar pongas en una taza de café, más dulce se volverá. Esto es justo lo opuesto a la relación dosis-respuesta que han demostrado los farmacólogos.

Las leyes de química establecen que existe un límite a la dilución que puede hacerse sin perder por completo la sustancia original. Este límite, que es relacionado al número de Avogadro (6-023 x 1023), corresponde a las potencias homeopáticas de 12C ó 24X (1 parte en 1024). Los proponentes modernos afirman que aún cuando la última molécula se haya ido, un “recuerdo” de la sustancia original es retenido. Una dilución de 30X significa que la sustancia original ha sido diluida 1,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000 veces. Asumiendo que un centímetro cúbico contiene 15 gotas, este número es mayor que el número de gotas de agua que llenarían un contenedor mayor a 50 veces el tamaño de la Tierra y una solución a 30C requeriría un contenedor más de 30 mil millones de veces el tamaño de la Tierra.

Por propósitos prácticos, esto significa que las diluciones “30X” y “30C” realmente no existen, porque no es posible crear una solución en la cual una molécula de una sustancia original sea disuelta en un contenedor de agua más grande que la Tierra.

El Oscillococcinum, un producto 200C “para el alivio de resfriados y síntomas similares a los de la influenza”, requiere “diluciones” que son aún más descabelladas. Su “ingrediente activo” es preparado incubando por 40 días pequeñas cantidades del hígado y corazón de un pato recién muerto. La solución resultante entonces es filtrada, congelada y deshidratada, re-hidratada, diluida repetidamente, e impregnada en gránulos de azúcar. Si una sola molécula del corazón o hígado del pato fuera a sobrevivir la dilución, su concentración sería de 1 en 100200. Esté es un número inmenso, el cual tiene 400 ceros, es inmensamente más grande que el número estimado de moléculas en el Universo (que es alrededor de un googol, el cual es un 1 seguido por 100 ceros).

El mismo fundador de la homeopatía (Samuel Hahnemann, M.D.) se dio cuenta que prácticamente no había ninguna oportunidad que una molécula original permaneciera después de diluciones extremas. Pero declaró que la agitación vigorosa (“sucuzión”) o pulverización entre diluciones dejaría detrás una esencia como espiritual que curaba reviviendo la “fuerza vital” del cuerpo.

En la química moderna, que ha desarrollado el entendimiento de la naturaleza molecular de la materia, y del tamaño de las moléculas, no ha encontrado ninguna esencia “espiritual” que pudiera ser dejada atrás siguiendo las diluciones más allá del número de Avogadro.

Los proponentes modernos postulan que la solución retiene un “recuerdo” de la sustancia. Si esto fuera verdad, cada sustancia encontrada por una molécula de agua, alcohol, o azúcar láctea dejarían impresa una “esencia” que ejercería efectos medicinales poderosos e impredecibles. Más aún, el agua nunca es 100% pura, y las impurezas pueden entrar en la solución desde el contenedor o desde el aire que lo rodea. Así que si algunas moléculas pudieran determinar cómo actúa un remedio, no habría razón para asumir que la sustancia original ganaría sobre las impurezas encontradas en el camino.

Muchos proponentes afirman que los productos homeopáticos se asemejan a las vacunas porque los dos proveen un pequeño estímulo que provocan una respuesta inmunológica. Esta comparación no es válida. Las cantidades de ingredientes activos en las vacunas son mucho mayores y son cuantificables. Las inmunizaciones producen anticuerpos cuantificables, pero los productos homeopáticos altamente diluidos no tienen ingredientes activos cuantificables ni producen respuestas cuantificables. Además, las vacunas se utilizan preventivamente, no para curar síntomas.

Este artículo fue publicado originalmente en 20 de Marzo del 2002 en http://www.homeowatch.org/basic/infinitesimals.html

Traducción y Publicación por:

  • Lalo Márquez con los permisos de:
  • Stephen Barrett, M.D.
    Board Chairman, Quackwatch, Inc.
    NCAHF Vice President and Director of Internet Operations