Si yo te dijera que tomando tres gotas de agua azucarada te puedes curar de tu gripa ¿me lo creerías? Pues miles de personas lo han creído y lo siguen creyendo. ¿Pensarías que estoy chiflado si te dijera que el agua potable que tú y tu familia toman “recuerda” y contiene la esencia de lo que alguna vez estuvo en contacto con ella, incluso heces, animales muertos y bacterias? Pues precisamente en esas creencias se basan los remedios homeopáticos.

La gran mayoría de las personas que toman sus “chochitos” y sus “gotitas” para “curarse” de algún malestar no tienen idea de qué es exactamente lo que están tomando, o si la tienen, es errónea. Existen cientos de remedios alternativos, desde tomarse uno su propia orina hasta beber agua del Tlacote. Desde la oración hasta el reiki. Desde el toque terapéutico hasta los cristales y la aromaterapia. Desde la acupuntura hasta los tratamientos con imanes. Ninguna de estas llamadas “terapias alternativas” han funcionado bajo escrutinio. Hay demasiada curandería practicada por charlatanes que sería imposible hablar de todo en este espacio tan corto, por lo que me voy a enfocar directamente en la homeopatía, que es una de las que tienen el mercado más grande. Y no es que por mí haya mucho problema con que la gente se haga tonta sola con pastillitas de azúcar y alcohol cuando tiene alguna alergia, pero cuando recurren a algún curanderismo de estos para tratar de aliviar a un niño con sarampión o rubéola entonces ya cae en la inconciencia.

Primero un poco de historia: Resulta que hace más de 200 años, en los tiempos que se usaba decir “salió peor el remedio que la enfermedad”, los médicos precisamente utilizaban técnicas que hoy en día podríamos compararlas con las que los carniceros practican en los rastros. Las purgas, las amputaciones y las sangrías estaban a la orden del día. Se creía entonces que por nuestro cuerpo recorrían “humores” buenos y malos y que su exceso provocaba enfermedades, por eso para balancearlo, se practicaban las llamadas sangrías, que no eran más que incisiones en las venas para sacarnos sangre con el propósito de que nuestro cuerpo se reestableciera a sí mismo de nuevo. Un médico alemán llamado Samuel Hahnemann no estaba muy satisfecho con estas técnicas tan brutales, así que comenzó a buscar otras maneras de practicar medicina. Notó entonces que algunas hierbas provocaban reacciones similares a los síntomas de algunas enfermedades. Por ejemplo la quinina, al ser ingerida por personas sanas, causa síntomas parecidos a los que causa la malaria. Por lo que creó la famosa ley de “lo similar cura lo similar” que es una de las tres bases de la homeopatía, del griego Homoios (similar) y pathos (sufrir). Así que comenzó a probar en sí mismo y en sus ayudantes los efectos que causaban algunos de los elementos que se conocían en aquel tiempo comiendo varias substancias de plantas, animales y minerales para ver qué reacciones tenían y entonces iban escribiendo en un libro que llamaron Materia Medica todos sus hallazgos. A esto le llamaron “probación” y el problema con este método es que ellos ya sabían de antemano qué es lo que estaban probando y se predisponían involuntariamente a sentir los efectos que ellos creían que deberían de sentir (hoy en día, la ciencia evita ese problema con experimentos doble-ciegos por parte de los que prueban y por parte de los investigadores). Como podemos ver, la homeopatía no trata con las enfermedades en sí, sino con sus síntomas ya que afirma que la enfermedad es producto del síntoma porque este es parte de un desequilibrio de la supuesta “energía vital” que dicen los místicos que existe en todos los seres vivos. De esta supuesta energía evidentemente inexistente escribiré más en detalle próximamente.

Obviamente muchas de las substancias naturales que utilizaban son bastante tóxicas y por eso Hahnemann experimentó diluyéndolas, y como veía que su efectividad (o en todo caso, la falta de ella) no disminuía, entonces salió con la idea de que a menores cantidades, mayor es el efecto en nuestro cuerpo. Así es, se supone que diluyendo las cantidades de la sustancia activa, o sea de la hierba, animal o mineral que se usará como elemento curativo, más potente será el remedio. A esto le llamó la teoría de infinitesimales. Si el supuesto efecto observado no desaparece cuando la concentración se reduce a cero, es obvio que el efecto no tiene nada que ver con la sustancia que se está diluyendo.

La ilusión de la dilución

El método homeópata para diluir es el siguiente: tomas una parte de la sustancia activa y la mezclas con una parte igual de agua como diluyente. A la dilución le llamó “dinamización” o “potenciación” porque decía que hacía que la sustancia activa “soltara” su energía haciendo el remedio más potente. Después Hahnemann sometía la solución a diez agitaciones vigorosas a la que llamó “sucusiones” (después “notó” que cuatro agitaciones o “sucusiones” eran mejor… o quizá se cansaba de tanto agitar) para luego golpear la mezcla contra una almohadilla de piel que mandó a hacer forrando el lado de una tabla y rellanándola con pelambre de caballo. Cuando no tenía este instrumento a la mano, utilizaba la portada de piel de su Biblia o bien, su propia mano. Si suena como a un chamán haciendo pociones mágicas, es porque realmente eso es lo que es: magia. Pero aquí el proceso solo comienza. Después de la primera dilución, se divide a la mitad la solución y el resto se desecha, y a lo que queda se le vuelve a agregar la misma cantidad de diluyente y se vuelve a hacer el ciclo completo. Y después otra vez, y otra y otra hasta 10 veces. Una solución diluida diez veces se representa con una X. Si en vez de diez veces se desea hacer el proceso cien veces entonces se representa con una C. Las diluciones homeopáticas se expresan anteponiendo un número a la X ó a la C. Entonces, un remedio con dilución a 20C significa que han repetido 20 veces el proceso de 100 diluciones consecutivas. En los tiempos de Hahnemann un químico llamado Amadeo Avogadro llegó a la conclusión de que existe un límite de dilución posible al que se puede llegar sin perder por completo la sustancia original. A este límite se le conoce como el número de Avogadro y nos dice que existe un número específico de moléculas en una mol (1) y es equivalente a las diluciones homeopáticas 24X y 12C, o sea, una sola molécula (2) de la sustancia activa en 100 millones de partes de diluyente. Una dilución mayor y se pierde la sustancia por completo y queda solamente el diluyente, que es agua/alcohol. Los remedios homeopáticos comúnmente manejan diluciones de 30X, o sea, una dilución de 1 a 1030 que es un 1 seguido por 30 ceros. Obviamente no existe ninguna molécula “medicinal” en esa dilución, pero si acaso existiera, requerirías tomarte 29,806 litros de agua azucarada de ese remedio homeopático para obtenerla. Si asumimos que un centímetro cúbico de agua contiene unas 15 gotas, entonces una dilución de 30X equivaldría al número de gotas de agua que llenarían un contenedor 50 veces el tamaño de la Tierra. Imagínate poner una gota de tinta roja en tal contenedor, dispersarla uniformemente, y luego afirmar que pinta mucho mejor que la pintura sin diluir.

Y se pone peor. Un gran número de remedios homeopáticos tienen diluciones de 30C, que equivalen a dividir una parte de “medicina” diluida en 1060 partes de agua azucarada. Se calcula que todo el universo existente contiene 1080 átomos así que con esta dilución tendrías que tomarte nuestro sistema solar completo para obtener una sola molécula “medicinal”. Y todavía hay diluciones mayores a 100C que es mucho mayor que la habilidad que tendría el universo para acomodar. Existe un remedio homeopático para los síntomas del resfriado común (fiebre, escalofríos, molestias corporales y dolores) llamado Oscillococcinum (ver figura 1) que supuestamente contiene el ingrediente activo Anas barbariae hepatis et cordis extractum, o extracto de hígado de pato diluido a 200C. Supuestamente se prepara incubando por 40 días corazón e hígado de un pato recientemente muerto. La solución se filtra, se congela, se seca, se hidrata, y se diluye repetidamente quedando una parte de pato por 10400 partes de diluyente. Este producto vendió $20 millones de dólares tan solo en 1996 y requiere solo un pato al año para su preparación. La U.S. News & World Report lo llamó “el pato de $20 millones”.

Hahnemann publicó su obra Organon der Rationellen Heilkunde en 1810, un año antes de que Avogadro presentara su famosa hipótesis, y de hecho tuvo que pasar medio siglo más para que realmente se tomara en consideración. Es entonces fácil ver que Hahnemann no tenía conocimiento de dicho obstáculo para su teoría de infinitesimales. Pero hoy en día sabemos que tales diluciones no son posibles sin que se pierda por completo el ingrediente activo, aunque durante casi dos siglos los homeópatas prefirieron no hablar sobre ello, hasta que les llegó el agua hasta el cuello y tuvieron que inventar algo para seguir ganando adeptos. Por eso ahora afirman que como no existe ninguna molécula de la sustancia en la solución, entonces es porque el agua de alguna manera “recuerda” que el ingrediente estuvo ahí, aún mucho después de haberse diluido, ya que la agitación de la solución carga mágicamente el volumen de líquido con la memoria de la medicina. Esto es magia. Y la magia no termina aquí, porque en lo sobrenatural siempre hay magia de sobra. El siguiente truco mágico es pasar una gota de esa agua/azúcar inteligente a un “chochito” que no es más que una pastillita de lactosa y hacer que esta también “recuerde” el ingrediente activo una vez evaporado el líquido. ¿Acaso la lactosa también tiene memoria? La mayoría de la gente cree que la pastilla en sí es la que tiene el medicamento, sin embargo es la gota de agua/alcohol la que supuestamente lo lleva y “traslada” hacia la pastilla. Y todavía hay otro truco mágico más: pasar la memoria de la pastilla de alguna forma a nuestro cuerpo, porque recuerden que no estamos hablando de que estamos digiriendo un medicamento, sino la memoria de un medicamento que quizá alguna vez estuvo en contacto con agua que nunca ingeriste.

Y como la magia trae más magia, ahora uno de los mayores proponentes de la homeopatía a nivel mundial, el francés Jacques Benveniste está trabajando en un proyecto con el que “capturará” electrónicamente la memoria en el agua, para después archivarla digitalmente y enviarla por Internet a los pacientes para que “carguen” sus frascos receptores con ondas sonoras de las bocinas de sus computadoras personales. Los místicos no pierden tiempo para encontrar maneras de ganar dinero fácilmente y sin complicaciones. Realmente los remedios homeopáticos no son regulados entonces no tenemos la certeza de que en efecto alguna vez hayan pasado por todo el procedimiento que Hahnemann sugirió y entonces la industria homeopática tiene toda la libertad de poder hacer fraude y saltarse los tediosos pasos de manufactura y entregar a sus crédulos consumidores agua azucarada. Después de todo, a tales diluciones es completamente imposible encontrar el ingrediente activo que indica la etiqueta. Pero mientras no haya un sano tope para la credulidad, siempre habrá clientes deseosos de obsequiar su dinero a quienes saben cómo tomarlo.

El Efecto Placebo

El cuerpo humano es una maravilla natural, nuestro sistema inmunológico siempre está creando glóbulos blancos y anticuerpos para luchar contra los visitantes foráneos que quieren invadirnos, nuestras células siempre se están regenerando, y con un buen cuidado y tiempo nos podemos curar automáticamente del 90% de las enfermedades. Además, muchas enfermedades son cíclicas, es decir, te dan por temporadas: por ejemplo, tu alergia a alguna cosa viene y va. Los resfriados desaparecen en quince días si te cuidas bien. Solo las enfermedades muy graves realmente requieren de tratamientos médicos para mejorar, el resto solo nos sirve para quitarnos las molestias o para ayudar a nuestro cuerpo a ayudarse a sí mismo más rápidamente para así poder seguir con nuestro ritmo de vida cotidiano. Entonces considera esto: si durante el ciclo de autocuración de tu cuerpo acudes a algún curandero para que te ayude con tu enfermedad (ya sea por medio de acupuntura, homeopatía, reiki, o lo que sea) y con el tiempo te mejoras ¿creerás que te mejoraste solo o que fue debido al remedio? La mayoría de quienes usan estos remedios creen que es gracias al tratamiento ¿por qué? Por la misma razón que la gente lee sus horóscopos o acude a síquicos: prefieren sentir que están en control de sus vidas y gustosamente aceptan creer en quienes se lo prometen. Generalmente quienes ofrecen servicios de ayuda alternativa tratan al paciente de una manera más personal, le preguntan qué les gusta comer, cómo duermen, qué problemas tienen, qué música prefieren, etc. En cambio, los médicos regularmente tienen varios pacientes esperando y no pueden dedicarle tanto tiempo a cada paciente, y si no encuentra nada malo con él, el paciente puede llegar a ofenderse porque no puede aceptar que sea solo algo psicológico. El paciente que quiere ser curado inmediatamente se molesta cuando el médico le dice que el tiempo aliviará el problema. Los médicos tratan a sus pacientes de manera general porque saben que el organismo regularmente se comporta de igual forma en cada uno de nosotros. Los homeópatas indican a sus pacientes que individualizan sus tratamientos y esto seduce a muchas personas porque las hace sentirse únicas y especiales y se llega a formar un lazo entre los dos quienes luchan contra la enfermedad.

El cuerpo tiene la capacidad de curarse a sí mismo, sin embargo algunas veces el cuerpo reacciona mejor si la persona se siente mejor y con más confianza. Hace tiempo, antes de ser utilizado para experimentos doble ciegos, los placebos servían para mantener al paciente contento. Comúnmente eran pastillitas de azúcar o lactosa (tal y como las que usan los homeópatas) para hacer creer al paciente que estaba tomando un medicamento de verdad y hacerlo sentir mejor. Se conoce como efecto placebo a la sugestión psicológica causada por algo, como las pastillas de azúcar sin ingrediente activo, y que parece estimular el bienestar de un enfermo, sin ser causa fisiológica, sino mental. Quienes suelen usar cualquier medicina alternativa, como en este caso la homeopatía, han sentido el efecto placebo y atribuyen una y otra vez su mejoría a la terapia que estén utilizando sin darse cuenta que es su propio cuerpo el que se mejora automáticamente y que lo que la terapia solo tiene un efecto psicológico en ellos. Son como el elefantito Dumbo, que podía volar sin la pluma en su trompa, pero necesitaba el impulso psicológico que esta le daba.

  1. Mol. Es una unidad de cantidad de materia. Un mol equivale a la cantidad de una sustancia cuyo peso unitario es numéricamente igual al peso molecular de la sustancia. Por definición, una mol de cualquier cosa contiene 6.022 x 1023 partes de esa cosa. Por ejemplo, un mol de manzanas contiene 6.022 x 1023 manzanas. Un mol de agua (H2O) contiene 6.022 x 1023 moléculas de agua. Un mol de Potasio (K) contiene 6.022 x 1023 átomos de Potasio. El número 6.022 x 1023 es el número de Avogadro, ó N.
  2. La materia es la sustancia extensa, divisible e impenetrable que constituye, junto con la energía, todo el universo físico observable. Toda la materia está formada de átomos. Los átomos se juntan para formar moléculas. Una molécula es la parte más pequeña en que se puede dividir la materia y aún seguir conservando las características de la sustancia de la cual procede. Las moléculas se componen de al menos dos átomos, ya sean iguales o diferentes. Un ejemplo: una molécula de agua está formada de dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno.

Nuestros Lectores Opinan

Nombre: Eréndira
Email: eila_amir@yahoo.com Creo que el comentario que hiciste sobre la homeopatía no solo éstructuralmente no tiene validez sino que para poder hablar de algo tienes antes que hacer una revisión a fondo del tema. Te suguiero investigues sobre el tipejo que pagó una apuesta de un millón de dólares a investigadores homeópatas al demostrarle que la homeopatía NO TIENE NADA QUE VER CON EL EFECTO PLACEBO, pues se administra en animales que no saben, ni siquiera que están enfermos. Y esto, sí es un hecho científico. (Documental Discovery Channel)

Estimada Eréndira,

Primeramente gracias por comentar, supongo que te refieres a mi artículo en http://sobrenatural.net/blog/2002/08/09/la-homeopatia-medicina-o-agua-azucarada, si no es así, por favor rectifícame. Simplemente afirmar que mi comentario “estructuralmente no tiene validez” me parece una forma muy cómoda e inválida para refutar mi artículo. En vez de eso, deberías analizar punto por punto el artículo y refutar con bases lo que yo he expuesto. Es como si yo, en vez de escribir el ensayo, solo hubiera dicho “la homeopatía estructuralmente no tiene validez…” Tampoco sería válida mi observación porque igual que la tuya serían solo negaciones cortas sin argumentos. Pero de igual manera, respeto mucho tu opinión y tienes todo el derecho a ella y hacerme todas las observaciones que creas pertinentes, ya que mi artículo es público y estoy sujeto a él. Sobre “el tipejo” quien dices que pagó 1 millón de dólares a homeópatas, no sé de quien hablas. Es probable que estés confundida. Solo conozco a una persona en el medio que ofrece 1 millón de dólares (ver www.randi.org) y nadie ha podido demostrarle hasta hoy nada. Por favor proporcióname un enlace a un lugar serio de Internet que indique tal suceso, yo me atrevería a asegurar que nunca sucedió o que si acaso sucedió, entonces quien los pagó no hizo bien su tarea. El hecho que los animales (y en muchos casos, los bebés humanos también) parezcan tener mejoría al administrárseles remedios homeopáticos, sí puede deberse al efecto placebo, aunque no en el paciente mismo, pero sí en quienes hacen la observación.

Saludos cordiales,

Lalo Márquez


Normalmente hago caso omiso de los correos que me envían anónimamente ya que no tienen el valor para respaldar lo que dicen. Esta carta está está editada y cambié las palabras soeces por respeto a mis lectores. La incluyo aquí porque me sigue dando risa la forma en que algunos “médicos” homeópatas y algunos usuarios de este tipo de curanderismo, tratan de dar credibilidad a su método. Este es otro ejemplo más del tipo de personas que muchas veces me escribe para tratar de defender, utilizando el ad hominem con el propósito de restar credibilidad a mis palabras. Afortunadamente para mí y desafortunadamente para ellos, este tipo de ataques personales (que aquí fueron editados por su contenido vulgar) no resta mérito alguno a mi análisis sobre la Homeopatía, y en cambio si deja entrever cómo algunos defensores de los chochitos y el agua azucarada se expresan y el poco conocimiento que tienen de lo que tratan sin éxito de defender.


Nombre: Anónimo
E-Mail: Desconocido
carta dirigida a LALO MARQUEZSr. pobre (******) (Lalo Marquez):he leido varios de sus articulos y verdaderamente esta usted muy ****, pues descalifica todo aquello que no conoce, o cree conocer bien, especificamente me llamo la atencion un articulo sobre la invalidez de la Homeopatia, que es un truco de magia, y que solo sirve para engañar a pobre gente ilusa.haaa que mi amigo tan ******.seria muy interesante que “entendiera” los principios de accion de la homeopatia y los comparara con los principios de accion de la Alopatia.la Homeopatia CURA La alopatia Sencillamente NO PUEDE, pues no esta diseñada para tal fin.La Alopatia es EXCELENTE y UNICA para OPERACIONES QUIRURGICAS DE EMERGENCIA pero de ahi en adelante para nada.Los medicamentos alopatas son mezclas de quimicos de laboratorios famosos con el UNICO FIN de PALIAR las molestias, mas nunca de CURAR.Todo el Alopatia es un NEGOCIO de transnacionales, y envenenamiento sistematico mi amigo. es usted muy ****** (como yo) para escribir opiniones sobre cosas que NO CONOCE. Ojala nunca Ocupe de curarse con Alguna terapia Alternativa, Porque tendra que tragarse sus Palabras.

Saludos desde Mexico

Estimado(a) Anónimo(a),

Dice que sería muy interesante que yo entendiera los principios de acción de la homeopatía, sin embargo, parece que quien no está familiarizado con el concepto de la homeopatía ni tampoco con el de la medicina científica, es usted. Esto se vuelve obvio cuando usted afirma que “la homeopatía cura” y que lo que usted equivocadamente llama “alopatía sencillamente no puede, pues no está diseñada para tal fin”. Pues bien, hago de su conocimiento que el principio básico de la homeopatía es simila similibus curantur o “lo similar cura lo similar” que fue acuñado por Hahnemann y hoy se le conoce como la “Ley de Similares” (que en realidad no es una ley, pero así es el mundo del curanderismo, siempre tratando de hacer que los términos suenen como científicos para darles credibilidad). Este principio está basado en la “probación” de sustancias que supuestamente le causaron a Hahnemann y sus asociados SÍNTOMAS similares a los de la enfermedad que querían tratar, esto con la idea que así el organismo comenzaría su proceso de curación.

Cuando Hahnemann escribió su famoso Organon sobre el cual está basado este tipo de curanderismo, aún se desconocía la existencia de las bacterias y los virus ¿cómo una práctica médica que no está apoyada en este conocimiento básico sobre cómo el cuerpo humano se enferma puede tener algo de credibilidad? Hoy en día la ciencia médica conoce cómo trabaja el cuerpo humano y cómo afectan los microorganismos su funcionamiento… y aún así, ignorando lo que se ha descubierto en los últimos siglos, muchos practicantes homeópatas prefieren seguir ganando dinero fácilmente a costa de la salud de sus pacientes!!

Existen cientos, si no es que miles de terapeutas homeópatas en México, y muchísimos más en el resto del mundo. Y muchos de ellos no tienen ni idea de lo que están haciendo. Existen infinidad de cursos de homeopatía por correspondencia, libros, audiocassettes, y mucha parafernalia más que promete enseñar y dar un doctorado en esta práctica a quien tome esos cursos ¿es usted uno de ellos?

Dice que la ciencia médica o “alopatía” como usted le llama, no puede curar porque no está diseñada para ese fin. Me pregunto si es usted médico o paciente, me daría mucho miedo pensar que alguien con el nivel de conocimiento que usted muestra pueda llegar a tener en sus manos la salud de otras personas. ¿Sabía usted que los antibióticos atacan y destruyen los microorganismos bacterianos que causan enfermedades como la otitis, la meningitis, la lepra, la bronquitis, la sinusitis crónica, la gonorrea y la sífilis. ¿Cómo cree usted que funcionan las vacunas? ¿No es un excelente trabajo de la medicina científica el que mucha gente hoy en día haya podido crecer sin poliomelitis, viruela, sarampión, etc.? ¿No ha usado usted nunca la penicilina, el sulfatiazol, algún fungicida o algún antiamebiano? ¿Cómo se atreve a asegurar que la medicina no cura porque no está diseñada para ello? La ciencia es responsable por el descubrimiento de las vacunas y todo lo que sabemos hoy en día sobre el cuerpo humano y por lo que sabremos en el futuro ¿sabe usted que la homeopatía al igual que otros curanderismos como el reiki, la acupuntura, la reflexología y el toque terapéutico, se sigue utilizando prácticamente como se hacía hace siglos? No han aprovechado los nuevos descubrimientos y ni les interesa porque no están basados en ciencia.

Parece ser que para los practicantes de este tipo de terapias es mucho mejor que la gente no esté informada o esté mal informada sobre cómo funciona nuestro organismo para poder seguir lucrando con esta desinformación.

También afirma que la medicina es excelente y única para operaciones quirúrgicas de emergencia por lo que supongo que con “emergencia” se refiere a casos de accidente y de ese tipo, y no acepta la cirugía en ningún otro caso. ¿No considera por ejemplo que una hernia hiatal severa con esófago de Barrett merezca entonces una cirugía? Si no se practica ¡en un futuro podría desencadenarse un cáncer de esófago! No solo por emergencia sino también por prevención la medicina verdadera hace mucho mejor nuestras vidas.¿Son un negocio las medicinas? Es claro que lo es ¿Y no es un negocio la homeopatía?

La homeopatía no solo ES un negocio, sino que es un negocio SUCIO, porque lo que vende son falsas esperanzas, efectos placebo, y mentiras a las personas que necesitan creer en algo.



Nombre: Norman Cordero
Desde: San José, Costa Rica
Email: En archivo

hola , estimado lalo estuve leyendo (no se si a destiempo) algunas de las columnas de tu pagina , que , dicho sea de paso , está exelente , en cuanto a las patrañas que les hacen creer estos curanderos a la gente comun y corriente , estoy 100 % de acuerdo contigo, imaginate que reconozco que no tengo bases para opinar pues no he probado ninguna de esas practicas , ni lo pienso hacer, pero cualquier persona con el sentido comun y el razonamiento funcionandole bien, puede darse perfecta cuenta de que toda esta sarta de mentiras solo es un negocio , igual que la adivinacion , la brujeria, el curanderismo y tanta porqueria que existe en el mundo, escribo esto desde Costa Rica me apena que en mi pais exista este tipo de retroceso cultural ¿como es posible que la mayoria de la gente recurra a estupideces como homeopatia , brujeria etc para dirigir e intentar controlar sus vidas que tan vacias estan ? apoyo tus opiniones me parecen objetivas y espero que me escribas o que publiques mi carta pues veo que tienes algunos “enemigos” por ahi que sepan que tambien hay gente cuerda en el mundo que te apoya y que rechaza todo ese tipo de barbaridades .
un saludo , que la pases bien.

atte Norman Cordero. San Jose , Costa Rica

Estimado Norman,

Muchas gracias por tomarte el tiempo de escribir y por los buenos comentarios que me haces. No te apenes porque en tu país abunde este tipo de cuestiones retrógradas, esto abunda en todos los países, hasta en los más desarrollados. Cualquier país latinoamericano tiene su buena fuente de charlatanería, simplemente en México estamos plagados por curanderos, astrólogos, adivinadores, brujos, espiritistas, y ufólogos. Y solo hace falta encender el televisor, en cualquier canal ya sea público o de paga, y encontraras abundantes ejemplos. No se diga en revistas y diarios. Y lo mismo sucede en los Estados Unidos donde encuentras exactamente los mismos tipos de charlatanes, desde Silvia Brown hasta John Edwards. Creo que todos podemos recordar historias que involucran a algún líder espiritual quien ha acarreado a sus fieles al suicidio con alguna falsa promesa. No creo que sea cuestión de inteligencia o nivel socio-económico, simplemente es la falta de habilidad para discernir entre lo absurdo y lo plausible. Es un método bien simple que involucra el hacer preguntas y preguntas hasta quedar satisfecho con las respuestas dadas, y aunque para muchos esto puede sonar más sencillo de lo que realmente es, el practicar el escepticismo nos puede generar buenas recompensas y salvarnos de muchos dolores de cabeza.

De nuevo, muchas gracias por escribir y espero que sigas visitándonos y participando en nuestra comunidad. Recibe un afectuoso saludo desde México.

Por: Lalo Márquez