by José Luis Aguilar | Ene 15, 2009 | Ovnis y Extraterrestres, Sin Categoría
Un joven lo visualizó mientras jugaba la terraza de su casa. Al día siguiente, jugando con el zoom de la cámara digital, su padre comprobó que los objetos eran muy similares a los objetos voladores no identificados que se ven por la web.
Una adolescente de 15 años detectó un grupo de OVNIs mientras pasaba un fin de semana junto a su familia en su casa de Rafael Castillo. El avistaje fue realizado el pasado domingo 11 de enero, sin embargo, su padre, Víctor volvió a ver las naves al día siguiente, mientras miraba por el zoom de la máquina de su hija.
El hombre, quien capturó las imágenes, reconoció haberlo hecho de casualidad y que, en el momento de hacerlo, no percibieron ni ruidos ni colores extraños.
“No me pareció extraño ver estos objetos en el cielo, me parece que es una experiencia única y que sucede en forma continua si uno está atento a lo que pasa tanto en la tierra como en el cielo”, expresó Víctor Martínez, protagonista de esta interesante historia.
Esta no es la primera vez que la familia Martínez capta un objeto no identificado de este tipo: hace unos años, de vacaciones en Mar Azul, también tomaron una fotografía, con otra cámara, en la que se podía ver una “extraña figura” en el cielo.
Fuente:
http://www.jujuynoticias.com/mas_informacion.asp?id=1749
by Diego | Nov 29, 2008 | Nuestro Portal, Ovnis y Extraterrestres
El ufólogo español Javier García Blanco, escribió el libro Humanoides, una recopilación de relatos de supuestos testigos oculares que presenciaron la aparición de seres de apariencia humanoide, en distintas épocas y países. Como saben todos los partidarios de las pruebas firmes y de las demostraciones rigurosas, los simples testimonios no tienen gran validez como pruebas, y por lo tanto, el libro mencionado no contribuye mucho a apuntalar a la ufología. El mismo autor reconoce la ausencia total de pruebas en el fenómeno que estudia:
Por desgracia para todos nosotros, escépticos o “creyentes” en la realidad ovni, no poseemos una sola prueba física y tangible de la autenticidad del fenómeno. Existen evidencias y testimonios, si, pero el fenómeno de los no identificados resulta tan irritante y huidizo que se escapa igual que el agua entre nuestras manos.
Desde este punto de vista, los mismos testimonios que publica el autor español tienen un valor bastante modesto. Pero podemos encontrar mas concesiones en el libro de García Blanco, como por ejemplo, afirmar que la mayoría de los casos del fenómeno ovni no implican nada más que sucesos prosaicos:
En la casuística ufológica son miles las fotografías que pretenden constituir la evidencia definitiva de la presencia de ovnis –y en menor medida de sus ocupantes- en nuestro planeta. Por desgracia para nosotros, una gran mayoría de ellas corresponden a fraudes conscientes o, simplemente, a curiosos efectos de luz, defectos en el revelado, reflejos, etc., que son interpretados por sus autores –generalmente sin mala fe de por medio- como prueba irrefutable de algo sobrenatural.
Respecto a las abducciones, declara lo siguiente:
Personalmente, aunque considero muy interesante el fenómeno abducción, soy bastante crítico con estos relatos y creo que seguramente no forman parte de lo que conocemos como fenómeno ovni.
Otro aspecto que llama la atención son las descripciones que se hacen en el libro de las supuestas criaturas. Encontramos una gran variedad de descripciones contradictorias respecto a la apariencia de los tripulantes de los ovnis: humanoides de baja estatura, seres gigantes, humanoides de aspecto “asiático”, seres con “sotana”, criaturas con apariencia de duende, etc. García Blanco no se cuestiona si estas contradicciones son en realidad un indicio de la falsedad de los reportes. De casos como estos ha surgido el mito de las diversas “razas” de extraterrestres. Se llega al extremo de intentar construir un sistema de clasificación (en un anexo del libro). Se inventan sistemas taxonómicos para catalogar a seres totalmente quiméricos.
El capitulo ocho del libro está dedicado a “encuentros” en los que se obtuvo “evidencia” fotográfica. El autor del libro comenta dos casos, el del inglés Philip Spencer y el de Jeff Greenhaw. Ambos casos son tan dudosos, que ni siquiera García Blanco confía del todo en ellos. En sus propias palabras, mantengo mis dudas de los casos que voy a relatar a continuación. Y en efecto, hay razones más que suficientes para dudar de estos. En el primero de ellos, la evidencia consiste en una fotografía excesivamente brumosa. Le concedo razón al autor cuando afirma, resulta imposible demostrar la autenticidad de la imagen. Del segundo caso, declara el autor, se sospecha que el supuesto humanoide es en realidad un traje ignífugo para bomberos.
Por supuesto, no habrían de faltar las teorías conspirativas, aunque en este caso no se llega a las paranoias extremas que defienden muchos de los entusiastas de los ovnis. García Blanco menciona varios casos de avistamientos de humanoides que presuntamente se dieron en instalaciones militares españolas, pero al tratar de localizar algún tipo de documentación para acreditar los casos, se encontró con una ausencia total de esta. Se menciona que el Centro de Estudios Interplanetarios y la Fundación Anomalía, realizaron gestiones y entrevistaron a mandos militares, pero estos negaron las afirmaciones. García Blanco supone (sin pruebas) que los militares encubrieron los hechos. Como siempre, en ausencia de información fidedigna se recurre a presuntas conspiraciones gubernamentales.
Otro de los casos descritos es el de Gary Wilcox, un granjero del Estado de Nueva York. Según su testimonio, este personaje conversó con los tripulantes de un ovni, y estos confesaron que provenían ¡de Marte! Como sabemos bien no existe vida compleja en Marte ni civilizaciones extraterrestres. García Blanco busca sin embargo, la forma de salvar la credibilidad del testimonio. Según el, ¡los tripulantes del Ovni mintieron! Una excusa absurda para defender un relato absurdo. Citando textualmente, la “confesión” de los hombrecillos en cuanto a su origen bien podría haber sido una de sus maniobras de distracción. Aquí nos encontramos otra característica de la los métodos de investigación de los ufólogos. Aún encontrándose absurdos en las informaciones que manejan, siempre tienen a la mano justificaciones que mantengan en pie a dichas informaciones. En otras palabras, la ufología no es falsable, y este es uno de los motivos por los que se le considera una pseudociencia.
García Blanco por lo visto confía también en testimonios de segunda mano (testimonios aún menos creíbles). Relata la historia de Manuel Mora Ramos, en España, de quien se afirma observó un extraño ovni del cual surgieron criaturas flotantes. El relato proviene, no del testigo mismo, sino de los hijos de este, que fueron entrevistados por J. J. Benitez.
En conclusión, el libro Humanoides es otra muestra del método excesivamente deficiente y endeble de la ufología.
by Lalo Márquez | Oct 7, 2008 | Ovnis y Extraterrestres
En la noche del 10 de Febrero de 1951, un transporte R5D de cuatro motores de la Navy iba volando sobre el Atlántico Norte en ruta desde Islandia hasta Terranova. El clima era claro excepto por algunas nubes casi transparentes unos cuantos miles de pies debajo de la aeronave, la cual iba viajando a 10,000 pies de altitud. Había sido un vuelo rutinario, y el comandante del aeroplano estaba relajándose en la cabina de pasajeros, con su piloto de relevo en los controles. A las 00:55 GMT este piloto, el Teniente G. E. B., observó lo que después decribió como "un brillo de luz debajo del horizonte " (énfasis añadido) a un ángulo que él estimó de aproximadamente 60 grados a la derecha de la ruta de vuelo de la aeronave. El piloto señaló el brillo al co-piloto, el Teniente F. W. K., y le preguntó que si qué podría ser. El co-piloto sugirió que el brillo amarillo pudo haber venido de un gran barco, o posiblemente el aeroplano estaba fuera de curso y la luz podría haber venido de una villa en tierra. Pero una revisión con el navegante de la aeronave, el Teniente N. J. P. K., eliminó estas posibilidades. El piloto, el co-piloto, y el navegador observaron el destello amarillo por varios minutos, y continuó manteniendo su posición de aproximadamente 60 grados hacia la derecha.
Luego, de acuerdo a un relato del incidente publicado en UFO Investigator de NICAP en las ediciones de Septiembre y Octubre de 1970, basado en el recuerdo del piloto más de una década después de la experiencia: "Repentinamente, las luces se apagaron. Apareció un halo amarillo en el agua. Se volvió de naranja a un rojo fiero, y luego comenzó a moverse hacia nosotros a una fantástica velocidad, volviéndose de un rojo-azulado alrededor del perímetro". El piloto dijo que desactivó el piloto automático y se preparó para tomar maniobras evasivas pare evitar una colisión en pleno vuelo. Luego, curiosamente, "detuvo su movimiento hacia nosotros y comenzó a moverse junto con nosotros a unos 45 grados a la derecha de nuestra proa, a unos 100 pies más o menos debajo de nosotros y a unos 200 a 300 pies delante nuestro. No estaba en una posición al nivel; estaba inclinado a unos 25 grados " (énfasis agregado). De acuerdo a los recuerdos del piloto una década después: "Estuvo en esta posición (cerca del aeroplano de la Navy) por un minuto o dos. Parecía ser de unos 200 a 300 pies en diámetro, traslúcido o metálico, de forma como un platillo, con un anillo de un fiero color rojo-púrpura alrededor de su perímetro, y un brillo blanco mate alrededor de todo el objeto."
Luego, de acuerdo al piloto, el Ovni "se separó de nosotros; no hizo ningún giro, como si estuviera retrocediendo… (en) la dirección en la que se nos había acercado y todavía seguía inclinado." En unos cuantos segundos, el Ovni había desaparecido sobre el horizonte, viajando a una velocidad que el piloto estimó ser de 1,500 millas por hora. La aeronave llamó por radio a la Estación Aérea Naval en Argentia (Terranova) para reportar el incidente, y cuando el aeroplano aterrizó en la pista poco tiempo después, los miembros de la tripulación fueron interrogados por oficiales de inteligencia para obtener sus observaciones cuando estaban aún frescas. La NICAP citó al piloto diciendo: "Era obvio que había muchos avistamientos en la misma área…". Y agregó: "Yo descubrí unos cuantos meses después que el radar en Gander (Terranova) rastreó el objeto (a una velocidad) en exceso de 1,800 mph)."
by Lalo Márquez | Oct 1, 2008 | Ovnis y Extraterrestres
A finales de abril de 1967, algunos residentes del Condado Monroe, Michigan, al sudeste de Detroit, comenzaron a observar una intensa luz blanca realizando curiosas maniobras en el cielo nocturno. Varias semanas después, un segundo Ovni apareció y pareció retozar con el primero. Algunas veces la intensa luz blanca se convertía misteriosamente a roja, luego de regreso a blanca. Los dos Ovnis no aparecían cada noche, pero una mujer observadora, Mrs. B., notó que se presentaban más frecuentemente las noches de los Martes. Usualmente arrivaban alrededor de las 9 p.m., realizaban sus extrañas maniobras hasta alrededor de la media noche y luego partían. Luego, a finles de Julio, los Ovnis dejaron de visitar al Condado de Monroe.
De los reportes de los diarios y de mi propia correspondencia con algunos de los observadores, había un acuerdo universal que los Ovnis hacían absolutamente ningún ruido, expcepto por una noche cuando un observador reportó escuchar un ruido que sonaba como una “aspiradora de casa”. Esto, además de los extravagantes saltos de uno de los Ovnis, parecía descartar cualquier posibilidad que los Ovnis pudieran haber sido aeroplanos. Por ejemplo, se reportó que uno de los Ovnis frecuentemente se iba de picada hacia el suelo en la vecinidad de Milan, Michigan, como si estuviera tratando de atacar algo en la superficie, y luego misteriosamente desaparecía, solo para reaparecer a alguna distancia a lo lejos unos minutos más tarde.
Un observador reportó que en una ocasión uno de los Ovnis se disparó hacia arriba y desapareció. Más frecuentemente, reportó Mrs. B., uno de los Ovnis se “quedaría en un lugar por quince minutos”. Ella no solo era una mujer muy observadora sino muy aventurera también. Una noche, después de avistar los Ovnis, se subió a su automóvil y trató de seguir a uno de ellos, con consecuencias algo aterradoras. Luego reportó: “Quien sea o lo que sea que vuele esas cosas sabe que los estás persiguiendo, porque el objeto da la vuelta y te persigue a ti”. (Esta reacción aparente de los Ovnis a los observadores humanos en el suelo no es poco común).
Dos de los otros residentes del Condado de Monroe tuvieron experiencias aún más desconcertantes. Una mujer, quien estaba de empleada en el turno nocturno en un hospital local, acababa de estacionar su automóvil e iba caminando al hospital cuando uno de los Ovnis voló directamente hacia arriba de ella y la iluminó con un reflector intenso, reportó después. Un muchacho adolescente, que estaba parado afuera de su casa una noche, tuvo una experiencia similar. Solo unos meses antes, la revista Look había publicado una serie de artículos en dos partes sobre el Sr. y la Sra. Barney Hill, de Portsmouth, New Hampshire, quien dijo que había sido abucido por la tirpulación de un platillo volador y llevado abordo de la nave. Si su historia fue verdad (y los editores de Look sugirieron que ellos creyeron la historia), entonecs quizá los Ovnis sobre Monroe County estaban utilizando reflectores para capturar futuras víctimas de abducción. Una mujer me escribió después que la situación había alcanzado el punto donde ella tenía miedo de aventurarse sola en la noche.
by Lalo Márquez | Sep 30, 2008 | Ovnis y Extraterrestres
Durante la noche del 7 de Julio de 1968, miles de residentes del área de Seattle fueron testigos de las extrañas travesuras de un escuadrón de Ovnis, y un piloto privado que se aproximaba a la ciudad para aterrizar en el Campo Boeing tuvo un horripilante encuentro con los objetos. La edición de la mañana siguiente del Seattle Post-Ontelligencer traía un encabezado en su página principal: “MISTERIO OVNI AQUÍ”, y un sub-encabezado de dos columnas que reportaba: “Misteriosas Luces Rojas Perseguidas por Aeroplano”. La historia destacada de la página principal describía cómo nueve luces color rojo rubí habían sido vistas por miles de observadores en tierra, incluyendo operadores de la torre de la Federal Aviation Administration, mientras los Ovnis se disparaban para un lado y para el otro a través de Puget Sound. Aproximadamente cuarenta y cinco minutos después que los objetos aparecieron por primera vez, comenzaron a desaparecer misteriosamente, uno por uno, hasta que todos se fueron. Pero a pesar de los muchos avistamientos, los radares locales del área no detectaron los objetos.
El piloto, Mr. M., se había estado aproximando a la ciudad cuando de pronto se encontró dirigiéndose directamente hacia los nuevo objetos brillantes, los cuales parecían estar en formación de vuelo, de acuerdo a su testimonio posterior. Para evitar una colisión en pleno vuelo, el piloto hizo un viraje extremo a su derecha, y los nueve Ovnis simultáneamente tomaron acción evasiva e hicieron un viraje extremo a la derecha de ellos, reportó. El piloto sospechó que se había encontrado con una formación de aeronaves militares, pero cuando revisó por radio con la torre de control FAA local, le fue dicho que no había ninguna operación militar de aeronaves que se supiera en el área.
Era una noche clara iluminada con la luz de Luna, y mientras el piloto observaba, reportó que algunos Ovnis estaban disparando cohetes al suelo y que incluso pudo verlos impactándose cerca de Green Lake. El piloto puso su aeroplano en un viraje de 360 grados debajo de los Ovnis, que ahora se podían ver flotando sobre West Seattle, de modo que pudo observar mejor a los objetos. Sin embargo, pronto los Ovnis se dirigieron hacia la aeronave privada, presionando al piloto a encender sus luces de aterrizaje para avisar a los Ovnis de su presencia. En este punto, los Ovnis parecieron reaccionar inteligentemente a su acción, y parecieron detener en seco su aproximación y retroceder, reportó el piloto. El aspecto más misterioso de todo el incidente fue el efecto aparente de los Ovnis en dos de los instrumentos en su cabina. Cuando los Ovnis finalmente desaparecieron y el piloto hubo aterrizado en Boeing Field, descubrió que su girocompás tenía un error de 170 grados -casi completamente al revés-y que el reloj del panel se había detenido a las 10:35pm. Era como si alguna misteriosa radiación emitida por los Ovnis hubiera afectado a estos dos instrumentos. El asustado piloto insitió que los Ovnis eran naves sólidas: “No lo creería yo mismo, pero los vi”, agregó.
Menos de cuatro meses antes, el 25 de Marzo de 1968, un Ovni había sido avistado cerca de Metuche, New Jersey, y reportado por una colección impresionantes de veinticinco testigos que incluían a cuatro policías y a un clérigo. Este último, había sido el primero en ver al curioso Ovni radiante descender, y le llamó a la policía, quien despachó dos autopatrullas. El clérigo posteriormente describió al Ovni como que se asemejaba a un gran globo naranja que parecía tener fuego en el interior. Pero los oficiales de policía discreparon tajantemente con cualquier sugerencia de que el Ovni hubiera sido un globo por la aparentemente inteligente acción que el objeto exhibió. Cuando se le apuntó con el reflector del auto patrulla “comenzó a elevarse muy rápido”, observó un policía. Otro oficial dijo: “Al principio creí que era la usual broma de la bolsa de plástico, pero cuando lo iluminé con las luces, la bola anaranjada se elevó demasiado rápido. Continuó elevándose hasta que dos aeroplanos convergieron con ella, luego parpadeó dos veces y la luz se apagó”. Otro oficial dijo que el Ovni parecía estar atado a otro objeto más grande arriba.
by Lalo Márquez | Sep 30, 2008 | Ovnis y Extraterrestres
Eran varias horas pasadas de la media noche el 24 de Julio de 1948 cuando la tripulación de un Eastern Air Lines DC-3 volando cerca de Montgomery, Alabama, tuvo un terrible encuentro con un Objeto Volador Identificado en forma de un puro gigante. El incidente llegó a los encabezados alrededor del país; el diario The Atlanta Constitution, difícilmente un periódico sensacionalista, tenía en su portada un encabezado que leía: “PILOTOS DE ATLANTA REPORTAN UN MONSTRUO SIN ALAS”.
Solo trece meses antes, los platillos voladores habían impactado por primera vez al público de los Estados Unidos cuando los diarios publicaron el reporte del piloto privado Kenneth Arnold que había visto unos objetos misteriosos en forma de discos cerca de Mount Rainier en el estado de Washington. Los siguientes meses produjeron numerosos reportes alrededor del país de misteriosos objetos voladores. Apenas un año antes del incidente de Arnold, un estudio patrocinado por la U.S. Army Air Force en el Corporación RAND, concluyó que las agrandadas versiones de los misiles balísticos V-2 desarrollados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial pronto harían posible orbitar naves sin tripulación alrededor de la Tierra. El siguiente paso sería el viaje espacial a la Luna y planetas como Venus y Marte, donde los científicos así como también los escritores de ciencia ficción habian estado especulando por mucho tiempo que podría haber vida inteligente.
Antes que el año 1947 se terminara, la ola de reportes de Ovnis había presionado a las Army Air Forces (ahora la U.S. Air Force) a tomar medidas para crear una oficina especial para investigar el misterio de los platillos voladores. Entonces, en Enero 7 de 1948, el Capitán Thomas Mantell perdió su vida cuando su avión se estrelló mientras perseguía un Ovni gigante. El encuentro del 24 de Julio por dos pilotos comerciales experimentados -el Capitán Clarence S. Chiles y su co-piloto John B. Whitted- añadieron todavía más a la de por sí ya creciente consternación de que había extrañas naves en nuestros cielos cuyo desarrollo y diseño era ajeno a la tecnología de esta Tierra.
Los la aeronave con veintiún pasajeros se dirigía al este hacia Atlanta a la hora del incidente, volando a 5,000 pies de altitud. La Luna estaba casi llena y la visibilidad era excelente, excepto por las esporádicas nubes a 6,000 pies de altitud. De pronto la tripulación vio lo que parecía ser una aeronave jet gigante dirigiéndose hacia ellos desde el Este. Pasó justo junto a su avión del lado derecho, viniendo desde 700 pies del DC-3, de acuerdo a las estimaciones subsiguientes de la tripulación. La velocidad del Ovni se estimó de 500 a 700 millas por hora, una flama roja-naranja iba saliendo de su cola.
Ambas tripulaciones acordaron que el Ovni tenía dos ileras de ventanas las cuales parecían estar brillantemente iluminadas desde el interior del objeto. En posteriores entrevistas con la prensa, se citó al Capitán Chiles diciendo que “podías ver justo a través de las ventanas y hacia afuera del otro lado”. Whitted, cuyo asiento de co-piloto le permitió un poco de mejor visibilidad, reportó haber visto seis ventanas grandes de forma cuadrada. Ambos estimaron que el Ovni era de aproximadamente cien pies de largo y quizá de veinticinco a treinta pies de diámetro. Los dibujos del objeto hechos por los miembros de la tripulación poco después del incidente fueron sorprendentemente similares. Una discrepancia menor fue que el dibujo de Chiles mostró ventanas de cabina en el frente, mientras Whitted no observó ninguna. Pero considerando que todo el incidente había durado solo diez segundos, esta discrepancia fue inconsecuente.
Debido a la hora tan temprana, solo uno de los pasajeros abordo del DC-3 había observado al Ovni, C. L. McKelvie. Reportó solo haber visto un repentino destello de luz sin ninguna forma física discernible. Ambos miembros de la tripulación rotundamente negaron cualquier posibilidad que el Ovni hubiera sido un meteoro, especialmente debido a que parecía exhibir lo que después se vino a llamar “control inteligente”. Como Chiles lo describió, el Ovni “pasó zumbando hacia abajo, y nosotros viramos a la izquierda, y él [el objeto] viró a la izquierda… entonces, como si el piloto [del objeto] nos hubiera visto y quisiera esquivarnos, se jaló hacia arriba con un tremendo chorro de flama de su cola y a toda velocidad hacia las nubes”. La prensa citó a los miembros de la tripulación afirmar “era un objeto hecho por el hombre, eso es seguro”.