Una Virgen María envuelta con una burka; un Cristo con gran parecido a Bin Laden, así como un rostro de Bush realizado con imágenes pornográficas, han generado una gran polémica.
La escultura de una Virgen María cubierta con un burka y un lienzo con la imagen de un Jesucristo muy parecido a Osama Bin Laden han convertido en polémica una exposición con los trabajos finalistas de un prestigioso premio de arte religioso.
La obra Bearded Orientals: Making the Empire Cross (“Orientales barbudos: representando la cruz del imperio”), de Priscilla Bracks, es una “doble visión” que dibuja a Jesucristo y a Bin Laden.
La estatua mariana de Luke Sullivan, titulada The fourth secret of Fatima (“El cuarto secreto de Fátima”) cubre el torso y la cabeza de la virgen con un burka azul, como el que estaban obligadas a llevar las mujeres afganas en época de los talibanes.
Estas controvertidas obras fueron mostradas entre otras 500 en el premio Blake de arte religioso, y han sido incluidas en una exposición en la Escuela Nacional de Arte de Sidney, en Australia.
Críticas del primer ministro
El debate es tal que incluso se ha pronunciado al respecto el primer ministro australiano, John Howard, quien criticó la elección de ambas controvertidas piezas como finalistas del premio.
“La elección de estas obras es ofensiva para las creencias religiosas de muchos australianos”, dijo Howard, en declaraciones recogidas por medios locales.
El líder de la oposición, Kevin Rudd, también criticó los polémicos trabajos. “Acepto la libertad artística de la gente, pero encuentro estas obras fuera de lugar, extremadamente fuera de lugar. Entiendo que hay gente que se puede sentir ofendida”, señaló.
Un portavoz de la Iglesia Unida, que participa en el jurado del certamen, Blake Prize, manifestó que la misión del premio es “engendrar un debate sobre espiritualidad en un mundo cínico, degradado y en crisis”.
La autora de la obra en la que Jesucristo se parece a Osama Bin Laden, Priscilla Bracks, indicó que no tenía ninguna intención de causar controversia y espera que el espectador encuentre algo más profundo en la imagen que la simple comparación entre el bien y el mal.
La cara pornográfica de Bush
Por otro lado, varias imágenes pornográficas componen el rostro del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en un polémico collage de un artista británico que decidió ofrecer esta peculiar versión del inquilino de la Casa Blanca después de que se prescindiera de sus servicios como retratista.
Jonathan Yeo, como se llama el artista, muestra desde esta semana en la galería Lazarides, en pleno Soho londinense, su controvertida obra, que, a primera vista, parece totalmente casta.
Pero, si uno se fija con atención, descubre que los retazos que componen las facciones del presidente son imágenes sexuales explícitas, entre ellas alguna que otra felación. “Lo hice por diversión, no para ofender, pero estoy satisfecho con el resultado”, señaló el artista al presentar esta semana su obra.
El retrato de Yeo, que curiosamente es hijo de un diputado conservador británico, Tim Yeo, ha causado malestar en las filas republicanas estadunidenses. Un portavoz de ese partido, citado por The Sun, augura que el retrato causará indignación en Estados Unidos. “Alguna gente pensará que es divertido, pero personalmente creo que es un montaje barato”, considera. “¿Por qué alguien querría hacer una imagen de nuestro presidente a partir de material pornográfico?”, se pregunta otro portavoz republicano.
Otras polémicas
Yihad: el musical, obra ambientada en Afganistán donde un campesino aspira a ser como Bin Laden y las mujeres usan burkas rosas. Levantó polémica por el tratamiento al terrorismo y sus víctimas.
Mi dulce Señor, escultura de chocolate que mostraba a Jesucristo desnudo en la cruz. Los grupos cristianos protestaron por la coincidencia de la exposición neoyorquina con la Semana Santa.
Catálogo sobre el cómic y la evolución del arte gay y lésbico en los que mezclaban la pornografía con símbolos cristianos. Provocó gran controversia y se consideró una falta de respeto hacia esta religión.
Fuente: Milenio Diario