LONDRES.- El monstruo del Lago Ness, esa criatura legendaria que atrae cada año a miles de visitantes de todo el mundo a Escocia, podría pasar pronto de ser un misterio sin resolver a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Aunque nadie parece haber avistado recientemente a Nessi, como se conoce popular y cariñosamente al fabuloso animal, los residentes y empresarios de la zona sí que han visto en la escurridiza bestia una oportunidad de oro para promocionar otras atracciones del lago.
Por eso, la organización turística local Destination Loch Ness (DLN) estudia solicitar próximamente a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la inclusión del hermoso paraje en su Lista Mundial de Patrimonios.
Si la UNESCO llegara a aprobar la entrada del lago, Nessi y su hábitat natural se colarían en el ‘exclusivo club’ que forman maravillosas bellezas naturales como el Gran Cañón (EEUU), el Kilimanjaro (Tanzania), las Islas Galápago (Ecuador) o la Alhambra de Granada (España).
"La leyenda del monstruo constituye una gran parte de la historia y del interés que genera la zona, pero como destino de vacaciones cortas; hay una historia más amplia que contar", afirmó Graham Ambrose, presidente de DLN.
Radicado en las Tierras Altas de Escocia, el lago, que se extiende unos 37 kilómetros al sureste de Inverness, tiene una profundidad máxima de unos 225 metros -más del doble de la hondura del Mar del Norte-, por la que se supone que merodea Nessi.
Aunque todo el mundo ha oído hablar de la bestia acuática, poca gente sabe que el lago encierra la mayor masa de agua dulce del Reino Unido. Además, su lecho constituye una importante fuente de datos históricos, medioambientales y geológicos, pues, no en vano, esas aguas -de visibilidad muy deficiente por el alto contenido de turba procedente del suelo- descansan sobre la falla Great Glen.
En opinión del presidente de DLN, "el estatus de patrimonio mundial supondría un significativo y apasionante elogio para el Lago Ness y la Great Glen". La idea de acudir a la UNESCO, explicó Ambrose, "se ha discutido detenidamente y Destination Loch Ness investiga actualmente si el área reúne las estrictas condiciones requeridas".
Nessi como reclamo turístico
No obstante, puntualizó, "aún no se ha presentado solicitud alguna", aunque "se hará una declaración en el momento adecuado". DLN lamenta que la enorme fama del monstruo haya eclipsado los tesoros paisajísticos y arqueológicos que circundan el lago.
Entre esas ‘joyas’ destacan el castillo de Urquhart; el histórico canal Caledonian, que data de 1803, y restos diseminados de fortalezas de la Edad de Hierro, con 4.000 años de antigüedad.
Sea como fuere, Nessi es el gran reclamo turístico de la zona, cuya economía se embolsa unos 37 millones de euros (50 millones de dólares) anuales de miles de visitantes que, entre otras cosas, viajan allí en busca del monstruo.
De hecho, algunas empresas ofrecen paseos en barcos con un escáner que permite a los turistas husmear en las oscuras aguas del lago con el fin de pillar ‘in fraganti’ a la misteriosa criatura.
Referencias históricas del monstruo
La primera referencia histórica al animal data del siglo VI, cuando San Columba, monje misionero gaélico que introdujo el Cristianismo en Escocia y quien, según la leyenda, salvó a un nadador con la señal de la Cruz y con la imprecación "¡No irás más lejos, no toques al hombre!", que aterrorizó a la bestia.
Gran sensación causó en 1934 la célebre foto tomada por el cirujano Robert Wilson y publicada en el ‘Daily Mail’, que parecía mostrar una enorme criatura de cuello largo y cabeza de serpiente mientras se deslizaba por el agua, aunque después se supo que fue un truco.
De cualquier manera, los lugareños que aseguran haber contemplado al monstruo insisten en que Nessi no es un mito, como Muriel Buie, de 79 años, quien relató hace unos días al diario ‘The Times’ su "encuentro" con el animal a la edad de 10 años.
"Vi -contó la señora Buie- dos jorobas en el agua y una estela en medio del lago. Honestamente, yo creo que allí había algo…".
Fuente:
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/05/24/cultura/1180001634.html