Se sustentan en ciertos datos de la realidad, pero construyen historias por demás delirantes. Al menos de ello se encuentra convencido Julio Patán, quien desde hace una década empezó a tener interés en las teorías de la conspiración, aunque sin perder un espíritu lúdico, bajo el argumento de que las tramas paranoicas que circulan por el mundo son “encantadoramente excéntricas.”La conquista del mundo por fuerzas extraterrestres, la influencia de las elites financieras o de los grupos masónicos, además de acciones encabezadas por judíos para apropiarse del planeta, son algunas de las ideas en las que se sustenta el libro Conspiraciones (Paidós, 2005), donde Julio Patán reúne “la masa de historias leídas y escuchadas a lo largo de los últimos años.”
Internet es la gran fuente para el asunto de las conspiraciones, aunque también volvió a la serie televisiva Expedientes X y al cine que había visto sobre estos asuntos.
“La paranoia clásica tiene una estructura muy similar a las teorías de la conspiración: el relato de un paranoico, para llamarlo de un modo burdo, es muy similar al de un teórico de la conspiración. Ambos hablan de un mundo en el que todos los elementos de lo real están relacionados en una misma gran trama, de la cual tú eres el centro y que responde a una lógica perfecta, aunque oculta.”
En esa medida, explica el autor, las teorías de la conspiración pueden tener ingredientes o componentes verosímiles: son datos tomados del mundo real, pero que componen una trama alucinante.
El control de la realidad
En el libro, Patán marca diferencia entre conspiración o complot y teorías de la conspiración; en el primer caso, asegura que sí existen y, por lo general, con encabezadas por grupos que pretenden el dominio de alguna entidad en particular, ya sea en la parte política, social o financiera.
Las teorías de la conspiración las sitúa a un nivel universal, con la participación de grupos específicos, donde lucha el bien contra el mal: “uno de los motivos de su éxito es el enfrentamiento entre el blanco y el negro, donde uno, como parte de la sociedad, siempre está del lado de los buenos.”
Su intención al recuperar todas esas historias es mostrar sus aberraciones y, en cierto grado, el humor involuntario que llega a construirlas.
Una de las teorías de la conspiración más difundida en fechas recientes es la del asesinato de Kennedy, sobre la que hay cantidades ingentes de bibliografía. La teoría de la película de Stone (JFK), por ejemplo, toma muchos aspectos ciertos sobre ese hecho, como una investigación posterior que es dudosa en muchos aspectos, el tratamiento que se le dio en los medios fue extraño o los silencios y complicidades.
“Esto le puede dar cierto matiz de credibilidad a la teoría defendida por Oliver Stone, que a mí me parece absolutamente delirante porque la película te dice que hay un grupo secreto de militares, empresarios y políticos que manejan todos los hilos de la realidad.”
En ese marco se encuentra la teoría de la conspiración de los judíos, según la cual existe una organización secreta de rabinos con un plan de conquista mundial, que ha sido utilizada en diferentes momentos de la historia: “Delirante y repugnante en todos los planos, defendida por el nazismo y, actualmente, por el islamismo radical.”
Ahí también se ubica a la conspiración extraterrestre, donde se maneja la existencia de alienígenas infiltrados en el Pentágono para dominar al mundo.
“Sí es mucho más notable, por ejemplo, la teoría los ricos, que es la idea —muy propia de la izquierda dura, aunque también de la derecha dura— de que el mundo está controlado por empresarios que operan en las sombras para controlarnos o perjudicarnos. Las teorías van de lo vagamente verosímil a lo directamente delirante y ese juego es lo que, en mi opinión, las distingue.”
Las teorías de la conspiración permanecen y se adaptan a los tiempos. Incorporan tramas o elementos contenidos de la realidad que les da un giro actual, pero sin cambiar su estructura esencial: un pequeño grupo –sea de judíos, de masones, de extraterrestres o de empresarios- que controla el sentido de la realidad y de la historia.
Para el presente y el futuro, Julio Patán habla de la conspiración de las máquinas —una constante de la ciencia ficción, lo mismo en la literatura que en el cine—, con lo cual se abre la posibilidad de que los primeros conspiradores no humanos sean robots o programas de computación.
El complot de El Peje
Durante la conformación de Conspiraciones, Julio Patán pensó en la posibilidad de incluir el complot más publicitado en México en los últimos años: el desafuero contra Andrés Manuel López Obrador.
“Creo que el tema del compló no es una teoría de la conspiración. Las palabras del Peje son muy escasas y resulta muy difícil saber qué tiene en su cabeza; en parte, por eso me detuve. No supe por dónde acercarme al fenómeno.”
Desde su perspectiva, el caso no se enmarcaba en las teorías de la conspiración porque no se hablaba de conspiradores universales ni estaba el mismo esquema de pensamiento, si bien utilizó la extendida creencia en el complot para justificarse y le funcionó: “Para sus votantes duros, esa idea fue satisfactoria y les dio una justificación moral ante una cosa bastante escandalosa.”
El complot sirve, finalmente, para reafirmarte en tus convicciones y para trasladar tus deficiencias morales hacia el exterior”, concluye Julio Patán.
Fuente:
http://www.milenio.com/nota.asp?id=261520
El incendio de Roma no ha sido un internum laborem (trabajo interno). Conspiranoicus, que sois unos conspiranoicus.
— Nerón hablando sobre el incendio de Roma
Alemania no está konspiranden para invadir Polonia. Eso es una ridiculen teorien konspiratorien que solamente creen unos cuantos chifladen konspiranoiken.
— Adolf Hitler una semana antes de invadir Polonia
El Gobierno de España no tiene ninguna implicación en el asunto del GAL. No hay pruebas ni las habrá. Conspiranoicos, que sois todos unos conspiranoicos. Seguro que también diréis que Elvis está vivo.
— Felipe Gónzalez cuando procesaron al policía José Amedo por su participación en el GAL
¿Qué en Auschwitz pasan cosas raras? Vamos, no seas conspiranoico.
— Un judío hablando con otro judío, cuando ambos están en el tren camino de Auschwitz
¿Conspiración? Los mexicanos no conspiramos.
— Un inmigrante comprando un local en Estados Unidos
Las máquinas somos muy de fiar
— HAL 9000 en una de sus charlas con Dave
¿Qué el Imperio Romano va a invadirnos? Tus conspiranoias son cada vez más absurdas. Sí, vale y Elvis está vivo, no te fastidia.
— Lameculix hablando con otro galo dos años antes de que Julio César invadiese las Galias
¿Qué nos llevan a un sitio llamado matadero donde nos van a matar a todas y usar nuestros cadáveres para fabricar comida? Tía, tus conspiranoias cada vez son más tontas.
— Oveja hablando con otra camino del matadero
La muerte de Giacomo Matteotti no fue un Inside Job. Todas esas bobadas conspiratorias no tienen ningún fundamento. El movimiento por la verdad del 11 de junio (fecha de la muerte de Matteotti) sólo está formado por chiflados conspiranoicos.
— Benito Mussolini en el Parlamento en 1924 hablando sobre el asesinato de Matteotti
¿Que los musulmanes te quieren matar? No seas conspiranoico.
— Hombre hablando con Salman Rushdie, autor de la novela Los versos satánicos
Las Madres de la Plaza de Mayo son todas unas chifladas conspiranoicas. Y supongo que Las Madres de la Plaza de Mayo también creerán que Elvis está vivo.
— Militar argentino hablando sobre los desaparecidos
Señor juez: no sea usted conspiranoico. ¿No se ha enterado de que las conspiraciones no existen?
— Abogado defensor de una persona acusada de conspiración
¡Soy inocente¡ ¡Soy inocente! El juez me ha condenado por conspiración. Y está completamente demostrado que no existen las conspiraciones. El juez es un conspiranoico.
— Uno de los muchos presos condenado por un Tribunal por conspiración.
¡Ay, que risa! ¡Claro, la CIA!
— Escéptico con sus “argumentos”. Y si la CIA de verdad nunca ha hecho nada, ¿para qué existe? ¡Qué forma más tonta tiene la Administración de EE UU de gastar el dinero!
¡Ay, que risa! ¡Claro, el KGB!
— Escéptico siguiendo con sus “argumentos”.
¡Ay, que risa! ¡Claro, la Gestapo!
— Escéptico aleman con sus “argumentos”.
Los conspiranoicos forman parte de una conspiración destinada a hacernos creer que existen las conspiraciones.
— Escéptico hablando de la conspiranoia
¿Una rebelión de militares? No seas conspiranoico, por favor.
— Un hombre hablando a otro el 16 de Julio de 1936 en España
¿Una rebelión de militares? No seas conspiranoico, por favor.
— Un hombre conversando con otro y citando a un español el 10 de Septiembre de 1973 en Chile
La Navaja de Occam demuestra que la CIA no tuvo nada que ver con el golpe de Estado de Pinochet en Chile.
— Portavoz de la CIA saliendo al paso de unos rumores.
Características típicas de los anticonspiratorios
1. Arrogancia y prepotencia.
Los no-conspiracistas son arrogantes y, en vez de argumentar, se dedican a argumentos ad-hominem y a ridiculizar.
2.-Implacabilidad.
Insisten una y otra vez en la no existencia de la conspiración, no importa cuantas pruebas haya. Además, (por el punto 1.), aunque les escuches noventa y ocho veces, la nonagésimonovena, cuando digas, “no, gracias”, te volverán a llamar “chiflado”. Por otro lado, son capaces de resumir todo. Todo lo resumen en la frase “chiflado conspiranoico”.
3. Poca aptitud para responder preguntas.
Para gente que anuncian insistentemente su adhesión al principio de preguntarlo todo, son tremendamente pobres en sus respuestas a preguntas directas de los escépticos sobre las denuncias que hacen.
4. Adhesión a ciertas frases hechas.
Por ejemplo, “chiflado conspiranoico”, etc…
5.- Falta de habilidad para usar o entender la Navaja de Occam. La sacan a relucir continuamente venga o no a cuento.
Apoyándose en el principio 4.), los teóricos no-conspiracionistas nunca se dan cuenta de que las pequeñas contradicciones en las versiones alternativas que desechan son mínimas al lado de los enormes, abismales agujeros en lógica, probabilidad y pruebas de la versión oficial. Además cuando se habla de versiones alternativas, sólo se fijan en la más ridícula.
6.-Incapacidad de diferenciar las pruebas buenas de las malas.
Los teóricos de la no-conspiración no tienen tiempo para revisiones, conocimientos científicos, o respetabilidad de las fuentes. El hecho de que una denuncia haya sido hecha por alguien en alguna parte es suficiente para que ellos la reproduzcan y exijan que las preguntas a las que conduce deben ser respondidas, como si en la investigación intelectual fuera cosa de responder a cada rumor. Mientras hacen eso, por supuesto, piden que se tengan “mentes abiertas” e insultan a los teóricos de la conspiración por no hacerlo.
7.- No son capaces de retractarse.
Raro es el día en que un teórico de la no-conspiración admite que una versión oficial ha sido errónea. Además, son aficionados (véase 3.) a la técnica de evitar las discusiones sobre sus denuncias “empantanando” (amontonando más afirmaciones en lugar de responder a las objeciones escépticas hechas a la anterior).
8.- Saltos en las conclusiones.
Los teóricos de las no-conspiraciones son muy entusiastas declarando a la versiones alternativas totalmente desacreditadas sin tener ni remotamente razones para hacerlo. Por supuesto esto les permite apoyarse en la frase entrecomillada de Conan Doyle de 4.) Pequeñas contradicciones en el relato de un suceso, preguntas sin importancia no respondidas, problemillas en diferencias de gestión frente a sucesos parecidos previos tratados de otra forma son más que suficientes para declarar la versión alternativa desacreditada total y definitivamente. No hay que decir que no es necesario probar que esas contradicciones son relevantes, o que siquiera existen.
9. Niegan rotundamente incluso la posibilidad de la conspiración, sin ni siquiera examinar las pruebas, no importa cuantos precedentes históricos haya.
10. No es nunca una conspiracion y es asi, ¿O no?
El cuerpo no ha sido descubierto antes, la bomba no explotó, la misma gente reproduciendo el mismo viejo argumento, demandando que hay preguntas que necesitan ser contestadas en la misma insoportable longitud. Porque la cosa mas importante sobre esta gente es que carecen enteramente de la capacidad de discriminar, no pueden distinguir una teoria buena de una mala, de una evidencia buena a una mala ni distinguir una buena fuente de otra mala. Por esa razon saltan siempre con la misma respuesta cuando ellos hacen la misma pregunta.
11. Extrema sencillez.
Los anti-conspiracistas resuelven todas las controversias de forma muy sencilla, recurriendo sólo a dos palabras: “chiflado conspiranoico”.
[editar] Peculiaridades
Las teorías anti-conspirativas exigen una visión simplista del mundo; todas las personas se dividen en tres grupos:
1.- Divulgadores de la teoría conspirativa. Muy malos y que sólo pretenden hacer negocio vendiendo libros.
2.- Negadores de la conspiración. Un grupo de idealistas bondadosos, de defensores de la libertad que salvan al mundo del gran poder y corrupción que lo dominan.
3.- Chiflados. Personas que, por patología mental, creen en la teoría conspirativa. Esto lleva en ocasiones a ampliar la cantidad de gente con trastorno mental, llegando incluso a afirmar que un porcentaje altísimo de la población está loca.
Las teorías anti-conspiratorias son intrínsecamente sectarias. Evolucionan rápidamente hacia un sistema cerrado de creencias. ¿Por qué no hay pruebas? Porque jamás se reconoce que sean pruebas. ¿Cómo lo sabemos? Porque están locos.
Es decir: las teorías de la no-conspiración son una cuestión de fe. No hay ninguna prueba, de ningún tipo o cantidad, que pueda convencer de su error a un anti-conspiración (un convencido de la no conspiración). Su fe se encuentra instalada al margen de la realidad.
HAGA SU PROPIA TEORIA DE LA NO-CONSPIRACIÓN
Para refutar las teorías conspiratorias se pueden usar las siguientes medios:
Una forma de refutarlas serían usar argumentos racionales sobre la posible existencia o no de una conspiración determinada. Esto, sin embargo, tiene una serie de inconvenientes: a) eso de razonar es muy cansado. b) además hay que examinar todas las teorías conspiratorias una por una. Además, algunos lameculos escépticos le tienen aversión a usar razonamientos.
Por eso es mejor usar los métodos siguientes:
Use continuamente las palabras “paranoia”, “conspiranoia”, etc…
Haga burlas y sarcasmos sobre la teoría. Aprenda a decir: “¡Ay que risa! ¡La CIA!”. Practique hasta conseguir el tono de voz adecuado.
Venga o no a cuento, mencione la Navaja de Occam y diga que, según ella, la teoría conspiratoria es falsa.
Haga una lista de las teorías conspiratorias más ridículas y compárelas con las teorías conspiratorias que quiera refutar.
Dé por supuesto, aunque sea mentira, que el que cree en una teoría conspirativa también cree en todas las demás teorías conspirativas.
Por supuesto, nunca olvide mencionar la teoría de que Elvis está vivo, aunque no tenga ninguna similitud con la teoría conspiratoria que quiere refutar.
Diga que todos los que creen en la teoría conspiratoria están locos. Dígalo aunque resulte que el 80 % de la población esté loca y los psiquiatras no lo hayan diagnosticado.
Por supuesto, nunca debe mencionar las teorías conspiratorias que han resultado ser ciertas.
Si alguien menciona una conspiración que realmente ocurrió, niegue que fuese una conspiración. Si consigue cambiar el significado de las palabras con suficiente habilidad, tiene mucho ganado.
Recuerde los dos principios siguientes:
Si es una conspiración, no ha ocurrido.
Si ha ocurrido, no es una conspiración.
Si sabe manejar adecuademente estos dos principios, podrá triunfar en las controversias.
Nunca mencione el significado jurídico de la palabra conspiración. Ya se sabe que los legisladores, profesores de Derecho Penal, jueces, fiscales y abogados son todos unos conspiranoicos.
En el peor de los casos, debe usted decir: Donde dije digo, digo Diego. “Pero si yo no he dicho nunca que no existan las conspiraciones.”
Por ejemplo, las Madres de la Plaza de Mayo. Estaban muy lejos de la modestia. Eran suspicaces. Se habían impuesto una tarea: sacar a la luz el complot de los militares para secuestrar, torturar y matar a sus hijos. Sabían que la verdad es que la versión de los militares era mentira. De ese modo, emprendieron su busqueda con la firmeza del iluminado y la tenacidad del ignorante.
¡Ay, las Madres de la Plaza de Mayo! Tan inoportunas, tan pesadas, tan pelmazas. Tan creídas de tener una misión providencial. Tan chifladas. Tan conspiranoicas.
Tan pesadas y tan inoportunas como los del Movimiento de la Verdad del 11-S.
Personas así de pesadas e inoportunas son las que necesita este mundo.
Durante siglos los Tribunales han condenado a personas por conspiración.
Pero desde que se inventó la palabra “conspiranoia” se acabaron todas las conspiraciones en el mundo…
Fue una suerte dar con tan importante descubrimiento para terminar con tanto sufrimiento !!!
Bueno, pues vamos a seguir inventando palabras:
-Asesinanoia. ¡Ya no hay asesinats!
-Violanoia ¡Ya no hay violaciones!
-Secuestranoia ¡Ya no hay secuestros!
-Torturanoia ¡Ya no hay tortura!
Lameculinoico
Lameculinoico (del español lameculos y paranoico). Se dice de la persona que es un borrego sensata y razonable y se da cuenta de que los gobiernos, organizaciones y empresas son buenísimos y nunca cometen fraudes ni conspiran.
Un chiflado lameculinoico sabe que, por alguna extraña razón, los gobiernos y empresas solamente pueden planificar cosas buenas pero nunca pueden o nunca tienen interés en planificar cosas malas o delictivas. Un chiflado lameculinoico, por tanto, sabe que las personas condenadas por conspiración por los Tribunales han sido víctimas de un error judicial. Es la mala pata de que les tocase un juez magufo.
Historia [editar]El asesinato del presidente de EEUU John F. Kennedy provocó una respuesta del público sin precedentes. En vez de creerse como buenos borregos la versión de la Comisión Warren, muchos ciudadanos tuvieron la extraña e insólita idea de que tal vez hubiese algo más en el asesinato. Cría cuervos y te sacaran los ojos. Unos ciudadanos que no se creen a pies juntillas lo que dicen las versiones oficiales son muy malos y muy traviesos.
Estos chiflados lameculinoicos que aparecen en la imagen saben que los gobiernos son requetebuenos y nunca conspiran.En búsqueda de respuestas a tal pregunta, hubo una serie de sociólogos y psicólogos que tomaron interés por las teorías conspirativas, que consisten en que un ciudadano tenga la absurda y ridícula idea de que le están mintiendo. ¡Con lo requetebuenos que son los políticos!
En búsqueda de soluciones, surgieron varios chiflados lameculinoicos. Uno de ellos fue Daniel Pipes. Este chiflado lameculinoico usa frecuentemente el término “teoría conspirativa”[1]. Pues bien, incluso él reconoce que algunos informes los hizo por encargo de la CIA[2].
Es obvio que la CIA es requetebuena y se preocupa por los ciudadanos. Por eso quería combatir las creencias irracionales, tales como las teorías de conspiración sobre Kennedy. Sin embargo, la CIA jamás ha intentado combatir creencias irracionales de verdad, tales como la Astrología. Alguna persona suspicaz y malintencionada (lo contrario de un borrego buen ciudadano) podría decir que si la CIA se preocupó de dichas teorías fue, precisamente, porque dichas teorías no eran en absoluto irracionales.
El informe de la comisión Warren ha sido contradicho por el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos, establecido en 1976, que en su informe final concluye que el presidente John F. Kennedy fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración. O sea, que al final incluso una comisión oficial aceptó la probabilidad de una conspiración. O sea, que los chiflados lameculinoicos resultaron ser más oficialistas que lo oficial. Igual que otros son más papistas que el Papa.
Pero si ya existe la palabra “conspiranoia” algo habrá que hacer con ella. Durante siglos los Tribunales han condenado a personas por conspiración. Pero desde que se inventó la palabra “conspiranoia” ¡ya no existen conspiraciones! ¡Qué bien! Fue estupendo dar con tan fabuloso invento para evitar tanto sufrimiento.
Características [editar]Los chiflados lameculinoicos tienen una visión simplista del mundo; todas las personas se dividen en tres grupos:
1. Divulgadores de la teoría conspirativa. Muy requetemalos y que sólo pretenden hacer negocio vendiendo libros.
2. Negadores de la conspiración (o sea ellos). Un grupo de idealistas bondadosos, que salvan a la opinión pública de teorías absurdas.
3. Chiflados. Personas que, por patología mental, creen en la teoría conspirativa. Esto lleva en ocasiones a ampliar la cantidad de gente con trastorno mental, llegando incluso a afirmar que un porcentaje altísimo de la población está loca.
Los chiflados lameculinoicos tienen un sistema cerrado de creencias. La negación de la conspiración es una fe incommovible. Para reconocer la existencia de la conspiración piden que haya, desde el primer momento, pruebas completas y perfectas y que, además, se tenga un conocimiento perfecto y completo de todo lo que ocurrió. Pero para un chiflado lameculinoico nunca habrá pruebas suficientes: si se le ofrecen pruebas, no reconocerá que son pruebas o pedirá más pruebas todavía, indefinidamente. Igualmente pedirá un conocimiento completo de todos los detalles de la conspiración. La negación de la conspiración se vuelve así un enunciado infalsable. En cambio, para aceptar la versión oficial no pedirá pruebas perfectas ni conocimiento completo.
Además, nunca acepta la duda como un estado intermedio entre la afirmación y la negación. Si las pruebas no son suficientes, no le vale con decir: “Pudiera ser. Se debería investigar.” No, si no hay pruebas suficientes, para ellos eso equivale a la negación de la conspiración. Y recordemos que para un chiflado lameculinoico las pruebas que haya nunca serán suficientes y él siempre pedirá más.
Los chiflados lameculinocios suelen recurrir a un argumento circular: ¿Cómo sabemos que la teoría conspirativa carece de fundamento? Porque los que la sostienen están locos. ¿Cómo sabemos que los que sostienen la teoría conspirativa están locos? Porque sostienen una teoría absurda.
Las creencias de un chiflado lameculinoico son una cuestión de fe. No hay ninguna prueba, de ningún tipo o cantidad, que pueda convencer de su error a un chiflado lameculinoico. Su fe se encuentra instalada al margen de la realidad y de la razón.
Actividades de los lameculinoicos [editar]Un buen chiflado lameculinoico que se precie se dedica principalmente a las siguientes actividades:
Usar argumentos ad hominem contra los que creen una teorías de conspiración. Dentro de esta argumentación ad hominem están las siguientes.
Repetir continuamente las palabras “paranoico”, “chiflado”, “lunático”, “conspiranoico”, etc…
Entrenarse continuamente para decir la frase: “¡Ay que risa! ¡La CIA!”, procurando conseguir el tono de voz adecuado.
Hablar continuamente de la Navaja de Occam, aunque no tenga nada que ver.
Asegurar, aunque sea mentira, que el que cree en una teoría conspirativa también cree en todas las demás.
Pedir a los partidarios de una teoría de conspiración pruebas perfectas y completas y un conocimiento exacto y completo de lo que ha ocurrido, cosas que, por supuesto, jamás se exigen a los partidarios de la versión oficial.
Recordar especialmente las teorías conspiratorias con menos fundamento y olvidar todas las demás.
Un buen chiflado lameculinoico debe saber actuar como un camaleón. Si es necesario debe saber decir: “Donde dije digo, digo Diego”.Entrenarse en ser un experto en la ambigüedad y el doble sentido. Imitar a los camaleones. En cuanto a las conspiraciones que sí han ocurrido, cuando no hay más remedio, decir: “Donde dije digo, digo Diego. Si yo no he dicho nunca que no existan las conspiraciones.”
No recordar o recordar lo menos posible las teorías conspiratorias que luego han resultado ser verdad.
Negar rotundamente que, a partir de ahora, pueda descubrirse alguna nueva conspiración, aunque en el pasado se hayan descubierto muchas.
Argumentos de los lameculinoicos [editar]El argumento favorito de los chiflados lameculinoicos es el llamar al oponente “chiflado conspiranoico”. Esto, es, evidentemente, un argumento ad hominem. Hay dos clases de lameculinoicos: los que usan este argumento preferentemente y los que lo usan únicamente.
¿Y cómo se llaman los que creen en menos conspiraciones de las que hay realmente? ¿hipoconspiranoico? ¿aconspiranoico? ¿paranoico de la no-conspiración?
Cualidades de los lameculinoicos [editar]Los chiflados lameculinoicos suelen tener estas cualidades:
1. Arrogancia, prepotencia y una mala leche increíble.
En vez de argumentar, se dedican a argumentos ad hominem y a ridiculizar.
2. Implacabilidad.
Insisten continuamente en la no existencia de la conspiración. Todo sus argumentos lo resumen en la expresión “chiflado conspiranoico”.
3. Poca aptitud para responder preguntas.
Son muy pobres en sus respuestas a preguntas sobre incoherencias de la versión oficial.
4. Repetición continua de ciertas frases hechas.
Por ejemplo, “chiflado conspiranoico”, “¡Claro, la CIA!”, etc…
5. Falta de habilidad de entender la Navaja de Occam, que mencionan continuamente sin venir a cuento.
6. Incapacidad absoluta de detectar o reconocer ninguna incoherencia ni imposibilidad en la versión oficial.
7. Memoria selectiva para recordar solamente las teorías conspirativas con menos fundamento.
8. Presumir de pensamiento crítico cuando nunca lo aplican a los políticos. Antes al contrario, tienen una adhesión servil e incondicional a la versión oficial.
9. No son capaces de recordar una teoría conspirativa que luego ha resultado ser verdad. Si se les recuerda, recurren al “donde dije digo, digo Diego”.
10. Son muy entusiastas declarando las teorías conspiratorias sin fundamento aunque no tengan razones para hacerlo.
11. Niegan rotundamente incluso la posibilidad de la conspiración, sin ni siquiera examinar las pruebas, no importa cuantos precedentes históricos haya.
12. Extrema sencillez.
Los chiflados lameculinoicos resuelven todas las controversias de forma muy sencilla, recurriendo sólo a dos palabras: “chiflado conspiranoico”.
No entiendo que es lo que quieres defender publicando comentarios atacando a los adversarios de los partidarios de las teorías conspirativas. ¿Cual o cuales teorias de la conspiración defiendes? Menciono algunas:
-Teorías alternativas sobre el 11 de Septiembre
-Ocultamiento de información sobre ovnis y extraterrestres
-Conspiración de los Illuminati
-Teoría del montaje en las misiones Apolo
-Chemtrails
-Control del clima por medio del proyecto HAARP
-La tierra hueca
-La tierra plana
Has estado defendiendo no se que tipo de creencias absurdas con argumentos endebles que pueden ser muy facilmente refutados. Tal vez te convenga mejor inscribirte en los foros y publicar los textos ahí, en vez de saturar esta página.
En primer lugar lo de la Tierra plana o la Tierra hueca no son teorías conspiratorias porque en todo caso pertenece a la Geología (una Geología errónea, claro está) y no serían conspiraciones.
Existen teorías conspiratorias erróneas y existen teorías conspiratorias ciertas.
Por ejemplo, una teoría conspiratoria errónea es la que atribuye los atentados del 11-S a Al Qaeda.
El 11-S fue organizado (no solamente permitido) por la Administración USA.