Última columna de Steven Novella en el New Haven Advocate. En esta ocasión el neurólogo y profesor en la Universidad de Yale critica los cómicos preceptos de la Cienciología, y a sus portavoces, particularmente al famoso actor Tom Cruise.Por Steven Novella, Dr. en Medicina – 22 Septiembre 2005
La cienciología, hogar espiritual de Tom Cruise, Kirstie Alley, Jenna Elfman y un buen número más de actores de Hollywood de los que nunca has oído hablar, ha salido mucho en la prensa debido a lo que algunos llaman devoción cercana al culto por mantener el secreto, por no mencionar sus considerables gastos en servicios de abogados. (Ver “New Haven, campo de batalla”, publicado el 4 de Noviembre 2004 en newhavenadvocate.com). Pero el mayor daño que puede causar la cienciología no viene de sus estrategias de reclutamiento, ni de sus finanzas; desde el punto de vista de las molestias al público, lo más preocupante es la oposición de la Cienciología a los antidepresivos, y su negación general de los desequilibrios químicos del cerebro y de las enfermedades mentales. Tomemos por ejemplo la discusión pública que Tom Cruise y Brooke Shields mantuvieron la semana pasada, cuando el primero ridiculizó a la actriz por el empleo que esta hizo de antidepresivos para tratarse de una depresión post-parto.
Tal y como L. Ron Hubbard (fundador de la Cienciología) dispuso en su libro “Dianética”, las verdaderas causas de toda dolencia mental son los recuerdos dolorosos suprimidos de la infancia, e incluso del útero. Estas evocaciones traumáticas crean “engramas” en nuestro cerebro. La única forma de sanarnos mentalmente consiste en “limpiar” estos recuerdos, lo cual solo puede conseguirse a través de “audiciones” de Cienciología. (En la jerga de este culto, todos los no iniciados en la cienciología son PLs, o Pre-limpios). Y las audiciones cuestan dinero.
Pero esperen, hay más.
Hablar acerca de los recuerdos traumáticos y los engramas es simplemente otra capa superficial que cubre el “nivel de realidad” de la Cienciología.
El auténtico dogma de la Cienciología afirma que todos sufrimos los recuerdos traumáticos de unos alienígenas, llamados tethans, que fueron asesinados en la Tierra hace millones de años por el malvado jefe supremo Xenu, que les atrapó en un volcán y luego les hizo saltar por los aires con armas nucleares (de aquí la referencia al volcán que aparece en la portada de “Dianética”). De modo que lo que todos necesitamos limpiar son los fantasmas parásitos de estos extraterrestres, que nos frecuentan con sus malos recuerdos.
Esta creencia de ciencia ficción, casi religiosa, ha sido ampliamente parodiada por su estupidez (algo que por supuesto es); pero al mismo tiempo ha enfrentado a la cienciología con el sector profesional dedicado a la salud mental, exactamente del mismo modo en que los religiosos creacionistas están reñidos con los biólogos evolutivos que estudian la historia natural. Los cienciólogos son los creacionistas de la salud mental. Esto les convierte en opositores, que niegan un cuerpo vasto y creciente de evidencias científicas en el campo de la neurociencia conductual.
Tom Cruise ha afirmado, sin rodeos, que “los desequilibrios bioquímicos no existen”. Y, por supuesto, eso significa que todos los fármacos aplicados a los cambios de humor o síntomas cognitivos están de más; según esta visión, tomar litio tiene la misma acepción que tomar drogas recreativas en las calles. Para la cura de las enfermedades depresivas, Cruise ofrece a cambio dieta y ejercicio (al menos en el primer nivel de realidad, anterior a la revelación de toda la historia acerca de los afligidos espíritus tethans).
Es interesante mencionar que los cienciólogos no son los únicos que niegan las enfermedades mentales. A comienzos de 1960, el siquiatra Thomas Szasz, del que se sabe que asiste a actos organizados por la Cienciología, inició un posicionamiento de crítica legítima a la siquiatría o curación mental, pero más tarde Szasz fue más lejos y llegó a negar la propia existencia de la enfermedad mental.
Semejantes ideas fueron, no obstante, formuladas tiempo antes de la revolución de la neurociencia, que nos ha permitido, por ejemplo, visualizar verdaderamente la actividad de los neurotransmisores en el cerebro. Ahora podemos ver el equilibrio bioquímico. Dado lo que ahora sabemos, negar las enfermedades mentales es como negar el hecho de que el cerebro es un órgano, exactamente igual que el hígado y los riñones, solo que tremendamente más complejo.
Esta negación es particularmente triste en una época que ha visto rápidos avances en el tratamiento de las enfermedades mentales. Hoy en día, algunas personas que hace 20 años habrían sido suicidas potenciales, pueden ser tratadas con alguno de las docenas de nuevos fármacos. Estas drogas no funcionan para todo el mundo, y no hacen que los pacientes tengan una vida perfecta, pero pueden evitar que la depresión alcance niveles paralizadores; permiten que las personas puedan llevar vidas relativamente normales.
Es una vergüenza que la Iglesia de la Cienciología haya elegido a las estrellas de Hollywood como objetivo en sus campañas de reclutamiento, y que luego las haya convertido en portavoces. Pero a lo mejor los cienciólogos, al igual que el Partido Demócrata, han sobreestimado el caché de las celebridades de la industria del entretenimiento. Cuanto más ataca públicamente Cruise a los profesionales de la salud mental, más convencida parece la gente de que él es el que necesita de nuestros servicios. Me pregunto si esto encaja dentro de su nivel de realidad.
Steven Novella es profesor asistente de neurología en la Escuela de Medicina de Yale y presidente de la Sociedad Escéptica de Nueva Inglaterra (www.theness.com). snovella@theness.com
Traducido por Miguel Artime