En el Canal History Channel para Latinoamérica están pasando una serie de programas dedicado a ciudades latinoamericanas. Son reportajes de una manufactura cuidadosa y buena producción, su dinámica no es elaborada; un reconocido actor nacional es el conductor que relata anécdotas históricas poco conocidas de famosas ciudades de América Latina, de ahí el nombre de la serie . Acompañado de las clásicas entrevistas y recreaciones.
Una de las que más me interesó, fue la referente a Monterrey, una de las ciudades, sino es que la segunda ciudad más importante de México. Monterrey es una populosa ciudad mexicana que se caracteriza por su histórica pujanza  industrial así como por ser reconocida como una  ciudad muy católica, sin embargo, gracias a este programa, me entere que fue una ciudad fundada por “nuevos cristianos” que en realidad eran criptojudios.

En marzo de 1492 los muy católicos Reyes Fernando e Isabel, por la gracia de Dios, Reyes de Castilla, León, Aragón y otros dominios de la corona, decretaron la expulsión de los judíos de sus reinos:

"Nosotros ordenamos además en este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes."

 La excusa que se da para ello no podría ser más disparatada, según la proclama, la causa es que; a pesar de edictos anteriores, como el de 1480 que ordena la separación de los judíos, estos han estado “convirtiendo” a los cristianos al judaísmo, una acusación absurda en un religión poco dada al proselitismo e incluso diseñada con rituales que desalientan la conversión, muy posiblemente para conservar la integridad de la etnia, pero bueno, las razones parecen ser las presiones social del pueblo para hacerlo, así como la politiquería de los religiosos, principalmente el inefable Torquemada. Insólitamente la cuestión económica no parece ser la causa, ya que a los Reyes les convenía tener esta elite de comerciantes de las cuales eran sus directos dueños feudales, seguramente las riquezas de las indias occidentales los hacían confiarse de ya no necesitar los prestamos de los expertos banqueros judíos.

Cualquiera que sea la causa real, de este Real Edicto, no es relevante para los efectos de esta interesante historia de las raíces hebraicas de Monterrey.  El mandato mencionado provocó la conversión de muchos judíos al cristianismo conocidos  como novo cristianos o judíos conversos, aunque en muchos casos esta conversiones no fueron sinceras y profesaban su fe en secreto; de ahí el nombre de criptojudios, aunque en ese tiempo eran llamados judaizantes y en forma despectiva marranos. Aparentemente el nuevo mundo ofrecía una oportunidad mayor a los criptojudios de no ser descubiertos, lejos del brazo de la inquisición española. La corona y la iglesia alertados por la iglesia mexicana prohibieron esta migración, y decretaron que solo cristianos hasta de tercera generación podrían emigrar, se le ha llamado “pureza de sangre”, aunque supongo que deba llamarse “abolengo de credo”. No obstante esta prohibición; los que tenían el dinero para conquistar nuevos territorios les era permitido hacerlo. Este es el caso de Monterrey y su territorio, de las cual se le conocen tres fundaciones o dos fundaciones fallidas y una final, todas ellas realizadas por judíos conversos; incluso Alberto del Canto, el primer fundador y  Luis Carvajal y de la Cueva el que consolido la fundación, se les promovió un juicio por ser criptojudios, el segundo murió en la cárcel, el primero escapo y vivió entre indígenas norteños hasta que se enfrió su caso. Los parientes de Carvajal fueron exonerados, aunque tiempo después su sobrina fue ejecutada en la hoguera por reincidir, se dice que otro de su sobrinos, cuyo apellido se lo cambió por Lumbroso, se circunciso en el desierto para seguir al ley hebraica y otros dos de sus sobrinos que también se cambiaron el apellido a Lumbroso se hicieron rabinos de cierta fama en Italia.

El párrafo anterior es para indicar que efectivamente; existe una fuerte conjetura de que la fundación de Monterrey se llevo a cabo por familias criptojudias, por lo que podemos coincidir en:

 “Durante el tiempo en el cual el gobernador Carvajal estaba en el cargo, la ciudad de Monterrey se convirtió en el blanco de la migración de otros criptojudíos que sentían la presión de la Inquisición mexicana en el sur. Así, la historia de Nuevo León y la fundación de Monterrey se distingue de otras comunidades mexicanas por albergar abiertamente una comunidad criptojudía.”

Como toda comunidad judía incrustada y marginada o incluso autosegregada en una población gentil, la cultura judío española  tomó características propias, y es conocida como Cultura Sefardí, que proviene del nombre hebreo de España, actualmente esta comunidad reconoce su origen español y se consideran judíos sefarditas, principalmente ubicados en Israel, EE UU y Turquía. Un poco de esta interesante cultura, por medio de los criptojudios arribo a México, pero con el tiempo, esa comunidad termino por diluirse en la sociedad cristiana de  esa región norteña mexicana, perdiendo su identidad religiosa y cultural.

Sin embargo, aun quedan reminiscencias de esas costumbres judías en Monterrey, la principal, entre otras que no he podido encontrar en la red, pero que son mencionadas en el programa que recomiendo ampliamente, esta en su comida. Efectivamente el platillo regional,  característico, tradicional y por supuesto excelso por su delicia gastronómica, el norteñísimo “Cabrito”, tiene un origen kosher. A la comida preparada según las estrictas reglas del ritual judaico se le llama genéricamente aunque no adecuadamente: comida kosher. Estas reglas van desde la prohibición de ciertos animales hasta la forma de matarlos y prepararlos, y estas costumbres se encuentran  en los orígenes del “Cabrito Norteño”.

Creo que ahora, cuando deguste una porción de cabrito, comida que hago unas dos o tres veces al año,  me solidarizare con el recuerdo de esas  personas que no les permitieron vivir su cultura y antes de consumir este alimento recitare la siguiente bendición: Barúj Atá A-do-nái E-lo-héinu mélej haolám shehacol nihiá bidvaró.(Bendito eres Tú A-do-nái nuestro Di-s, Rey del Universo, por cuya palabra todo fue llamado a ser)

Cabrito