El famoso ‘caso Manises’, uno de los fenómenos clásicos de la historia de la ufología española, se produjo el 11 de noviembre del año 1979. Un avión ‘Super Caravelle’ de la compañía TAE, que con 109 pasajeros a bordo cubría la ruta Palma de Mallorca-Tenerife, hizo un aterrizaje de emergencia en nuestro aeropuerto tras ser “seguido” o “perseguido” por un ovni, un objeto volante que nunca ha sido identificado.

Ese objeto fue visto además por varias personas de servicio en el aeropuerto de Valencia, instalación sobre la que se “plantó” largo rato, así como por el comandante de un caza de combate ‘Mirage F-1’ que fue despachado de urgencia desde la base de Los Llanos. El director del aeropuerto de entonces, Miguel Morlán, recordó a LAS PROVINCIAS que fue decisión suya «solicitar el caza de combate. Antes de en Valencia, el objeto sin identificar se apreció en sierra de Aitana», aseguró.

Tres décadas después, el asunto, desclasificado por el Ejército del Aire, sigue sin tener una explicación lógica, aunque para Morlán «no hay dudas del ovni» e incluso afirma que es uno de los fenómenos «mejor documentados» de la ufología española.

Poco antes de las once de la noche del 11 de noviembre de 1979, el avión ‘Super Caravelle’ que cubría el vuelo TAE 297, entre Mallorca y Tenerife, despegó normalmente del aeropuerto de Son San Juan, con 109 pasajeros a bordo. En su mayoría eran alemanes y austríacos que procedían de Salzburgo. El comandante del vuelo era Javier Lerdo de Tejada, un profesional con más de 8.000 horas de vuelo y 14 años de experiencia. Junto a él, en la cabina, tomaban asiento el segundo de a bordo, Ramón Zuazo, y el mecánico Francisco J. Rodríguez.

El vuelo pasó por encima de la isla de Ibiza rumbo a tierras alicantinas cuando, en medio del Mediterráneo, se produjo la primera alerta: una señal en el canal de emergencia de la radio. Hecha la comprobación con el control aéreo de Barcelona, se les dijo que podía proceder de otro vuelo cercano.

De modo que los tripulantes apagaron las luces de la cabina para poder ver mejor el exterior. Fue entonces cuando el mecánico vio por vez primera las dos famosas “luces rojas” por el lado izquierdo del avión. Luces que, súbitamente, dieron la impresión de acercarse con gran velocidad hacia el avión.

«Lo más importante es que el aeropuerto funcionara con normalidad y transmitir tranquilidad a los pasajeros de la compañía TAE», aseveró Morlán. «Nunca sentí miedo», afirmó el entonces director del aeródromo valenciano. «Esa vez no fue la única ocasión en que vi ovnis», aseguró Morlán, quien el próximo 8 de diciembre cumplirá 76 años.

El comandante Lerdo de Tejada, en una secuencia de comunicaciones que está registradas, desclasificadas y publicadas -el programa ‘Cuarto Milenio’, de Cuatro, las emitió dentro de su serie-pidió al control de Barcelona que le confirmara si había algún otro tráfico cercano.
-Confírmeme si tenemos algún tráfico próximo a nosotros a nuestra izquierda, aproximadamente a unas cuatro o cinco millas.
-TAE 297. Negativo. No hay tráfico notificado.
-Tenemos dos señales de luces rojas, como a unas tres millas a las diez de nuestra posición. Aproximadamente a la misma altura.
-TAE no tenemos ningún tráfico procedente en esa ruta. Es usted el único que procede Ibiza-Alicante.

Las luces, al decir de los tripulantes, se acercaron, subieron, bajaron y se alejaron. La tripulación decidió ascender a 28.000 pies de forma cautelar. Pero siguió observando las mismas extrañas luces. El aumento de velocidad que se imprimió al aparato dio la impresión de que se zafaba de lo que ya era una persecución; pero las luces volvieron a aparecer, delante ahora del aparato. En esos momentos, mientras cundía el nerviosismo en cabina, el comandante tomó una determinación: cambiar el rumbo y aterrizar en Valencia.

Paradas en el aeropuerto

Se hizo así. Pero las luces, al decir de numerosos testigos, no desaparecieron, sino que siguieron al vuelo de TAE en su trayectoria. Es más, se “pararon” sobre el cielo de Manises cuando el vuelo procedente de Palma tomó tierra, felizmente. En los libros que se han publicado sobre aquellas horas, y en los reportajes emitidos en televisión, Salvador Tomás, jefe de Seguridad del aeropuerto en aquellos días, dice que vio las luces junto con otras muchas personas de servicio, técnicos de la torre de control e incluso militares de la base Aérea de Manises, entonces activa y operativa.

Fue entonces cuando entró en actividad un ‘Mirage F-1’, enviado desde la base de Los Llanos, en Albacete, que tripulaba el capitán Fernando Cámara. En pocos minutos, Cámara, con su caza de combate, se plantó sobre Manises, donde vio las luces. En el programa ‘Cuarto Milenio’ este profesional del Ejército del Aire informó de las anomalías y alertas que advirtió en su radar durante su emocionante vuelo, del paso sobre Valencia y de cómo, al ponerse “las luces en movimiento” las siguió durante minutos hasta llegar a las inmediaciones de Zaragoza, en un trayecto donde pidió, obtuvo y aplicó, licencia para volar a Match-1, la velocidad del sonido.

Toda esta agitada actividad fue objeto de minuciosos partes, encuestas e investigaciones, en los que los protagonistas explicaron varias veces qué habían visto y oído. El comandante del caza de combate español admitió la forma acampanada que a su juicio presentaba el objeto perseguido, en la mejor visión que pudo tener de él.

Con todo, documentación y testimonios, solo dieron de sí lo evidente: no se podía explicar qué clase de objeto volante sin identificar había causado alertas. Con todo, tras el reglamentario tiempo de secreto oficial, los papeles fueron desclasificados, que es el estado en que ahora se pueden consultar.

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