Por Leandro Fernández Vivas
Lo detectaron los radares de Ezeiza. Lo vieron los vecinos de José C. Paz. Intentaron derribarlo pero no pudieron. ¿Qué pasó en el cielo del Conurbano el 17 de septiembre de 1985?

El cielo del Conurbano amaneció despejado, el frío y el viento de la última semana del invierno de 1985 habían limpiado el firmamento de nubes lo que permitió que ese objeto brillante llamara más aun la atención. El 17 de septiembre los ojos del Conurbano, o por lo menos de los habitantes más curiosos, se clavaron en un objeto volador no identificado. El ovni apareció sorpresivamente en los radares de Ezeiza. La Armada Argentina también lo detectó pero nadie sabía que era ni que hacía ahí.

En la VIII Brigada Aérea de la Fuerza Aérea, en ese momento ubicada en José C. Paz, los ojos no solo se posaron en el objeto sino también en dos pilotos de Mirage III a quienes se les encomendó la extraña tarea de interceptar al objeto intruso.

Vestidos con los pocos habituales trajes de vuelo para grandes alturas, similares a los de un astronauta pero de menor tamaño, se ajustaron los cinturones en los asientos de sus aviones y dieron pleno gas a su turbina. Los dos aviones se elevaron a gran velocidad en dirección a la esfera brillante.

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Alarmados por la noticia distintos astrónomos izaron sus telescopios hacia el punto brillante y pudieron ver con claridad su forma alargada, redonda y con protuberancias. Algunos afirmaron que llevaba debajo de él un tubo colgado. Fabio Zerpa fotografió y analizó el objeto para luego realizar una publicación extensa en su revista Cuarta Generación.

El objeto, lejos de incomodarse por los ojos terrícolas que lo observaban, se paseó de punta a punta del Conurbano hasta que los aviones se le acercaron. Cuentan también que un canal de televisión contrató un avión privado para tratar de filmar de cerca al Ovni. Los dos Mirage tenían enfocado en el centro de sus miras al extraño objeto brillante, sin embargo al superarlos en altura su aproximación fue inútil, sólo lograron fotografiarlo.

Quienes pudieron apreciarlo de cerca lo describieron como una especie de “lenteja” de color blanquecino, con un apéndice inferior a modo de “antena” y una columna muy luminosa ubicada en la parte superior. Otros testigos casuales del desplazamiento del objeto fueron la tripulación y pasajeros de varios aviones de línea, entre ellos el de un Boeing 747 de Iberia en vuelo hacia Santiago de Chile, que pudieron ver el OVNI desde abajo después de efectuar un vuelo circular en sus inmediaciones. Según la descripción del comandante despedía una gran luminosidad y tenia forma alargada.

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Los diarios de día siguiente daban cuenta del OVNI, de la movilización de la Fuerza Aérea y de la sorpresa de los habitantes. Estos mismos diarios cruzaron el Atlántico donde encontraron la respuesta al fenómeno. Desde las tierras galas una comunicación informó que lo que parecía ser el fenómeno ovni más espectacular del país no era más que un globo meteorológico francés del programa Eolo que había despegado días antes desde Sudáfrica para estudiar la capa de ozono.

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Pasada la noticia y la sorpresa sobre el ovni, y aun siendo refutada en los diarios de le época su origen extraterrestres aun hoy muchos ufólogos sostienen que la información francesa fue una manera de ocultar la verdad. 24 años después del fenómeno sigue siendo una incógnita.

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