Por: Francisco Javier Nieves Aguilar.-

Horror, miedo, desesperación, impotencia y terror, todo se le juntó a María Asunción Cabrales cuando en las instalaciones del DIF Municipal de Ixtlán tuvo su peor experiencia paranormal que aún le llena de nervios.

No entendía, ni quería entender en ese momento, qué era lo que estaba pasando. Había escuchado relatos de aparecidos, había tenido alguna experiencia paranormal, había leído sobre los fantasmas en general, pero lo que le estaba ocurriendo en ese momento era algo inaudito, para no creerlo, pero para vivirlo intensamente.

Como todas las mañanas, la señora Cabrales arribó al DIF para iniciar las labores del día en calidad de intendente. Pocas eran las personas que se encontraban en el inmueble a esa hora.

Doña Asunción se apostó bajo la sombra del enorme y vetusto árbol que se encuentra en el interior, más de pronto observó una especie de procesión, ahí mismo ¡y a plena luz del día!

La gente, según lo contó, se desplazaba de oriente a poniente, en dirección a las bodegas, junto al traspatio de la guardería, pero justamente ahí se perdían. “Caminaban muy extraño—dice—levantando los pies casi al nivel de la rodilla”.

La citada trabajadora del DIF nunca había tenido acercamientos con fantasmas y mucho menos registraba su cabeza alguna situación paranormal, más de pronto se sintió insegura, observando aquellos entes que se encaminaban hacia las bodegas, como trotando.

Todo ello ocurrió apenas la semana pasada, y aún temblando de miedo se dirigió a las oficinas de la Dirección para narrar lo sucedido. Sus compañeros hicieron todo lo posible por tranquilizarla, aunque la experiencia —dice— perdurará por el resto de su vida.

Pero no sólo Doña Asunción Cabrales ha sido testigo de estos acontecimientos nada comunes en el DIF Municipal de Ixtlán, pues existen otros relatos que ponen la piel como carne de gallina a cualquiera.

Tal es el caso de la señora Irma Rodríguez Rendón, quien también dice haber sido espectadora de un hecho escalofriante.

Cuenta Doña Irma, que en días recientes se encontraba en el interior de una de las estancias del DIF cuando en eso escuchó ruidos extraños, como si alguien intentase abrir la puerta.

Su corazón empezó a latir de más cuando observó que el picaporte de la puerta se movía hacia arriba y hacia abajo. Fue entonces que sintió que las piernas se le paralizaban, mientras que sus manos temblaban sin ton ni son. Sintió el rostro caliente y sus miedos fluyeron en forma de torrente.

No esperó más, se salió por la “trastienda” y corrió hacia los pasillos, terriblemente asustada. Ahí se encontró con otro compañero de trabajo a quien puso al tanto del asunto.

“No te asustes, vamos a ver qué es lo que ocurre”, le habría dicho éste. Pero ¡Oh sorpresa!, nada había junto a la puerta y tampoco había indicios de que alguien hubiese estado ahí.

Estos son tan sólo dos testimonios de hechos paranormales ocurridos recientemente en las instalaciones del DIF, pero dicen que hay muchos más. ¡Uyyyyyy!

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