¿Existió el programa Apolo?

En primer lugar, voy a referirme a si las expediciones a la Luna tuvieron lugar o no, asunto que ha sido tocado en numerosas publicaciones sensacionalistas; incluso, hace como 30 años estuvo de moda una película de Hollywood en la que el gobierno norteamericano simulaba un viaje a Marte y engañaba a todo el mundo.

El programa “Apolo” fue concebido durante la administración Kennedy, como una forma de recuperar el tiempo perdido en la tecnología astronáutica y lavar el orgullo nacional, ante la ventaja alcanzada por la Unión Soviética. En su momento de mayor empuje, entre 1966 y 1969, este colosal programa llegó a emplear más de 400.000 ingenieros y técnicos, tanto de la propia NASA y otros organismos estatales de Estados Unidos, como de miles de contratistas privados, incluyendo a todas las corporaciones industriales relevantes (Ford, Boeing, IBM, Westinghouse, General Electric, Rockwell, Lockheed, etc.), e incluso de otros países. Cientos de universidades tuvieron también un papel primordial en el desarrollo del complejísimo proyecto. En total, millones de personas fueron directa o indirectamente empleadas por la industria aeroespacial gracias a “Apolo”, y se ganaron la vida con ella. La inversión se estima en unos 25.000 millones de dólares de aquella época.

¿Se le pagó a toda esta gente sus sueldos “para nada” durante la década de los 60 y parte de los 70? ¿Se les “engañó”, y en realidad todo su trabajo fue a parar a la basura…?

Por otra parte, las trasmisiones de las naves espaciales, desde el espacio o desde la Luna, podían ser monitoreadas (si bien no siempre decodificadas) por la Unión Soviética, el Reino Unido, Francia y otras potencias de la época, y hasta por radioaficionados. Los rusos, británicos y franceses podían saber muy bien si esas señales de radio y TV provenían de la Luna o no. ¡Qué gran oportunidad habrían tenido los soviéticos de ridiculizar a los capitalistas, revelando su “fraude”! Lo mismo puede decirse de las muestras lunares que la NASA distribuyó a muchos otros países, incluyendo la propia URSS, para su análisis. Cualquier geólogo medianamente equipado habría podido decir si eran falsas: meteoritos, lava terrestre o simples piedras de una quebrada.

¡Cuántos periodistas de los mismos Estados Unidos, cuántos empleados o ex-empleados del gobierno (comenzando por la propia NASA) habrían buscado fama y fortuna revelando el “engaño” más grande de la historia! Recordemos que al presidente Nixon lo hizo renunciar la prensa, por aquella misma época.

Tan descabellado es dudar que se realizaron no sólo uno, sino seis viajes exitosos a la superficie lunar durante tres años y medio (1969-72), que realmente me siento ridículo tratando de “demostrar” que sí tuvieron lugar.

El texto

Ahora me referiré al escrito que anda circulando por la red, sin firma ni fecha, y que parece sacado de alguno de esos infames “tabloides de supermercado” que tan populares son gracias a su amarillismo impune.

Voy punto por punto, en el orden en que aparecen las extravagantes afirmaciones del texto.

1) Sobre la cuarentena a que fueron sometidos los astronautas que regresaban de la Luna, esta era una medida de sobre-precaución por si traían algún patógeno extraterrestre. Después de la misión Apolo 14 esta disposición fue eliminada, ya que se comprobó que era innecesaria. Eso de que la cuarentena se destinaba a “lavarles el cerebro” suena demasiado a “Expedientes X” (¡por cierto, mucha gente cree que las historias de esa serie de ciencia-ficción son ciertas!).

2) Sobre las sombras de Armstrong y Aldrin en la Foto 1, personalmente no veo nada raro; el ángulo y posición de cada uno con respecto al Sol explican perfectamente cómo se ven. Además, ¿serían tan ineptos los creadores del “fraude” como para no hacer bien la toma?

3) En la Foto 2, se dice que la sombra que se ve por la ventana no puede ser la del Módulo Lunar sobre la Luna. De hecho, NO lo es: se trata de la sombra de una de las toberas de impulso del propio módulo FRENTE A LA VENTANA, que obstruye parte de la visión. De nuevo, qué incompetentes serían los mentirosos técnicos del gobierno estadounidense, si cometiesen semejante error…

4) En el texto que acompaña a la misma Foto 2, el anónimo autor se pregunta por qué no volvieron a enviarse misiones a la Luna. La razón fue meramente económica: obtenido el triunfo simbólico sobre la URSS, el Congreso norteamericano le redujo drásticamente el presupuesto a la NASA. Esta decisión fue bastante torpe y miope, ya que se frenó el impulso tecnológico logrado, y millares de especialistas tuvieron que buscar empleo en la industria armamentista.

No voy a comentar sobre el anónimo “informador de la NASA” o lo que “otros dicen”, ya que son afirmaciones espurias.

5) La tercera foto, donde aparece el astronauta Aldrin, está acompañada por comentarios verdaderamente risibles. Por una parte, si bien es cierto que por la falta de atmósfera la iluminación en la Luna es sumamente contrastada (el Sol ilumina intensamente, y las sombras son muy oscuras), la propia superficie lunar refleja la luz del Sol, y por eso los objetos que no reciben esta luz en forma directa pueden hacerse visibles –y fotografiables. Respecto al “fondo borroso” que tan sospechoso le parece al comentarista, obviamente éste desconoce absolutamente todo sobre fotografía (o conoce mucho, pero finge que no). Cualquier aficionado sabe que, dependiendo de cómo se configure la exposición, el objeto a retratar puede aparecer nítido mientras que lo que está más cerca o lejos se desenfoca. En realidad hasta un niño lo sabe, pues esto sucede también en el cine y la televisión.

Por último, el “extraño objeto” reflejado en el casco de Aldrin es una pata del Módulo Lunar (no una estructura extraterrestre que olvidaron borrar de la foto esos incapaces embusteros de la NASA).

6) En la siguiente foto, el desconocido redactor se asombra de que el Módulo Lunar no haya dejado un cráter donde descendió. ¿Quién dijo que debía producirse un cráter? ¿Acaso un helicóptero que aterriza en la mucho más intensa gravedad de la Tierra deja cráteres a su paso? Si el suelo lunar fuese tan fácil de perforar, y por ende tan peligroso, el programa Apolo habría tomado esto en cuenta para el diseño de sus vehículos. Por otra parte, no entiendo eso de que “Buzz Aldrin dijo que no había refracción de la luz”; ¿es decir que en la Luna las leyes de la óptica dejan de operar? ¡Aldrin merecería el Nobel de Física por ese descubrimiento!

7) Junto a la foto del automóvil lunar, se sorprende el desconocido autor de que el vehículo haya hecho un giro de 90 grados, y afirma que “da la impresión de que fue movido y puesto en ese lugar”. De hecho, la maniobrabilidad del “rover” era muy alta, y los astronautas dominaron fácilmente su manejo en la débil gravedad lunar. Sobre la letra “C” que dizque aparece en la roca, tengo la respuesta: sí, seguro que los ineptos autores del fraude “olvidaron esconder la marca del decorado”. ¿O será la herradura de un caballo? ¿O una de tantas formas naturales que nos recuerdan figuras o artefactos humanos, como las vírgenes en las rocas o la célebre “cara en Marte”?

Sobre las líneas de marca (cruces) de la cámara, admito que no comprendo el comentario del texto, que probablemente fue mal traducido de algún ya mal redactado periódico amarillista; por lo tanto, no puedo comentar nada al respecto.

8) Junto a las fotos que siguen se indica, como algo extraño, que no se ven estrellas en el cielo. En realidad, si hubiesen querido complacer el gusto y las creencias de la mayoría del público, los autores del “fraude” habrían debido colocar muchas estrellas. Pero la intensa luminosidad del paisaje lunar bajo el Sol obliga a utilizar exposiciones muy cortas y aperturas muy pequeñas en las cámaras fotográficas, cinematográficas o de TV. Muy rara vez se verán estrellas en las imágenes tomadas en la Luna, o en el espacio en general, a menos que se trate de equipo destinado a estudios astronómicos.

Y nuevamente, debe reiterarse que no es necesario que un objeto en la Luna esté siendo iluminado directamente por el Sol para poderlo ver: basta con el reflejo de la propia superficie lunar. Si el lector ha observado la Luna llena en una noche despejada y fuera de la ciudad, se habrá percatado de que nuestro satélite encandila, a casi 400.000 kilómetros de distancia.

9) Por último, al final del texto se menciona el accidente de Apolo 1. Como quizá la mayoría de los lectores lo ignore, debo decir que esa misión nunca llegó a realizarse. El trágico incendio tuvo lugar durante ensayos en la Tierra (la fecha correcta fue el 27 de enero, no mayo, de 1967). Y en efecto, aunque lo dude el incógnito autor, se corrigieron todos los problemas: menos de dos años después el Apolo 8 orbitaba la Luna, y siete meses más tarde Armstrong y Aldrin se convertían en los primeros seres humanos en caminar en un cuerpo distinto a la Tierra. Todo puede lograrse cuando se tienen el talento, la determinación y los recursos.

Para finalizar, una reflexión: qué mundo tan extraño es este, en el que algunos ociosos quieren hacernos creer que nunca hubo viajes a la Luna, pero que sí hay ovnis, “chupacabras”, “gatos embotellados” y conspiraciones siniestras para encubrirlos.

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