Un avión no puede desaparecer. Ni tan siquiera en la inmensidad del Atlántico. Éste, precisamente, era el argumento de las teorías UFO que se habían disparado en la red. La Marina brasileña ha rescatado nueve de los cuerpos del Air France 447, otros ocho han sido recuperados por la fragata francesa Ventôse. Con ellos, se cae una de las mayores campañas ovnis que se han vivido en los últimos tiempos.

¿Qué tienen ahora qué decir los ufólogos o pseudoufólogos de la red? ¿Era lícito jugar con las familias insinuando que, en el fondo, lo que estamos hablando es de un expediente X? ¿Era justo aprovechar el accidente para recrear un encuentro ovni? En Internet eran innumerables las webs, foros y chats que habían planteado una abducción o un secuestro por seres de otra galaxia.

En algunos primaba el humor negro, pero en otros argumentaban escudándose en la ignorancia ?ni había cuerpos sobre el mar ni causas del accidente?, a partir de las numerosas respuestas sin responder que hay aún pendiente. Cuestión de fe. Y no había que acudir tan sólo a las webs clásicas de lo paranormal, el fenómeno era internacional.

Un llamamiento, básicamente, a la cordura
Por eso, entre otras razones, la Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil (BEA, según sus siglas en francés) recomendaba evitar “cualquier interpretación prematura” y “especular” sobre las causas de la desaparición del avión de Air France. Era un llamamiento, básicamente, a la cordura.

La BEA había creado un equipo de investigación para determinar las circunstancias del siniestro. Sin embargo, aún llueven los datos “parciales y no confirmados”, que alimentan la especulación y la creencia ?al fin y al cabo, sin pruebas tan sólo es cuestión de fe? de un fenómeno Ovni. Pero ahora hay cuerpos y fuselaje, el dictamen de las causas del accidente será tan sólo cuestión de tiempo.

Sin embargo, no benefician las palabras de Pierre-Henry Gourgeon, director general de Air France, por ejemplo, acerca de que el Airbus A330-200 había emitido varios “mensajes automáticos de mantenimiento” en los que alertaba de “averías en numerosos componentes”. Al igual que las de su jefe de comunicaciones, François Brousse: lo “más probable” es que “fuese fulminado por un rayo”.

Algo inesperado debió de ocurrir. Una avería eléctrica generalizada, grandes turbulencias que provocaron la pérdida de altura, problemas en el sistema de presión en la cabina de pasajeros son las hipótesis que barajan los expertos aeronáuticos. Incluso una concatenación de varios de ellos.

Pistas buenas, pistas falsas
Jocelyn Smykowski, presidente del Sindicato Nacional de Pilotos franceses, defiende la teoría de que la caída del aéreo no se debió a una sola causa, sino a un conjunto de factores que llevaron al desastre. “Un avión no se cae por un problema, están preparados para poder volar en situaciones de extrema emergencia”.

Para saber con certeza qué sucedió en aquel vuelo se buscan las cajas negras bajo las aguas, las únicas que podrían despejar el misterio y evitar nuevas catástrofes. La Fuerza Aérea brasileña ha movilizado ocho aeronaves, que se suman a los tres navíos de la Marina que rastrean el área que corresponde al control aéreo brasileño, mientras que la zona bajo control aéreo de Dakar está siendo rastreada por aviones franceses.

Hasta ahora, la única pista sobre el posible lugar del accidente la aportó un piloto brasileño de la aerolínea TAM, que aseguró haber visto “extraños puntos naranjas” en el mar, en aguas senegalesas, poco después del accidente. Las autoridades brasileñas comunicaron el suceso a sus colegas del control aéreo senegalés. La pista ha resultado, pese al tiempo transcurrido, buena.

Un piloto de la aerolínea española Air Comet que volaba de Lima a Madrid cuando desapareció el avión de Air France sobre el océano Atlántico vio un “intenso destello de luz blanca” en la zona donde cayó el aparato, según afirmó el director general de Air Comet. Era el comandante del vuelo 974 de Air Comet y en su informe, enviado a la Dirección General de Aviación Civil y a Air France, escribió:

“De repente, observamos en la lejanía un fuerte e intenso destello de luz blanca que tomó una trayectoria descendente y vertical que desapareció en seis segundos. Por coincidencia de la hora y lugar, pongo en su conocimiento estos hechos por si fuesen de utilidad en el esclarecimiento de lo sucedido”.

¿Pudo ser una bomba?
¿Pudo ser una bomba? El atentado, en cualquier caso, prácticamente ha sido descartado por las autoridades francesas, aunque admiten que el Airbus “se desintegró en el aire”, según Le Monde. La caja negra, que conserva los registros por un mes, dirá lo que haya que decir cuando sea rescatada si es que existe. El Atlántico, bajo la llamada Zona de Convergencia Intertropical, famosa por sus turbulencias y tormentas, en la línea del Ecuador, llega a alcanzar 4.500 metros de profundidad.

Pero, técnicamente, deben permanecer a flote. En gran parte, ante la evidencia de la dispersión de los presuntos restos, aunque éstos aún no se han sido aún analizados y han sido encontrados a kilómetros uno de otros, todo parece indicar que se trata del avión siniestrado y de algunos de sus 228 pasajeros a bordo.

“Ninguna emisión de las tres balizas que equipan los A330 de Air France fue captada por los satélites ni reenviada hacia uno de los 24 centros de control en el mundo que constituyen el sistema de alerta aérea y marítima”, según Philippe Hazane, subdirector adjunto del Centro Nacional de Estudios Espaciales francés (CNES), por lo que consideró que la “catástrofe fue muy rápida”. Chris Yates, analista de la revista Jane´s Aviation, es contundente: “Tiene que haber otra razón”.

La “Anomalía del Atlántico Sur”
La cuestión es que sumando estos argumentos a otros que han ido apareciendo, aunque en algunos casos en algunos casos no pasaran de suposiciones o hipótesis: destellos de luz, puntos naranjas, desaparición en seis segundos, ausencia de restos sobre el mar ?ahora se confirma que los encontrados no pertenecen al Airbus?, concentración de 24 señales de anomalías en cuatro minutos antes de perderse su señal, velocidad errónea? el campo se ha abonado a los amigos del misterio y los fenómenos paranormales, que se habían lanzando en la red a teorías de todo tipo.

Sólo como ejemplo, ésta lanzada por alguien llamado Kristen Neiling y reproducida en www.falsarealidad.com. Cita la “Anomalía del Atlántico Sur”, tal como la denominan los expertos, una de las razones de peso por las que se está intensificando el estudio del magnetismo terrestre. Por esta zona, que básicamente coincide con las aguas senegalesas, hasta los satélites que se encuentran en órbitas bajas sufren mucho al sobrevolarla por los fallos en los equipos electrónicos.

Incluso, “los astronautas ven relampagueos ante sus ojos”, señala el texto, además de hacerse eco de que éste y otros misterios sobre nuestro planeta magnético “tendrán toda la atención que se merecen con el próximo lanzamiento del proyecto Swarm”, de la Agencia Espacial Europea.

“Se trata de tres satélites que trabajarán en conjunto para tomar mediciones del campo magnético y de sus variaciones en un modo mucho más preciso que en cualquiera de los intentos anteriores”. Y finaliza elucubrando acerca de que cómo en este “vacío” puede haber caído el Air France 447. “Esta es una conjetura sobre lo que podría haber sucedido con el vuelo Air France AF 447. Por ahora no sabemos nada, pero estamos refrescando la mente sobre la famosa Anomalía del Atlántico Sur”, acaba diciendo.

Conspiraciones illuminatis
Desde Francia aún no se ha difundido la lista completa de pasajeros. A la vez aumentan las elucubraciones sobre qué se esconde detrás del siniestro. Y comienzan a circular historias sobre otros aviones desaparecidos en pleno vuelo; el primero de ellos en 1945, un avión cuyo accidente EE UU mantuvo en secreto. Aunque son datos sin confirmar.

Un vídeo difundido en la red Youtube simula todas las rutas de aviones sobre el planeta y se escuda en que “un avión no puede desaparecer”, para luego mostrar zonas de vuelo restringido y “áreas muertas”, insinuando que pudo haber atravesado una de estas áreas. En cualquier caso, en internet los vídeos planteando que la desaparición del Airbus era un “caso UFO” eran ya infinitas. Muchas de ellas han quedado en evidencia.

Incluidas las que hacían alusión, sea lo que sea que ocurra, a conspiraciones illuminatis. Pero es incuestionable que el misterio en torno a la investigación para la cual se ha dispuesto un espectacular operativo de rescate comienza a decaer con el hallazgo de los cuerpos.

En un radio de 200 kilómetros de la zona, a unos 700 kilómetros del archipiélago Fernando de Noronha, donde se cree que se estrelló el aparato, cinco nuevos aviones militares han sido desplazados hacia la zona de las búsquedas. Tres son brasileños (C-130 Hércules), uno estadounidense (P-3 Orion) y uno francés (Falcon 50). En el área se encuentraban ya dos naves de la Marina. En total están movilizados 11 aviones.

¿Tiene que ver con algún secreto militar? Aparentemente, no
Según una nota oficial de la Marina brasileña, un helicóptero Black Hawk H-60, con base en Fernando de Noronha, está participando por primera vez en las misiones de búsqueda a 110 kilometros al noreste del archipiélago. El despliegue militar plantea en la red otra hipótesis: ¿Es la desaparición del Airbus un asunto militar? ¿Tiene que ver con algún secreto militar?

Aparentemente, no. En Brasil no están de acuerdo con las teorías francesas de desintegración del avión durante su caída en picado. El Ministerio de Defensa brasileño argumenta que las enormes manchas de queroseno aparecidas en la zona de rastreo señala que el avión, sin control, se estampó contra el océano. De ahí, el queroseno, si no se hubiera quemado. La aparición de los cuerpos y su estado parece darle la razón.

Sea como sea, el increíble caso va camino de ser la peor catástrofe en la historia de Air France. En el Airbus A330-200 que cubría el trayecto Río de Janeiro-París iban a bordo 80 brasileños, 73 franceses, 18 alemanes, 9 italianos, 6 norteamericanos, 5 chinos, 2 españoles y otras 34 personas de diferentes nacionalidades. Es, por tanto, una noticia de alcance mundial. “Ningún elemento preciso permite hasta ahora saber lo que sucedió”, insiste el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Oficialmente, el avión de Air France volaba a una velocidad de 840 kilómetros por hora y a una altitud de 35.000 pies, algo menos de 11.000 metros. En el momento de su desaparición, el Airbus salió de la zona de cobertura de los radares brasileños y se aprestaba a entrar en el espacio aéreo controlado por Senegal. Nunca llegó a establecer contacto con Dakar. ¿Qué ocurrió?

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