Resulta paradójico que en el Año Internacional de la Astronomía y con hazañas científicas como el Gran Telescopio Canarias cada vez tengan mayor difusión los horóscopos, la creencia en que los alienígenas hicieron las pirámides y los moais de Pascua o que el Hombre jamás pisó la Luna, afirma el astrónomo Javier Armentia.

Armentia, que es el director del Planetario de Pamplona, afirma en una entrevista a Efe que, respecto a la popularidad del esoterismo “estamos igual o peor que hace 50 años” y se ha puesto de moda “un negacionismo” de los hechos científicos “porque los chavales han visto veinte veces en la tele a un supuesto experto” que los pone en cuestión.

A juicio del astrónomo y divulgador, emitir sin previo aviso a los telespectadores programas basados “en falsos misterios, pseudociencia y amarillismo paranormal es tan pornográfico y poco ético” como difundir películas porno a cualquier hora.

Javier Armentia, que tiene previsto hablar de estos asuntos mañana en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife, en una charla titulada “No te creas todo lo que te cuentan. El lado oscuro de la astronomía”, considera curioso que en el año en que se celebran los 400 años del telescopio y el 40 aniversario del alunizaje del Apolo XI “la gente siga creyendo en el horóscopo”.

A él mismo le ha pasado que al comentar el descubrimiento de un nuevo planeta extrasolar alguien le replique: “no importa, por el cielo de Canarias pasan constantemente los alienígenas”.

Incluso los alumnos de Bachillerato le dicen en las charlas que es falso que el Hombre haya llegado a la Luna “porque la bandera no se movía” y todo obedece a un montaje de la NASA.

“Todos ven programas de una audiencia importante donde se cuentan medias verdades o grandes mentiras y en todo ven misterios”, asegura Armentia, quien lamenta que sin embargo no se difundan “las maravillas” de la ciencia o cómo la carrera espacial fue impulsada por la rivalidad entre Estados Unidos y la URSS “que ni el Barça-Real Madrid”.

Ello sucede porque la ciencia “no da seguridad” ni contesta nunca a la pregunta “¿qué nos va pasar en el futuro?”, que es lo que la gente busca en estas creencias, lo que se suma “a la vagancia congénita” y a que estos programas son “un producto de consumo como el chicle”.

Cuando estas seudo-ciencias se aplican a la arqueología subyace “un enorme desprecio”, pues en el fondo se considera que los antiguos peruanos “eran tan primitivos y tontos” que tuvieron que venir los extraterrestres a hacer las líneas de Nazca o las pirámides en Egipto, porque los egipcios “era unos ignorantes y unos indocumentados”, ironiza.

También hay teorías acerca de que los moais de Pascua fueron realizados por alienígenas con rayos láser, y sin embargo se desconoce “la verdadera, apasionante y terrible” historia del pueblo rapa-nui, que agotó sus recursos naturales al talar todos los árboles de la isla para erigir sus esculturas.

Lo paradójico es que nadie cree que una ficción como “Star trek” sea realidad, por lo que es preocupante que se intente engañar con argumentos seudo-científicos o se niega que el carbono 14 sea válido para examinar la “Sábana Santa”, lo que a su juicio “sí que sería un milagro”.

También “da miedo” pensar que todo el Universo “da vueltas alrededor de nosotros” y los astros rigen nuestro destino, como pretende la astrología, y si estos asuntos se explicasen de forma racional “es tan bonito como el misterio” que pretenden desvelar.

La poca consideración a la ciencia y su desconocimiento “es en gran parte culpa de los científicos, que no han sabido encontrar su espacio en la sociedad” cuando se trataría de divulgarla “en el lenguaje que habla la gente, hacerla llamativa y atractiva y que emocione”.

Javier Armentia reconoce que en sus charlas también pide al público “que no se crea todo lo que digo” y apunta que “me discuten todo”, lo que no ocurre cuando se difunde la noticia de que un astronauta afirmó que había visto ovnis en La Laguna y la NASA lo oculta, una forma de hacer publicidad a sus libros, señala.

Precisa también que estos asuntos encuentran hueco en medios de comunicación muy exigentes con otras informaciones porque se los considera “un tema menor, como un pasatiempo para aliviar la crisis”.

Armentia señala que lleva mucho tiempo “pataleando sin éxito” por este asunto y cree que debería haber un compromiso por parte de las instituciones “al más alto nivel” para evitar que se difundan engaños.

No obstante, también ve con optimismo el hecho de que hay una generación de jóvenes que han disfrutado de los planetarios, los museos de la ciencia en el país “y han conocido el Universo”, algo “que queda” en sus vida “aunque luego sean consumidores de misterios”.

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