Ayer murió una tía de mi esposa y toda su familia, que es muy grande, se reunió para despedirla. Es importante que diga que todos son súmamente religiosos, de los que no están a gusto si no han ido a misa, por ejemplo. Mi esposa no sabe que pensar, todavía está confundida con lo que yo le platico y lo que a ella le han inculcado desde niña. Y hoy que veníamos de estar un rato en la funeraria con su familia mientras la velaban (de día), antes de dejarla en su consultorio (es dentista) me dijo: “tal vez tener una religión no sea tan mala idea después de todo… mis familiares sienten que mi tía solo partió de este mundo pero que está en otro lugar y eso creo que da una sensación de seguridad o de que no es una pérdida total, sino que la volveremos a ver”. Yo no pude contestar porque ya habíamos llegado y procedió a bajarse del coche, pero me quedé pensando en sus palabras y decidí escribir este comentario, tanto para prepararme con lo que posiblemente le diga, como para compartirlo con ustedes.

Yo ya perdí a mi padre hace varios años, así que sé lo que es perder a un ser querido. Y sé que ya seas creyente o no, sientes esta pérdida y extrañas a la persona fallecida con la misma intensidad. La diferencia principal, pienso yo, es que los creyentes sienten un poco de alivio esperando que sea verdad que el espíritu de la persona está en algún lugar esperando para encontrarse con ella nuevamente (o rostizándose en las flamas del infierno por toda la eternidad). Los no creyentes sentimos que esta vida es nuestra única oportunidad para vivirla, y muchos tratamos de vivirla lo mejor que podemos. Lo que nos puede consolar son los recuerdos agradables de nuestro ser amado, de cómo esta persona tocó los corazones de otras personas, y de cómo sigue viviendo en nosotros, nuestros hijos, sus obras, etc. Claro que es obvio que los creyentes también pueden aliviarse pensando esto mismo, pero no he dicho que ser ateo sea mejor opción para lidiar con las pérdidas humanas mejor que los creyentes, solo estoy tratando de explicar mi manera de ver las cosas desde mi lado.

Por otro lado, para mí no es una justificación suficiente el tener un poco más de confort para sobrellevar una pérdida, como para hacerme creyente, ya que no solo eso viene incluído en el paquete religios, sino también muchas cosas inaceptables para mí. De cualquier manera, siempre te puedes autoengañar pensando que tu familiar no está muerto, sino dormido, y creo que es igual de válido que creer que está en el “cielo”, e incluso menos fantasioso. Si lo que necesitamos es autoengañarnos para vivir mejor la vida, tal vez podríamos inventar nuestras propias fantasías, aunque desafortunadamente por ser solo nuestras, nos tacharían de locos, dado que si estas fantasías las compartiéramos con muchos otros, entonces seríamos religiosos.

Yo creo que morir es como cuando apagas un ordenador. Pum, ya no existe. Claro que la diferencia está en que el ordenador lo vuelves a encender y ahí está de nuevo, pero olvidemos eso por un momento. Lo que estoy tratando de decir es que morir debe ser, en mi opinión, como cuando estábamos antes de nacer: no existíamos. Creo que la vida es lo que hacemos de ella, y no un espírito con alitas que anda por ahí revoloteando, quizá pasando de cuerpo en cuerpo. La vida antes de nosotros no era nuestra vida, no había nada, solo había la vida de los que estaban antes que nosotros. La vida durante nuestra existencia es lo que podamos hacer de ella con nuestras obras. Y la vida después de nuestra muerte, es lo que dejamos atrás, lo que realmente valió la pena de nosotros, lo que nuestros seres queridos y otras personas hagan de nuestros recuerdos y quizá nuestras enseñanzas. Entre más grandes nuestras obras, más personas afectaremos por más tiempo después de morir.

Finalmente, la muerte es parte de la vida. El saber que nuestro tiempo terminará algún día debería hacernos reaccionar y vivir nuestras vidas sacándoles el mejor provecho posible. Muchos religiosos piensan que deben pasarse su vida sirviendo a su religión, perdiendo el tiempo en reuniones con otros creyentes y hablando una y otra vez sobre una historia mítica y sobre un ser imaginario, porque, según ellos, tendrán una mejor vida después de la muerte. Qué broma tan pesada se van a llevar cuando mueran sin haber vivido jamás.