Colaboración especial por celticmorrigan

Los acontecimientos:

Dylan Klebold y Eric HarrisExplorando la sección llamada “Psicología” del diario Página 12, encuentro un artículo que promete explicar el problema de los asesinatos escolares ocurridos en E.E.U.U en las últimas décadas. Comienza haciendo una introducción sobre el caso ” Dylan Klebold y Eric Harris, quienes entraron en la Columbine High School, estado de Colorado, el 20 de abril de 1999 (día del nacimiento de Hitler), abriendo fuego contra el estudiantado, a las 11.10 de la mañana; asesinaron a 12 alumnos y un profesor e hirieron a 24 personas, para finalmente suicidarse en la biblioteca.”

Luego de abundar en detalle los antecedentes delictivos de los menores, la autora del artículo cita textualmente a la madre de uno de los jóvenes que, para no aburrir (se puede acceder al texto original: http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-110487-2008-08-28.html), proporciona lo que parecen intentos de explicaciones delirantes sobre sí misma, su hijo y los acontecimientos nefastos. Esto no revela nada en lo absoluto. Los resultados de investigaciones actuales (1) sugieren que un ambiente familiar adverso está relacionado con la frecuencia y probabilidad de ocurrencia de la delincuencia juvenil. Un ambiente familiar adverso quiere decir, entre otras cosas que un individuo que ha experimentado rechazo parental (como parece ser el caso de uno de los citados adolescentes), prácticas parentales erráticas, escasa supervisión parental. Asimismo, bajas puntuaciones en habilidades cognitivas, un temprano abuso de alcohol, temprana edad de arresto, y el número de arrestos tempranos son predictores significativos de delitos criminales crónicos para todas las clases sociales.

Extrapolación brutal:

Hasta aquí, incluir en el artículo las palabras de la madre del joven podrían, con muchas ganas, ser útiles para describir el fenómeno. No tenemos, sin embargo, explicaciones causales, las palabras de la madre no nos permiten inferir dichas explicaciones, y mucho menos extrapolarlas para hacer un análisis sociológico de dichos acontecimientos. Sin embargo, la autora cree que con ello “Lo que se evidencia es que no estamos en la época del malestar freudiano, sino en la de la impasse que desecha la solución victoriana de la ética de las virtudes, solidaria del superyó que hizo existir lo prohibido, el deber y la culpa, y su correlato de un Otro consistente. Hoy se trata del superyó que ordena gozar, y que en vez de dejar al sujeto confrontado a ese Otro, lo confronta al objeto y al plus de goce”.

Lamentablemente, esto que no es mas que un discurso en jerga, carente de significación, es la conclusión que la autora extrae de un conjunto de afirmaciones delirantes de la madre del joven delincuente. Pero no se limita a eso, para ella el discurso de la madre “evidencia” lo que pretende ser una “explicación” sobre lo que es la época actual.

De las “evidencias”:

Pero la autora del artículo no escatima en “evidencias”: como el padre declara que no puede dar explicaciones sobre lo sucedido ya que es astrofísico de profesión, para la autora esto es la evidencia (sic) de que el padre encarna el discurso de la ciencia (¿?) y esto implica que no haya posibilidad alguna de que se formule preguntas cuando se le pide una explicación sobre lo hecho por su hijo. Existe sin embargo, una explicación alternativa (mas de una seguramente), el padre no es sociólogo, no es psicólogo forense, que se declare astrofísico quiere decir que se sabe ignorante sobre motivaciones criminales, sobre cuestiones que escapan a su campo de conocimiento, sobre las tiene un limitado acceso de entendimiento. Un sano ejercicio es el de evitar emplastar explicaciones sobre fenómenos sobre los cuales conocemos poco o no conocemos en absoluto. Un ejercicio, que está claro, la autora del artículo no pone en práctica.

Las “hipótesis” de la psicoanalista y sus muñecos de paja:

Sigo leyendo y aquí la autora parece querer enfrascarse en el tema en profundidad bajo el subtítulo “School Killers”: “(…) hoy es la civilización la que de la mano de la ciencia deja al sujeto frente a la Hilfosigkeit (desamparo) capitalista (…)”

Mas allá de la pedantería de escribir la palabra “desamparo” en otro idioma sin que en el texto haya una justificación para tal fin, empezamos a meternos en otra pendiente resbaladiza. Parece que dentro del círculo de snobs – psicoanalíticos también es, perdonen el término poco académico, “re- fashion” pegarle a la ciencia sin que medie ningún tipo de explicación. ¿Qué es la ciencia para esta autora? Sospecho que no comparte la definición con aquellos que efectivamente hacen ciencia, puesto que en otro pasaje del escrito arroja una “ipotecis”:
“(…) asumiendo una absoluta responsabilidad, lo que no implica la culpa. ¿De qué responsabilidad se trata? Una hipótesis: responsabilidad que surge del consentimiento a la exclusión del terreno de la sociedad de los débiles, del engaño, para situarse en el desengaño en relación al significante, lo que los define, para el psicoanálisis, como “los desengañados que se engañan”, aquellos que van en busca de la verdad, obviando que ésta tiene estructura de ficción, y, en ese camino, sólo se encuentran con el goce que define el ser del sujeto por fuera de la dialéctica neurótica de la justificación del ser, del deseo. (…)”
Ahora bien, algo que pretenda ser una hipótesis debe establecer relaciones entre las variables incluidas en la investigación, y esta relación debe ser explicitada de la forma más concreta posible puesto que las implicaciones derivadas de dicha relación deben ser sometidas a confirmación empírica. Con la “himbestigasion” de la autora, no tenemos ni tendremos ninguna de estas condiciones. ¿De qué forma podrá someter a prueba esta “hipótesis” tal cual está? Sin la menor preocupación por expresar de manera concreta la hipótesis, la forma de la que se sirven los psicoanalistas para “contrastar” sus “Ipótecis” será acudir a los re – leídos textos freudianos y lacanianos plagados también de contrasentido.

Nada nuevo bajo el sol:

Los psicoanalistas como la autora obvian acotar algo importante: y es que acudiendo por “explicaciones” y “contrastaciones” a la biblia Freudo – lacaniana, no encontraremos mas de lo que ya está escrito, nada nuevo bajo el sol. Esto tiene consecuencias individuales y sociales más importantes que leer en un diario escritos surrealistas y es que acudiendo a la biblia de los psicoanalistas no explicamos el fenómeno de los asesinatos en las escuelas, ni la delincuencia juvenil, y por lo tanto, no podremos establecer planes de cuidados para adolescentes en riesgo, no podremos intervenir sobre personas que ya han cometido delitos, no podremos mucho menos dar explicaciones sociológicas sobre el estado de cosas actual, no podremos hacer nada concreto para que este estado de cosas “investigado” se modifique. A lo sumo puede ser un recurso para el entretenimiento del grupete de snobs que se felicita mutuamente cada vez que pronuncia “castración”, “Otro” (con Mayúsculas no me vaya a des – entender), “forclusión”. Una especie de “literatura” para “entendidos”.

Quizás el problema se resuelva apelando a otros términos, a términos literarios psicoanalíticos propios, y dejar de lado aquellas palabras tan relacionadas a la criticada ciencia: “investigación”, “hipótesis”. Digo, para no marear al lector despistado, o lo que es peor, para evitar engañar al lector prometiendo con palabras prestigiosas conocimientos que en determinados contextos como lo es el artículo aquí citado, están vacíos de significado.

Quizás el problema se resuelva cuando de una vez por todas los psicoanalistas se declaren honestamente incompetentes para referirse a y tratar “síntomas”, “neurosis”, “paranoia”, y tantos otros términos con los que juegan al detective de los problemas sociales que son, en efecto, asuntos serios, reales, palpables. Se trata de la misma incompetencia que abiertamente deberían declararle a quienes padecen sufrimientos y trastornos serios. A lo sumo podrían invitarlos a participar del snobismo siempre y cuando eviten prometer ayuda terapéutica.

El discurso que se pretende diferente al de “la ciencia” cualquiera sea el significado aberrante que se le “abroche” al término “ciencia”, es el mismo que el de su Pope Jaques Lacan quien se sirve de “la ciencia” para explicar “muchas cosas acerca de la enfermedad mental” (*)

El mismo discurso, el psicoanalítico, que sostiene la autora, que despotrica contra “la ciencia” “ya que en su pretensión de saber forcluye al sujeto que la crea, dejando fuera el deseo del que se trata” declara que “sabe” lo que es la verdad diciendo: “no hay otra verdad que la que el deseo esconde con su falta”. Declarando este discurso, casi sin querer que sabe efectivamente porqué ese muñeco de paja al que bautizaron ciencia se equivoca, es pretensioso, “forcluye”, etc. Otro contrasentido mas al discurso y van…..

Por último ¿se podrá de alguna forma concientizar al editor del suplemento Psicología de Página 12 sobre las diferencias entre Psicología y Psicoanálisis, separar de una vez por todas ciencia de pseudociencia?
Ge, Donnellan, Wenk. “The development of persistent criminal offending in Males”. CRIMINAL JUSTICE AND BEHAVIOR, Vol. 28 No. 6, December 2001 731-755.

(*) Lacan. Conferencia sobre “The languages of criticism and the sciences of man” 1970. Citado por Sokal, A y Bricmont, J. En “Imposturas Intelectuales
Pereda Marín, S. “Psicología Experimental I. Metodología”. Ediciones Pirámide, S. A. Madrid