Como todas las madrugadas, Claudio Padilla regresaba a su casa luego de una larga jornada de trabajo, pero a esa hora del martes fue distinto al de los otros días, porque en su camino fue interceptado “por una cosa deforme, que lloraba”, relató a Nuevo Diario.

Eran aproximadamente las 2:45 cuando el joven de 26 años descendió de un remís en la intersección de 67 y Aguirre Vieja y comenzó a caminar por la circunvalación nueva, hacia su domicilio, pero en ese momento, “empecé a escuchar unos llantos muy fuertes, como una criatura que lloraba desconsoladamente”, manifestó el joven quien aún no sale de su asombro, luego de la misteriosa aparición, por lo que de manera inmediata llamó al Comando Radioeléctrico para que acudiera al lugar a “socorrer a la criatura”.

Es por eso que motivado por la curiosidad y la intención de ayudar al menor que él pensaba estaba perdido, se acercó para preguntarle qué le pasaba, en esos momentos “comenzó a llamarme, haciéndome señas con la mano”, fue ahí cuando pudo vislumbrar el cuerpo de un niño “que podría ser del tamaño de uno de 2 ó 3 años, vestido con jean azul y una camisa de seda roja”, pero no le podía ver la cara, pero siguió acercándose “hasta que se dio vuelta y vi algo asombroso que no aún no puedo explicar con palabras”, dijo. Al respecto, indicó que tenía el cuerpo de una persona, “pero la cara era totalmente deforme, tenía ojos y boca grande y muchas arrugas, es indescriptible”, por ello luego de ver “esa monstruosidad”, salió corriendo y volvió a llamar a los efectivos policiales para que acudan en su ayuda.

En ese momento, llegaron al lugar efectivos del Comando y otros tres patrulleros que acompañaron a Padilla a recorrer la zona montuosa, donde se habría escondido “la aparición”, pero “no encontramos nada, sólo se escuchaban ruidos de las ramas y de las hojas, incluso los policías también lo escucharon”.

Incredulidad

A media mañana de ayer, Padilla dijo: “Recién ahora se me está yendo el miedo, pero ahora no voy a pasar más caminando, voy a ir hasta mi casa en remís”. “Muchas veces había escuchado comentarios de la gente y de los remiseros que andan a esas horas de la noche, pero no creía, ahora sí”.

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