La decisión final por parte de la Cámara de Senadores del gobierno de México sobre la consolidación de AEXA, la Agencia Espacial Mexicana, tendrá lugar finalmente durante los últimos meses de 2007. Otras agencias espaciales e instituciones nacionales e internacionales ya han mostrado su apoyo oficialmente pero, ¿qué supone la creación de una agencia espacial para el desarrollo social y económico del país en el que va a establecerse?

Desde la creación de la NASA allá por la década de los 50, hemos podido constatar que los conocimientos y las tecnologías surgidas de la investigación y el desarrollo aeroespacial tienen una influencia inmediata sobre la vida cotidiana de los seres humanos. El mundo tal y como lo conocemos habría sido imposible sin la exploración espacial. Hoy por hoy, no contaríamos con materiales como los materiales cerámicos diseñados para soportar las altas temperaturas a las que tiene que enfrentarse un transbordador en su entrada y salida de la atmósfera terrestre, o los desarrollados en el espacio, lejos de la presión atmosférica y la aceleración gravitacional. Velcro, hornos microondas, teléfonos móviles, internet, sistemas de posicionamiento global, paneles solares, marcapasos, ordenadores portátiles, alimentos deshidratados, gafas de sol, medicamentos, herramientas diagnósticas y un larguísimo etcétera, son sólo algunos de los productos derivados de la exploración espacial de los que nos podemos beneficiar hoy en día. Campos como la meteorología, la medicina, las comunicaciones y la agricultura, sin contar por supuesto con la física, la química o las matemáticas, se benefician mutuamente y se ven beneficiados por la contínua investigación y el diseño de nuevas aplicaciones que requiere el funcionamiento de una agencia espacial.

Las naciones que cuentan con una agencia espacial desarrollan su propia tecnología y pueden aplicarla más tarde a resolver algunas de sus carencias o impulsar distintos ramos de la industria dentro de su ámbito geográfico, dando un inestimable empuje a su economía, creando puestos de trabajo, motivando el comercio y beneficiando así a todos sus ciudadanos. De este modo, ciencia y tecnología se convierten en precursores del desarrollo económico y social.

Además, como ya hicieran Estados Unidos y la Unión Soviética en 1975 al abrir las puertas a la cooperación internacional en materia aeroespacial con su programa Apolo-Soyuz, contar con el respaldo de una agencia espacial significa pertenecer a una comunidad, la Comunidad Espacial Internacional, y tener la oportunidad de participar en proyectos de gran magnitud como pueda ser la Estación Espacial Internacional.

Por estas razones se ha decidido impulsar la creación de la Agencia Espacial Mexicana, la cual será un organismo de carácter técnico especializado, encargado de coordinar, impulsar y fomentar todo lo relacionado con la investigación, exploración y utilización del espacio exterior como patrimonio de la nación mexicana.

En estas líneas se manifiesta cuáles son los objetivos de la Agencia Espacial Mexicana, tal y como aparecen en la página web que promociona su creación, y cuáles son los beneficios que resultarán de la creación de la misma.

He aquí las líneas iniciales de la propuesta presentada a la Cámara de Senadores:

“La ciencia y la tecnología son detonadores económicos por excelencia. En países desarrollados el 50% del P.I.B. proviene directa o indirectamente del desarrollo científico y tecnológico, mientras que en países en vías de desarrollo, como México, este porcentaje es de apenas el 25%.

En este sentido, la creación de agencias espaciales tiene grandes impactos en áreas como las telecomunicaciones, la medicina, la robótica, la electrónica, la mejora de técnicas de suelo agrícola y la ecología, entre otras, que permiten mejorar las condiciones de vida en todos los órdenes, incluyendo la prevención de desastres.”

El objetivo de la Agencia Espacial Mexicana se resume en el establecimiento en el país de competencias técnico científicas en el área espacial, que hagan posible su actuación en un marco de autonomía en la materia y su integración activa en la Comunidad Espacial Internacional, a través de impulsar los siguientes 10 puntos:

1. La selección de alternativas tecnológicas para la solución de problemas nacionales.

2. El desarrollo de soluciones propias para problemas específicos.

3. La utilización de información y tecnología generada en las áreas espaciales y relacionadas, que sean de interés para la sociedad mexicana.

4. Negociaciones, acuerdos y tratados internacionales en materias relacionadas con las actividades espaciales.

5. La coordinación de investigaciones en materia espacial.

6. El reconocimiento de la importancia que para la economía, la educación, la cultura y la vida social, tiene el desarrollo, apropiación y utilización de los conocimientos científicos y desarrollos tecnológicos asociados a la investigación espacial.

7. El intercambio académico entre instituciones de investigación científica y tecnológica.

8. El desarrollo de protocolos de intercambio científico, tecnológico y de colaboración con otras agencias espaciales.

9. La involucración de las empresas mexicanas con la capacidad tecnológica necesaria, para proveer de equipos, materiales, inversiones y servicios que requieran proyectos propios o de agencias con las que se tengan protocolos de intercambio y colaboración.

10. La adecuación del sector productivo nacional, para participar y adquirir competitividad en los mercados de bienes y servicios espaciales.

El impacto a medio plazo en el país será decisivo para dejar de ser “un país en vías de desarrollo” y llegar a ser un país en pleno uso de sus recursos.

Citando al conocido ingeniero, científico y divulgador mexicano, Don José de la Herrán, con el que nuestras compañeras en Astroseti, María Luisa Hernández y Lourdes Cahuich, sostuvieron una interesante charla con motivo del pasado tránsito de Mercurio de 2006:

‘El hecho de haber viajado a la Luna, en el sentido pragmático, ¿de qué sirvió? Haber logrado avanzar en las tecnologías necesarias para enviar tres personas a la Luna, se revierte en infinidad de mejorías para el ser humano en el sentido médico, alimenticio y práctico. Las calculadoras actuales fueron posibles por la miniaturización’.

‘Lo que quiero decir [continúa Don José de la Herrán], es que el hecho de ir a la Luna no es el fin, es el medio para lograr avances mucho más rápidos en diversos campos de la ciencia y la técnica, que si se utilizan con inteligencia pueden redundar en el bienestar de la humanidad.’

Como conclusión, la Agencia Espacial Mexicana permitirá crear una sinergia entre recursos humanos capaces y profesionales con el interés de realizar investigaciones y desarrollos científico–tecnológicos; y con el ingenio y la inteligencia de los ciudadanos, para tomar la tecnología existente y mejorarla, y posteriormente, generar la propia; en un ambiente de cooperación internacional.

Así pues, la Agencia Espacial Mexicana no es el fin, es el medio para lograr avances en los diversos campos de la ciencia y la tecnología, cuyos resultados llevarán a México a la mejora de su economía, de su desarrollo social y cultural, y, finalmente, a la mejor calidad de vida de sus habitantes.

Estamos convencidos de que en México hay un enorme potencial humano capaz de desarrollar nuevos horizontes tecnológicos que participen en esta aventura del descubrimiento, del desarrollo para la exploración espacial y de las posibilidades del ser humano y desde aquí les enviamos todo nuestro apoyo y les deseamos que vean cumplido su sueño, un sueño que también es el nuestro.

Para mayor información sobre los avances de este proyecto les invitamos a visitar: http://aexa.divaac.org

Fuente: Astroseti