La gente que cree en Dios es más feliz que los agnósticos o los ateos, según un estudio realizado por el profesor Andrés Clark y la Doctora Orsolya Lelkes y presentado en la conferencia anual de la Sociedad Real Económica, informa el diario Daily Telegraph.

  • Se ha presentado el estudio “Libéranos del Mal: La religión como el Seguro” en la conferencia anual de la Sociedad Real Económica.
  • Si los creyentes van a la iglesia son aún más felices que los agnósticos.

El informe concluyó que la gente religiosa está más capacitada para enfrentarse a decepciones como el paro, el divorcio o la muerte de un amigo. Además, esta capacidad aumenta en el momento en que los religiosos van a la iglesia y rezan.
Junto con esto, también se descubrió que la gente religiosa en Europa tiende a ser más conservadora.

El estudio, “Libéranos del Mal: La religión como el Seguro”, encontró que menos de un sexto de los practicantes en Gran Bretaña creen que es mejor el divorcio que permanecer con una persona a la que no quiere a su pareja.

Los investigadores del estudio dijeron que: “la religión hace que las personas puedan soportar mejor los momentos difíciles de la vida. ”

Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/361618/0/catolicos/ateos/felices/

Nota original del Telegraph.co.uk:

People who believe in God are happier than agnostics or atheists, researchers claimed yesterday.

A report found that religious people were better able to cope with disappointments such as unemployment or divorce than non-believers.

Moreover, they become even happier the more they pray and go to church, claims the study by Prof Andrew Clark and Dr Orsolya Lelkes.

The research, presented at the Royal Economic Society’s annual conference, echoes academic studies that have found religion can improve people’s sense of wellbeing.

Using data from Britain and Europe, the study found believers enjoyed higher levels of satisfaction and suffered less psychological damage from unemployment, divorce or the death of a partner.

However, it also found that religious people across Europe tended to be more socially conservative and opposed to Government intervention in areas such as employment.

Believers, for example, were less likely to look for a new job if they were out of work.

Countries with a more religious electorate had lower unemployment benefits.

The study, Deliver Us From Evil: Religion as Insurance, found that less than a sixth of churchgoers in Britain believe it is better to divorce than stay in an unhappy marriage.

The authors of the study said: “Religion tempers the impact of adverse life events.”

Fuente: http://www.telegraph.co.uk/news/main.jhtml?xml=/news/2008/03/18/nbelief118.xml

La felicidad se encuentra en el cerebro

¿Dónde radica la felicidad?¿Tal vez en el amor?¿Quizás en el dinero?

Pues no. Según el doctor Morten Krigelbach, colaborador de la televisión británica BBC, está en el cerebro, en una región relacionada con el placer y, además, se puede medir.

El Hombre lleva miles de años buscando la fórmula de la felicidad.

Bebedizos, hechizos, paraísos artificiales, ensayos literarios, etc. los métodos utilizados para alcanzar este estado deseado han sido innumerables y el resultado, en casi todos los casos, ha sido siempre el mismo:

Son pocos los que han logrado la conquista de la felicidad e, incluso, los que lo hacen, sólo se dan cuenta más tarde”, ha matizado Krigelbach.

Sin embargo, “la neurociencia de la felicidad y el bienestar están dando sus primeros pasos”, ha asegurado Krigelbach, quien ha situado el foco de la investigación neuronal de la felicidad en dos aspectos fundamentales: el placer y el deseo.

“La noción de recompensa es un elemento central en estos dos estados de ánimo, y así lo confirman los estudios con animales realizados por psicólogos conductistas desde el siglo pasado”, ha explicado este colaborador de la BBC.

Centro de placer

Los primeros experimentos permitieron localizar el centro del placer en la misma región afectada por el Parkinson

A mediados del siglo XX, varios experimentos con ratas demostraron que repetían una determinada conducta cuando estas se asociaban a un estímulo cerebral.

Esto, en la práctica, dibujaba un paisaje protagonizado por una rata con electrodos en la cabeza, que empujaba de manera compulsiva –hasta 200 veces por hora- una palanca que le producía pequeñas y estimulantes descargas.

Pues bien, estos primeros experimentos –realizados por los doctores James Olds y Peter Milner- permitieron localizar el centro del placer en el cerebro en la misma región afectada por el mal de Parkinson.

Placer o deseo

Hoy, un estudio de la Universidad de Michigan ha tomado el relevo de Olds y Milner.

El placer y el deseo son emociones muy complejas en el hombre

Según su director, el científico Kent Berridge, aquellos primitivos electrodos lo que hacían era activar las regiones relacionadas con el deseo, más que con el placer.

De esta manera, lo que hacía Berridge era establecer una diferencia fundamental entre “deseo” y “placer”, o entre “querer” y “gustar”.

No obstante, “el placer y el deseo son emociones muy complejas en el hombre”, ha matizado Krigelbach.

Placer sin deseo

Así pues, las investigaciones neurocientíficas se centran en la actualidad en el denominado córtex orbitofrontal –porción que muestra un desarrollo evolutivo más reciente en los humanos-, que tiene conexiones con el sistema de dopamina –sustancia segregada con el deseo– y con el opioideo –expulsada con el placer-.

Las actuales imágenes neurológicas permiten comprobar que esta área está relacionada con los estados del placer

Según Krigelbach, “las actuales imágenes neurológicas permiten comprobar que este córtex cuenta con áreas de placer verificables”, independientes de las del deseo.

Pues bien, sería precisamente en estas áreas donde se halla la pretendida felicidad.

¿Qué concluyen, en definitiva, estas investigaciones?

Pues, fundamentalemente, que ante determinadas recompensas se produce una actividad cerebral en estas áreas que provoca la sensación de felicidad.

De esta forma, si se verifica que la felicidad es un mero estado de placer sin deseo, de satisfacción cuantificable e indiferencia, “es posible que los neurocientíficos encuentren algún día la receta para alcanzar este estado”, ha asegurado Krigelbach.

Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/115882/0/felicidad/cerebro/