Este año Febrero tuvo 29 días en vez de los típicos 28. Esto sucede cada cuatro años. Pero ¿por qué sucede?Realmente solo tenemos dos medidas de tiempo basadas en eventos físicos: el tiempo que tarda la Tierra en completar una rotación sobre su eje (el día) y el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol (el año). El resto – minutos, semanas, meses – son subdivisiones para hacer nuestras vidas más fáciles de programar (los meses originalmente se derivaban del movimiento de la Luna, pero como cualquiera que vea los ciclos lunares sabe, no están sincronizados).

Nuestro día es exactamente de 24 horas. Nuestro año, por otro lado, es apenas una pizca menos que 365.25 días. En un año calendario regular, simplemente ignoramos ese cuarto de día. Pero si hiciéramos eso siempre, eventualmente nuestro calendario se retrasaría tanto que las estaciones comenzarían en los meses equivocados. De modo que para sincronizar la diferencia, cada cuatro años le agregamos los previos tres cuartos de los tres años pasados al actual cuarto para hacer un día completo, que lo ponemos al mes más corto: Febrero.

Ahora ¡recuerdan que dije que el año es apenas una pizca menos que 365.25 días? Bueno, de hecho tiene 365.24 días, pero usamos 365 y un cuarto porque eso es lo suficientemente cerca para trabajar en el curso de cuatro años. Pero durante el curso de cien años, esa pequeña diferencia se agranda. Si simplificamos la aritmética, encontramos que después de 100 años, debido a ese .01 día que hemos estado ignorando, terminamos con casi un día de adelantado. Así que cada 100 años nos saltamos un años bisiesto para sincronizarnos nuevamente.

Y por si esto no fuera suficiente, hay aún más digitos que siguen a ese .24 que hacen que nuestro calendario se desajuste un poco más. Suficiente con decir que, cada 400 años, le agregamos de vuelta un día para reajustar.

Fuente: http://www.popsci.com/entertainment-gaming/article/2008-02/leap-year-demystified