Cientos de fieles asisten, un año más, al milagro de San Pantaleón La sangre del mártir volvió a licuarse como ocurre cada 25 de julio
R. M.
Madrid- Y de nuevo, se obró el milagro. La sangre de San Pantaleón volvió a pasar ayer, como cada año, de estado sólido a líquido en la víspera del aniversario de su martirio, explicó a Efe el capellán del monasterio de La Encarnación de Madrid, Joaquín Martín Abad.   La sangre del mártir, en proceso de licuefacción, pudo ayer ser observada por los cientos de personas que, durante todo el día, esperaron pacientemente en la puerta del templo, situado en los aledaños a la Plaza de Oriente, para contemplar la reliquia.
  
Este objeto de culto religioso permanece 363 días del año guardado en la clausura del convento y sólo se expone al público dos días, en una vitrina que protege el recipiente y que puede ser observada en dos pantallas de televisión situadas a ambos lados del altar, colocadas en 1997 para preservar la reliquia.

   El 26 de julio, víspera de la Fiesta de San Pantaleón, el contenido del relicario comienza tradicionalmente a transformarse con la consistencia y el color de la sangre, y dos días después vuelve a condensarse, estado en el que permanece el resto del año.

   Grandes catástrofes

   Desde el siglo XVII se repite en el monasterio de la Encarnación el fenómeno denominado «milagro de san Pantaleón», sobre el que la Iglesia católica no se ha pronunciado. El evento tiene réplica en varios lugares del mundo, como en Italia, donde existe una creencia popular que vaticina catástrofes el año en que no se produce la licuefacción.

   En muy pocas ocasiones, la sangre no se licúa al llegar al día 27, de hecho, el capellán del Monasterio, que oficiará mañana tres misas en honor al Santo, asegura que desde que lleva en la parroquia nunca ha ocurrido. Si no lo hiciese, hay una leyenda que lo considera como un mal augurio, como sucedió durante la Primera Guerra Mundial o al comienzo de la Guerra Civil, cuando la sangre permaneció sólida.

   El monasterio abre sus puertas también hoy de 8:00 a 14:00 horas y de 15:00 a 22:00 horas para que los miles de creyentes puedan comprobar «in situ» el milagro del cambio de estado de la materia.

Fuente:

http://www.larazon.es/noticias/noti_mad24903.htm

¿Quién da la vez para ver el milagro de la sangre de San Pantaleón? ¿Por qué va a salir disparada esa iglesia? Veamos
 
 
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Tal día como hoy, debería ocurrir un milagro. Tal día como hoy, 27 de julio de 2007, la sangre de San Pantaleón, contenida en una ampolla de cristal, y que se halla en el monasterio de la Encarnación, en Madrid, debería licuarse. Si no lo hace, raro. Raro porque el fantástico suceso lleva produciéndose, en teoría, unos cuantos siglos y cuando éste no ha obrado ha sido porque algo malo, malísimo, iba a ocurrir. Este milagro sangriento no es patrimonio exclusivo del citado convento: la localidad italiana de Nápoles es famosa por contar con un acontecimiento gemelo por obra y gracia de San Genaro, cuyo plasma vuelve a la vida el 19 de septiembre.

El héroe que nos ocupa, Pantaleón, era un médico de renombre -imaginamos que con consulta privada- en el Imperio Romano. Tal era su fama que emperadores como Maximiliano o Diocleciano se ponían en sus expertas manos cada vez que tenían una dolencia. Los problemas llegaron cuando Pantaleón abrazó la fe cristiana y comenzó a realizar curaciones milagrosas que los doctores paganos veían con mucho recelo. Sus compañeros de profesión le denunciaron y, tras el juicio, Pantaleón fue torturado y decapitado el 27 de julio de 304. Tras el tormento, un visionario recogió la sangre del beato, la guardó y conservó durante siglos. Lo que pasó después no se sabe con certeza. El receptáculo viajó por el espacio y el tiempo, se extrajeron varios mililitros que acabarían en iglesias de Venecia, Roma o Bari y, a partir del siglo XVII, se constató que el plasma pasaba de estado sólido a líquido el 27 de julio. ¿Milagro? ¿Truco? ¿Misterio?

Una de las posibles respuestas a estas preguntas la buscamos en la provincia de Burgos, en el valle de Losa, el lugar en el que se halla la ermita de San Pantaleón y uno de los edificios religiosos más espectaculares de España. Lo curioso de este templo, amén de las mil leyendas que lo recorren, es su emplazamiento: sobre una inmensa roca, de traza diagonal, como si la ermita fuera a salir disparada rumbo al infinito en el momento menos pensado. En el interior, se halla la cubierta del féretro que, una vez, acogió los restos del santo. Allí permanecieron durante siglos hasta que, no se sabe cómo, volaron -en sentido figurado, claro- y se dispersaron por el mundo, arribando algunos a la capital de España. Sobre esta iglesita de San Pantaleón se ha escrito mucho y se ha dicho demasiado, tanto que algunos gustan de fantasear con la idea de que allí paró el Santo Grial y, si se apura, los últimos supervivientes de la Atlántida. El guía encargado de mostrar la iglesia ya lo avisa: «Si supieras la gente que viene por aquí», en referencia a los buscadores de tesoros y fans de los caballeros templarios y demás misterios del mundo.

Fuente:

http://www.diariovasco.com/prensa/20070727/cultura/puede-despegar-pantaleon_20070727.html