Su presencia y representación en la cultura contemporánea

En la televisión

La presencia de la Llorona, o mejor dicho, de una mujer sonámbula a la que confunden con el espectro es común en los programas de televisión de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito.

Así, en los cortos del Chavo del Ocho es común que el Chavo, Quico, la Popis o la Chilindrina confundan a Doña Florinda o a Doña Cleotilde, sonámbulas, con la protagonista de la más famosa leyenda de su país. En los cortos de los Caquitos sucede lo mismo con el personaje de Doña Nachita.

En Costa Rica, con motivo de la instauración del 31 de octubre como el Día de las Mascaradas, la compañía de televisión de Costa Rica presentó una mini-serie con las leyendas más conocidas de esa nación, donde se incluyó, por supuesto, a la Llorona.

En el cine

Hay numerosas películas inspiradas en el personaje. Entre ellas, las siguientes:

  • La Llorona (1933)
  • La herencia de la Llorona (1947)
  • La Llorona (1960)
  • The Curse of the Crying Woman (La maldición de la llorona) (1961)
  • La venganza de la Llorona (1974), también llamada El luchador, el pugilista y el fantasma.
  • Las lloronas (2004)
  • Haunted from within (2005)
  • Llorona the Wailer (2006)
  • Kilómetro 31 (2007)
  • J-ok’el:La Leyenda de La Llorona (2007)
  • The cry (2007)

En la música

En la música folklórica del estado de Oaxaca hay una canción llamada “La Llorona”. En la letra, que varía de intérprete a intérprete y de región a región, predominan las referencias a la melancolía y el amor, temas característicos de la leyenda. Artistas y grupos musicales como Chavela Vargas, Lila Downs, Susana Harp, Voodoo Glow Skulls y Caifanes han cantado a la Llorona. La cantante mexicano-canadiense Lhasa de Sela grabó en 1998 un disco de música mexicana llamado La Llorona. El grupo español Mägo de Oz grabó una melodía intrumental llamada “La leyenda de la Llorona” en su album Gaia.

A continuación:

En la siguiente página leerás finalmente un interesantísimo artículo titulado “La Llorona de Lajas… Al fin dejó de llorar” escrito por Ángel M. Nieves-Rivera, Ph.D.