Su leyenda en otros paises

Chile

En Chile la leyenda de la Llorona también es importante. Al igual que la Calchona, la Viuda y la Condená, es uno de los personajes femeninos más característicos del folclore y la mitología chilena. La leyenda es conocida desde la región de Atacama hasta Chiloé, en la zona meridional de Chile.

En las versiones chilenas de la leyenda encontramos algunas muy semejantes a la mexicana y otras peculiares del folclore chileno. En cualquier caso, se trata siempre del espectro de una mujer que emite un gemido lastimero mientras busca a sus hijos.

En la versión distintiva de la tradición chilena, la Llorona se llama la Pucullén. Se dice que llora eternamente porque le quitaron a su hijo de sus brazos a muy corta edad. Es una presencia fantasmal vestida de blanco, a la que sólo puede ver la gente que está cercana a la muerte, algunas personas con habilidades especiales (como las Machis o los Calcus) y los animales que tienen los sentidos más agudos, entre ellos los perros, que lanzan lastimeros aullidos cuando perciben su presencia.

La Pucullén es una guía de los muertos, que indica con sus pasos y llantos el camino que debe recorrer el muerto para dirigirse desde su morada terrenal hacia el más allá. Se dice que llora como plañidera por todos los familiares del difunto, para que todos ellos se consuelen pronto de la pérdida; además, evita que el espíritu del muerto decida acudir a penarlos, disconforme con las pocas lágrimas y manifestaciones de pesar de sus parientes. Algunos cuentan que si uno se frota los ojos con lágrimas de perro, podrá verla, pero si el corazón del que observa no es firme, la imagen será espantosa.

Con sus abundantes lágrimas, que forman un charco cristalino, la Pucullén señala el sitio preciso en el campo santo donde debe abrirse la fosa para depositar el féretro. Se dice que si esto sucede, debe utilizarse toda la tierra necesaria para cubrir por completo el féretro, pues en caso contrario antes de un año morirá un familiar del difunto.

Como castigo por el descuido que la llevó a perder a sus hijos, roba los hijos de otras madres, confundiéndolos con los suyos.

Colombia

En la versión colombiana, la Llorona era una mujer soltera. Tiempo después, se casó. Pasados algunos meses, tuvieron tres hijos y la mujer descubrió que su marido era un borracho. Un día, llegó más ebrio que nunca a la casa. Ella se defendió con un cuchillo y lo asesinó, después enloqueció y dio muerte también a sus tres hijos, ahogándolos en el río por los llanos de Colombia, donde vivían. Tras darse cuenta de su locura, se suicidó vestida de novia. Su fantasma todavia ronda por los llanos giritando “¿Dónde están mis hijos?”. Además, se dice que ella coge a los bebés, los lleva al río donde asesinó a sus hijos y los ahoga.

Costa Rica

La Llorona es el personaje legendario más famoso de Costa Rica, junto con el Cadejos y la Cegua.

Las leyendas costarricenses sobre la Llorona presentan al espectro como una mujer que busca a su hijo en cualquier lugar con agua (ríos, charcos…), pues el niño murió ahogado.

La versión más extendida afirma que quedó embarazada sin haberse casado, y por ello abortó y lanzó al bebé a las aguas de un río, donde se ahogó. Dios la castigó enloqueciéndola, y desde entonces busca sin descanso al niño. A veces cree verlo, pero cuando va a recogerlo, se desvanece.

Una versión interesante de la leyenda, recogida por Elías Zeledón, narra el infanticidio de otro modo: Tulirá era una hermosa joven, hija del cacique de la tribu de Pacaqua, el Quezaro Colla-Huaco, que era de ascendencia inca en línea recta de Manco Cápac. Tulirá se enamora de un soldado de Juan Vázquez de Coronado y tiene una hija con él. Colla-Huaco lo descubre, arroja a la niña a un río, y maldice a Tulirá: deberá vagar eternamente buscando al fruto de su amor prohibido. Esta leyenda es similar a la mexicana que vincula al espectro con la Malinche.

El Salvador

En El Salvador, junto con La Siguanaba y La Descarnada, la Llorona es el personaje legendario más conocido de El Salvador. Los ancianos cuentan a menudo su historia. Se dice que vaga por las calles de pueblos rurales llorando por sus hijos y, tras entrar en la iglesia local, desaparece. Afirman que si la miras tu alma en pena vagará durante toda la Eternidad.

Guatemala

En la versión de Guatemala, la Llorona era una mujer llamada María que llora por haber ahogado en un río de la Antigua Guatemala a sus dos hijos. Está condenada a hacerlo hasta el fin del mundo, pues mientras su esposo estaba fuera tuvo amores con un mozo que llegó a revisar un problema en su casa y quedó embarazada. La Llorona es bien conocida en toda Guatemala y pasea por las calles solitarias, sobre todo donde hay agua. Sus lastimeros gritos asustan al más valiente y paralizan al pavoroso, muchos dicen haberla visto y escuchado. Se dice que el secreto para que la Llorona no se lleve tu alma es usar la ropa interior al revés.

También se dice que cuando a la Llorona se la escucha que está muy lejos, es porque está cerca, y cuando se escucha cerca, es porque está lejos.

Honduras

La Llorona y la Sucia son personajes bien conocidos en las leyendas hondureñas. Se cuentan muchas versiones de su historia. Generalmente, se la sitúa junto a los ríos.

Panamá

La leyenda de la Llorona es el cuento folklórico más popular de Panamá. No hay ningún niño panameño que no haya crecido escuchando este cuento de sus padres o abuelos.

En este país centroamericano se la conoce con dos nombres: la Tulivieja, muy popular en las provincias centrales, y la Tepesa, oriunda de las comarcas indígenas y muy popular en las tierras altas de la provincias de Veraguas y Chiriquí.

Tanto la Tulivieja como la Tepesa son espantosas y aparecen de noche cerca de los ríos y quebradas buscando a su hijo perdido.

Según la tradición, la Tulivieja era una hermosa y joven mujer. Tenía fama de ser muy parrandera y no se perdía ninguna fiesta que se celebraba en su pueblo. Al dar a luz a su primer hijo, su marido le prohibió que siguiera yendo a las fiestas y le ordenó que se quedará en casa cuidando al bebé.

En una ocasión, aprovechando que el esposo estaba en un viaje de negocios, la chica decidió acudir a un baile con su hijo en brazos. Para evitar que el hijo le estorbara, lo abandonó camino a la fiesta. Lo colocó debajo de un palo de mango que estaba a orillas de un río, pues pensaba volver a buscarlo después del baile.

Esa noche, una fuerte tormenta azotó el pueblo y arrastró a su hijo por el río. Cuando ella regresó a buscarlo, ya no lo encontró y comenzó a llorar, arrepentida por el grave error que había cometido. Dios la castigó por su irresponsabilidad y la transformó en un ser horripilante con agujeros en su cara y cabellos largos hasta los pies. Sus pies se le viraron y se transformaron en patas de gallina. Desde entonces anda vagando por la eternidad buscando a ese hijo perdido.

La historia de la Tepesa se remonta a la conquista, cuando un español enamoró a una hermosa joven indígena de la comarca Ngöbe Bugle y la dejó embarazada. Para que nadie en su tribu se percatara de su falta, la joven escapó hacia lo más profundo de las montañas y cuando nació su hijo, lo ahogó en un río.

Dios al ver el crimen la habló desde lo alto y la maldijo para toda la vida: “Ese pecado te pesa y te pesará hasta la eternidad, y desde ahora llorarás para pagar tu culpa” y la tranformó en el espantoso ser que, al igual que la Tulivieja, anda vagando por los ríos y quebradas llorando arrepentida de su pecado.

Venezuela

En Venezuela también se conoce la leyenda de la Llorona, que circula en prosa y en forma de corrido (canción narrativa). La Sayona es otro personaje similar, pero sólo se aparece a los hombres parranderos, que gustan de estar de fiesta en fiesta.

Cuenta la leyenda que la Llorona es el alma en pena de una mujer muy jovencita que tuvo amores con un soldado. De esos amores quedó embarazada de una niña, a la cual dio a luz. El soldado la abandonó y ella, como no tenia idea de cómo criar a un infante, desesperada por el llanto de la niña, la mató con sus propias manos. Cuando la joven vio lo que había hecho, comenzó a llorar y a gritar fuertemente, lo que atrajo a los vecinos y familiares. Al ver lo sucedido, la maldijeron. Ella salió corriendo hacia el llano y se convirtió en espanto. Siempre esta llorando y cuando entra a los poblados dicen que llama a su hija. Se sabe que roba niños que esten solos, ya sea en sus casas o en las orillas de ríos o quebradas. Por lo general, se la oye llorar en tiempos de Semana Santa. Según otras versiones, la Llorona fue una muchacha joven que vivía en un pequeño pueblo de los llanos venezolanos. Esta muchacha cada vez que daba a luz a un hijo lo mataba sin piedad. Le confesó todo al sacerdote que vivía en su pueblo, añadiendo que no sentía ningún remordimiento por lo que había hecho. El cura notó que estaba embarazada de nuevo y le dijo a la muchacha que cuando tuviera a su hijo le diera de mamar antes de matarlo, y así lo hizo; tras darle leche materna lo mató, pero se activó su instinto maternal, haciéndole sentir una gran culpabilidad. Desde entonces, vaga por los campos llorando de dolor, buscando a sus hijos y asustando a todo el que se le atraviesa en su camino. Se la representa como una mujer joven, con una larga cabellera morena y la piel blanca. Lleva una bata blanca larga y encima otra bata de color negra con capucha, y suele portar un bebé en los brazos. Llora y grita diciendo “Mi hijo, Mi hijo”…

A veces, las madres castigan y asustan a sus hijos diciéndoles que si las desobedecen, la Llorona vendrá a buscarlos y asustarlos por las noches.

La diferencia entre la Llorona y la Sayona es que esta última normalmente solo se viste de blanco tiene ojos rojos y colmillos que parecen de leon. Asusta, mata o vuelve locos a los hombres que son o fueron infieles, no a todas las personas o niños, como hace la Llorona.

A continuación:

En la siguiente página leerás cómo La Llorona ha sido presentada en los medios sociales en nuestras culturas: