La ONG Save the Children denunció hoy que unos 70.000 niños han sufrido violentos exorcismos en República Democrática del Congo, acusados de brujería por predicadores de la Iglesia del Despertar, por sus propios padres o por sus vecinos, un fenómeno que comenzó a mediados de los noventa en las grandes ciudades del país y provocado por la pérdida de los valores tradicionales, el poder alcanzado por determinados grupos religiosos y el trauma de años de guerras, con cuatro millones de muertos y 1,6 millones de desplazados).

Según la organización, algunos colectivos han llegado a considerar a ciertos niños como una posible amenaza de la que hay que protegerse. Así pues cualquier niño que se aparte de la norma puede ser acusado de brujería, mientras que algunos padres culpan a sus hijos de las muertes a causa del sida o la malaria, del paro o de cualquier desastre natural.

Asimismo, la ONG explica que ‘rasgos que pueden ser considerados normales dentro del desarrollo de un niño, para algunos predicadores y familias congoleñas son señales inequívocas de brujería: mala salud, delgadez, baja estatura, aspecto desnutrido, suciedad, epilepsia, carácter desordenado, desobedecer, nerviosismo, egoísmo, incontinencia urinaria, etc’.

No existe el ‘típico’ perfil de familia de alto riesgo y el problema de la brujería no predomina en ningún grupo étnico específico ni en ninguna clase social; tampoco es exclusivo de los que no han recibido educación formal’, señala Save the Children.

Entre algunos grupos sociales, cuando un niño nace con alguna discapacidad se cree que la madre se ha portado mal, que ha comido algo hechizado o que ella misma es una bruja y ha lanzado un maleficio contra el niño, indica la ONG, que asegura que los niños con discapacidad son marginados desde el principio y suponen un lastre para la familia.

La organización explica los predicadores de las Iglesias del Despertar aseguran que la brujería es capaz de hacer daño, de traer mala suerte, de extender la enfermedad y de producir matanzas. Estos pastores dicen experimentar una fuerza sobrenatural como la del Espíritu Santo que les motiva y les guía para proteger a sus fieles contra las fuerzas oscuras que provocan el mal, la muerte y la pobreza.

BENEPLACITO DE FUNCIONARIOS

Son iglesias que operan gracias a donaciones que consiguen, entre otras cosas, a través de los exorcismos y con el beneplácito de funcionarios estatales que se lucran mediante sobornos y cobros ilegales. ‘Muchas de estas iglesias operan con todas las autorizaciones necesarias de los Ministerios de Justicia y Asuntos Sociales del país’, indica la ONG.

El auge de las Iglesias del Despertar está relacionado de forma muy estrecha con las acusaciones de brujería contra niños. Las experiencias de los menores que han pasado por estas iglesias son siempre inquietantes y violentas. La mayor parte de ellos se esconden en silencio durante meses, incluso años, hasta que son capaces de hablar de ello.

Save the Children subraya que un ejemplo de estas prácticas en República Democrática del Congo ocurrió cuando siete niños de entre 6 y 11 años, tras ser acusados de brujería, fueron encerrados durante cinco días en una pequeña habitación sucia y sin techo, sin comida ni agua para prepararles para ‘ser librados’ de los malos espíritus.

La ‘liberación’ tuvo lugar a las dos de la madrugada. Los niños fueron presentados de uno en uno ante el pastor, quien pidió a los padres que se acercaran y perdonaran a sus hijos. ‘El pastor fue de niño en niño, gritándoles y tocando todo su cuerpo, bajándoles los pantalones y las faldas y tocándoles los genitales para liberarles del diablo’, explica.

Por hacer frente a esta situación, la ONG recomienda continuar fortaleciendo el trabajo ya emprendido para sensibilizar a los líderes religiosos, así como incrementar la regulación estatal referente al modo de operar de las iglesias y crear mecanismos para monitorear a las confesiones que puedan estar abusando o maltratando a los niños y adultos acusados de brujería.

Asimismo, aconseja fortalecer el trabajo con los padres a través de la discusión y la concienciación, y aumentar la sensibilización sobre la violencia contra la infancia como primer paso para prevenirla, lo que debe ‘formar parte de una estrategia nacional de protección social’.

Fuente:

http://actualidad.terra.es/internacional/articulo/rdc_save_children_1705595.htm