(Esta es la tercera y última parte del artículo titulado LOS EXTRATERRESTRES  publicado de manera íntegra en el número 2 correspondiente a los meses de Mayo-Junio de 2006 de la revista Alfa Eridiani).

La ciencia-ficción, como el gran género literario que es, nos ha permitido viajar a través de cientos de años por todo el espacio exterior. Nos ha mostrado que la imaginación del hombre, curiosa e inquieta, puede mostrarnos una infinidad de posibilidades sobre la vida en otros rincones de nuestra galaxia y más allá. Algunos de los mejores escritores del género han hecho esto y más.

   En HACEDOR DE ESTRELLAS, Olaf Stapledon nos cuenta que a pesar del enorme vacío en el Universo, las especies extraterrestres son abundantes y la vida se ha abierto camino. Las formas más caprichosas, los seres más avanzados, pululan por doquier. Si el Cosmos es tan viejo, es lógico suponer que la pluralidad de formas de vida haya alcanzado un grado óptimo de inteligencia como para salir a las estrellas.

   Cyrano de Bergerac usa las inteligencias alienígenas de manera distinta. Como libertino, critica la magia, la religión y las creencias populares con una puntiaguda razón. El pretexto es el viaje a la Luna y al Sol, a principios del siglo XVII. Los dotes de racionalismo buscan sobresalir, so amenaza de ser castigado por una teocracia sin escrúpulos. A partir de esta época, algunos grandes pensadores especulan sobre seres distintos a nosotros que habitan las estrellas como simple idea detrás de la crítica social, política y filosófica. En MICROMEGAS, Voltaire se sale con la suya al hablarnos de una visita de seres provenientes de un planeta que orbita alrededor de la estrella Sirio. No obstante, aparte de los apuntes coyunturales, se cree que los planetas conocidos del sistema solar son habitados por seres inferiores a los humanos. Eso cambiaría drásticamente con una novela que aparecería publicada mediante entregas a finales del siglo XIX.

  

H. G. Wells

En LA GUERRA DE LOS MUNDOS, de H. G. Wells, se plantea, como una metáfora del dominio británico de varios países africanos y asiáticos, la primera invasión extraterrestre proveniente del planeta Marte. Después de la llegada a la Tierra, el ataque en armatostes de guerra con forma de trípodes devasta Inglaterra. Los cañones y rifles no son rival contra el poderoso rayo calorífico y los gases venenosos con que responden los invasores. El motivo es evidente: conquistar la Tierra, asentarse en esta y tomar a los humanos y su sangre como un alimento que permitirá la supervivencia de la especie. Cuando todo está perdido, un milagro ocurre: los marcianos, como una forma de vida con un desarrollo distinto al de la vida en nuestro planeta mueren a causa de la acción de un factor hasta la fecha desconocido para éstos: el virus de la gripe. Esta novela sería el inicio de una cantidad ingente de películas y relatos acerca de invasiones marcianas de todo tipo.

H. G. WELLS

   Tal vez el verdadero motor que desencadenaría estos relatos vendría a ser la actividad de un científico: Percival Lowell. Después de observar a finales del siglo antepasado varios canales marcianos, propugnó que éstos eran la prueba contundente de que existía vida inteligente en aquel planeta. Giovanni Schiaparelli reivindicó que los canales eran un sistema de irrigación había sido construidos por seres inteligentes. Durante muchos años, esto sería la gran inspiración para los más variados escritores antes y durante la Edad de Oro de la ciencia-ficción. No sería sino hasta que en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando las primeras astronaves y sondas revelarían la verdad: Marte es prácticamente un mundo muerto.

    Arthur C. Clarke nos habla de inteligencias mucho más avanzadas que la nuestra. En EL FIN DE LA INFANCIA, a pesar de  que los humanos tienen una misión mística que abarca a una mente universal similar al concepto de Dios, son menos inteligentes que los seres con forma de demonio que llegan a poner orden. Todos los seguidores del género han escuchado esa frase que habla de que la tecnología extraterrestre, al ser tan avanzada, nos parecería una forma de magia. Esto mismo ocurre precisamente en 2001: UNA ODISEA ESPACIAL: el monolito parece una estructura enviada por magos, una puerta que conduce a un mundo celestial; los extraterrestres que observan al astronauta, parecen dioses sigilosos que observan con detenimiento una de sus creaciones.

   En la novela CONTACTO, de Carl Sagan (más que una historia de ciencia-ficción, parece una narración científica con una mala estructuración desde el punto de vista de lo que es una novela), se nos muestra lo que sucedería si entráramos en contacto con una civilización extraterrestre. Después de resolver los problemas del presupuesto para construir una máquina que enviará a los humanos al lugar de origen de los seres que han llamado, se da una lucha por parte de todas las ideologías para entender qué es lo que sucede exactamente. Para los científicos, la señal es una muestra de vida inteligente en el Universo; para los fanáticos religiosos, la señal proviene de seres diabólicos. Sin embargo, el contacto se da, el entendimiento se consigue. 

 

   Isaac Asimov es un ejemplo un tanto distinto. En su trilogía de la Fundación, la galaxia está habitada únicamente por seres humanos. Hay muchos planetas con las condiciones ideales para que éstos se instalen, mas la vida extraterrestre es tan poco probable y los humanos en realidad son muy especiales. La pista que explica todo esto está en la novela de LOS LÍMITES DE LA FUNDACIÓN: la Eternidad, una organización hipotética,  escogió esta realidad para que los humanos no tuvieran problema en colonizar la galaxia. Esta pista nos remite al FIN DE LA ETERNIDAD, novela que explica que los humanos fueron superados en la colonización de la galaxia por otros seres inteligentes y que al final la humanidad es encaminada por el camino que parece más adecuado. Así, los extraterrestres del buen Doctor hacen su aparición en unos pocos relatos muy poco conocidos.

RAY BRADBURY

   Ray Bradbury nos muestra un panorama muy distinto. Para él, las relaciones entre los humanos y los marcianos son en su mayoría conflictivas. En unos casos, Marte es el refugio de la humanidad después de una guerra nuclear; en otros, el planeta rojo es la amenaza de seres que pueden venir en cualquier momento a apoderarse de la Tierra. Los extraterrestres de Bradbury son tristes, ambiciosos o nostálgicos, aunque muy similares a los humanos. Al igual que la novela mencionada de Wells, esos terribles invasores son, como comentaba Fernando Savater en INFANCIA RECUPERADA, un reflejo de nosotros mismos.

   Muchas civilizaciones extraterrestres pueden haber desaparecido y dejado algunos vestigios. En PÓRTICO de Frederick Pohl, una especie alienígena ha desaparecido dejando vestigios de su grandeza: naves espaciales que van a algún lugar de la galaxia. Pohl, al contrario de otros escritores, plantea una situación muy veraz: que los humanos no comprenden esas máquinas debido al abismo que existe entre humanos y heechees. De ahí que el uso de las máquinas no implique la colonización de la galaxia.

ROBERT A. HEINLEIN

  

Robert Heinlein

En AMOS DE TÍTERES, Robert Heinlein nos muestra unos invasores extraños y distintos a los humanos. Provenientes de la luna Titán de Saturno, llegan a la Tierra con un motivo preciso: apoderarse de los humanos mediante un control mental que se da cuando uno de estos extraños seres  se posa en la nuca de cualquier persona. Los ET son seres muy distintos a nosotros, pero con motivos bien definidos.

   Las historias de ciencia-ficción especulan sobre lo que ocurriría realmente en un contacto. Los humanos son visitados por seres pacíficos o son invadidos. En el encuentro, casi siempre se da un entendimiento por las dos partes. La visita puede ser con fines científicos y pacíficos, o para fines de dominio. No obstante, casi siempre se consigue una comunicación de cualquier manera: los visitantes en su mayoría, son muy similares a los humanos. Hay que entender que cuando se plantea una historia de éstas, los escritores están anclados a su mundo, a su visión antropocéntrica. Posiblemente, una de las muestras que intenta alejarse un poco de esto, es la novela de LOS PROPIOS DIOSES, de Isaac Asimov. En esta, se nos describe la forma de vivir de unos extraños seres muy distintos a todo lo que conocemos que habitan un planeta en un universo paralelo.

   Tal vez quien más se ha acercado a la verdad ha sido Stanislaw Lem. Este escritor polaco, antes que otros grandes filósofos, ha conseguido proponer planteamientos interesantísimos en materia de Filosofía de la Ciencia. Para Lem, sería casi imposible que se diera un entendimiento entre los humanos y los seres extraterrestres. Tal como se plantea en SOLARIS, nuestras más avanzadas teorías no son aplicables para entender a una especie de ente parecido a un planeta que presenta fenómenos y características incomprensibles para la visión humana. La vida como la conocemos no aplica aquí, ya que otras leyes muy distintas a las que pregona la ciencia moderna y en especial la física, no tienen la menor cabida en esta extraña forma de vida (en el caso de que se pudiera entender como tal). En DIARIOS DE LAS ESTRELLAS, en la parte de Tragedia lavadoriana, un nuevo ente muy extraño, confunde a una enorme cantidad de especialistas que intentan entenderlo. En EDÉN, las formas de vida que pululan en un planeta foráneo, son tan distintas que los exploradores terminan su aventura casi sin entender nada (Lem, intentando que el lector entienda un poco el significado de todo lo expuesto, cae en el error de admitir que es posible en pocas horas superar los abismos de comunicación entre dos razas inteligentes).

   El problema, tal y como se plantea, es que en otro planeta, con las condiciones tan distintas a la Tierra, en el caso de que se formara la vida, esta se desarrollaría de una manera muy distinta. Sabemos que la Evolución es al azar. La vida puede tomar los caminos menos sospechados. Los sucesos en el planeta madre seguramente tomarían un camino infinitamente distinto al nuestro. Lo más seguro es que si se formara vida inteligente, sería tan distinta a nosotros que la posibilidad de contacto y comunicación se vería truncada. ¿Cuál sería su manera de pensar? ¿Tendrían una visión maniqueísta como nosotros? ¿Cuál sería su forma de comunicación? 

   La ciencia-ficción nos ha llevado a través de años luz de distancia para conocer una infinitud de civilizaciones y seres extraterrestres. Posiblemente, así como la imaginación tiene la facilidad de crear un número infinito de formas de vida ajenas a la Tierra, ese mismo número ha de manifestarse en la realidad.