Este 6 de abril se cumplieron 15 años de la muerte de uno de los más grandes maestros que ha tenido la ciencia-ficción. Su deceso, allá por 1992, no solo significó el desvanecimiento de un escritor del género de las ideas (o el género cienciaficcionero, como gusten llamarlo) sino también el ocaso de un muy accesible divulgador científico que educó (y sigue educando) a toda una generación de personas que disfrutan día con día el placer de la ciencia.

   Para serles sinceros, el Buen Doctor ha sido para un servidor una verdadera inspiración para estudiar una carrera científica. Sus novelas, historias que pueden ser encuadradas como ciencia-ficción hard, casi siempre se basaron en la argumentación inteligente, en la deducción y en la misma ciencia. Asimismo, su manera de divulgar los conocimientos científicos era amena, interesante y bastante atractiva. Todo lector de libros como INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA, sabrá perfectamente que este autor comenzaba por platicar el funcionamiento de la ciencia desde sus posibles orígenes, con un estilo ligero y entretenido, dejando un lado la herramientas que utilizaría cualquier historiador científico (Asimov no lo era, y por lo visto, nunca lo necesitó para fascinar a sus lectores)

   En el ámbito de la ciencia-ficción, todo gran lector dentro del género ha tenido que toparse con este autor aunque sea una sola vez. Y es que Asimov si no revolucionó completamente las historias de ficción científica, sí introdujo elementos que se mantendrán hasta la eternidad en los anales de este género literario: la palabra Robótica, sus tres leyes, la fusión eficaz entre la ciencia-ficción y el género policiaco, etc.

   Pero hay otra razón más interesante por la cual sigo admirando a este gran hombre: su gran calidad como escéptico. Asimov perteneció a grupos como el Comité para la Investigación Científica de lo Supuestamente Paranormal (CSICOP) y difundió muchas veces en sus innumerables escritos la necesidad de una cultura científica adecuada y un necesario alejamiento del pensamiento mágico y las supersticiones.

   A década y media de su partida, dondequiera que esté, el Buen Doctor estaría orgulloso no solo de los avances científicos de la primera década de siglo XXI, sino también de la enorme calidad literaria que posee la ciencia-ficción hoy en día. Quizás ahora podrá estar tranquilo al saber que su legado ha inspirado a multitud de generaciones y que muchos de sus sueños en pos del avance de la humanidad a través de la ciencia se hacen cada día realidad.

Publicado originalmente en www.ciencia-ficcion.com

Segunda edición de este artículo: Revista EL ALEPH No. 2. Junio-2007