El entrañable E.T. familiarizó en la ficción a los terrícolas con la idea de que hubiera otros mundos habitados fuera del sistema solar, una posibilidad que toma cuerpo con el hallazgo insólito de un planeta similar a la Tierra que puede albergar vida a tan sólo 20,5 años luz de distancia.

Este planeta extrasolar, al que sus descubridores denominan Super Tierra, tiene una composición y una temperatura que "permiten predecir la existencia de una eventual vida extraterrestre", según un comunicado del Centro Nacional de Investigaciones (CNRS) de Francia, que participaron en este sorprendente descubrimiento junto a astrónomos de Portugal y Suiza.

Para que un planeta sea habitable, al menos en función de los parámetros utilizados como referencia en la Tierra, debe reunir condiciones tan específicas que hasta ahora no se habían dado fuera del sistema solar.

Una de las más determinantes es la presencia de agua en estado líquido. En el caso de la Super Tierra la temperatura oscilaría "entre los 0 y los 40 grados Celsius, por lo que puede haber agua líquida en su superficie", afirmó el principal autor del estudio, Stéphane Udry, de Ginebra.

Además su masa debe ser ligera. La del nuevo planeta es cinco veces mayor que la de la Tierra (pero con un volumen 3,5 veces superior), lo que permite inducir que es "de constitución rocosa, o que su superficie está cubierta por un océano". La gravedad en la superficie es 2,2 veces superior a la de la Tierra y su radio 1,5 veces mayor.

Existe un tercer factor decisivo para que pueda ser habitable: la distancia que la separa de su estrella.

El exoplaneta, que a su vez es el más pequeño jamás encontrado fuera del sistema solar, "se encuentra 14 veces más cerca de la estrella Gliese 581 de lo que está la Tierra del Sol, por lo que sólo tarda 13 días en completar su órbita", señala un comunicado del Observatorio Austral Europeo (ESO) de La Silla, en Chile, desde donde se hizo tamaño descubrimiento, utilizando un espectógrafo HARPS.

Pero se trata de un astro distinto. La Gliese 581 es una enana roja, mucho más pequeña y fría que el Sol. Esto explicaría que, a pesar de su proximidad, pueda contener agua sin que se evapore y, por la misma razón, se dice que está situado en "la zona habitable" con respecto a su estrella. Con este sorprendente hallazgo se ha dado un paso agigantado para el estudio de la presencia de vida en otros planetas.

"Hemos cruzado el umbral. Hemos demostrado que somos capaces de encontrar planetas quizá confortables para la vida. Debería ser el primero de una serie" de descubrimientos, auguró el astrónomo francés Xavier Bonfils, de la Universidad de Lisboa.

"Debido a su temperatura y su relativa proximidad (de la Tierra) este planeta se convertirá muy probablemente en un objetivo muy importante de las futuras misiones espaciales dedicadas a la vida extraterrestre", recalcó otro autor, Xavier Delfosse.

Este cúmulo de afortunadas circunstancias dejan en el aire un interrogante: ¿Habrá inteligencia en este nuevo mundo? Obtener una respuesta llevaría cuatro décadas. Si se le enviara un mensaje, como las ondas electromagnéticas se propagan a la velocidad de la luz, y el planeta está a 20,5 años luz, la pregunta tardaría 20,5 años en llegar, y la respuesta otros 20,5. Todo un lujo.

Por eso es más que probable que la Gliese 581 forme parte, en adelante, de las estrellas prioritarias del programa SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre por sus siglas en inglés) que escudriña con radiotelescopios las ondas radiales que cruzan el espacio, y las que luego son analizadas por miles de ordenadores conectados a través de internet.

Lo que sí es seguro es que la lente humana ha conseguido captar lo que podría ser un planeta que guarda parentesco con la Tierra. No se sabe de qué tipo, ni se conoce la materia de la que estaría formada la vida; de lo que no cabe duda es que no tiene por qué ser a imagen y semejanza de la ya conocida.

Con información de AFP

Fuente:

http://www.montevideo.com.uy/nnoticias_42392_1.html