Todos hemos visto alguna vez Los Simpson: esa caricatura norteamericana de humor negro que lleva diecisiete temporadas al aire y que pronto estrenará su primera película completamente animada.

   Si tú, estimado lector, aún no has visto bien de qué se trata todo esto, he de advertirte que necesitas una gran cultura, sobre todo conocimientos de la cultura gringa para agarrarle el hilo a esta caricatura. Muchos de los chistes son muy políticos, mientras que otros hacen una fuerte crítica social e inclusive religiosa a cada uno de los paradigmas que rigen a los ciudadanos estadounidenses.

   Algo que me llama mucho la atención es que en las últimas temporadas, la familia de Springfield maneja una crítica cada vez más ácida. Sus comentarios sobre ciencia, pseudociencia y religión son más directos, más agudos, más inteligentes. La ventaja, como señala el creador de la serie, Matt Groening, es que los dibujos animados permiten quitar un poco de peso a las críticas hechas ante las personas y/o las instituciones criticadas. Por ejemplo, las críticas religiosas han sido tomadas de soslayo por algunos representantes de la iglesia protestante precisamente porque han sido dichas en un programa de dibujos animados humorístico. Esto permite continuar con las mismas sin tener mayores problemas.

   Con respecto a los comentarios que hace el programa sobre la ciencia, me parece que los guionistas muchas veces han sido bastante injustos. Recordemos, por ejemplo, al científico que siempre aparece cuando se le necesita. Su figura recuerda al científico loco, nerd y solitario que tanto nos ha impuesto la televisión que a veces la gente no sabe que los científicos son simplemente seres humanos que sienten, aman, viven, tienen esposas, hijos, etc. Asimismo, hay otras partes donde Homero dice mas o menos que los científicos solamente desperdician su vida o que al no poder curar su corazón, mas sí poder decir lo dañado que está, esto le hace comentar sarcásticamente “Oh, lo que es la ciencia”. Bien, no se nos debe olvidar que la ciencia es una actividad humana y que ha ido avanzando poco a poco y que no es una entidad perfecta que de la noche a la mañana nos solucionará todos nuestros problemas.

   Una virtud que le veo a esta serie es el escepticismo y la coyuntura social que simula. En el capítulo donde se encuentra una especie de esqueleto humano con alas, Lisa Simpson representa la minoría escéptica que trata de imponer la razón en contra del pensamiento mágico. Cuando Homero contacta con un supuesto ser extraterrestre, los disparates de crédulos de esa cosa llamada ufología están representados de una manera portentosa.

LOS SIMPSON

   También hay chistes sobre escépticos. En un capítulo, Homero arruina un acto de Penn & Teller; mientras este es perseguido por un Penn furioso que lleva un arpón en las manos, Teller habla por primera vez y exige que lo alejen de “ese maniático”, que es como llama a su compañero.

   Los Simpson, creo yo, han dado en las últimas dos temporadas un espectáculo bastante crítico y entretenido. Cuando Bart y Homero se vuelven católicos, una especie de mini-riña religiosa se desata, aunque la alegoría más fuerte llega cuando se muestra que en el cielo existen dos clases sociales: los protestantes y los católicos. En el capítulo donde Homero es sacerdote, la iglesia intenta impedir las bodas gay. Es aquí cuando los guionistas, a través de Marge, nos dan a entender de una manera bastante inteligente que esas “minorías”, como se les llama, tienen sus propios derechos como seres humanos. En el capítulo del diseño inteligente, Lisa es la voz de la razón que lucha contra la imposición legal para que la teoría de la Evolución y el creacionismo a través del mismo diseño inteligente sean enseñados en las escuelas como teorías científicas similares.

   Si bien Los Simpson nos han hecho reír mucho, seguiremos viendo en futuras temporadas tanto críticas cada vez más ácidas a la cultura norteamericana como las locuras de Homero que nos robarán de vez en cuando una gran sonrisa.