Un equipo internacional de científicos ha descubierto una comunidad bacteriana, autosuficiente, que vive aislada y bajo condiciones extremas, a unos 3 kilómetros de profundidad, en Sudáfrica. Ésta es la primera comunidad microbiana que se demuestra que es exclusivamente dependiente del azufre y el hidrógeno producidos geológicamente, y uno de los pocos ecosistemas de la Tierra que no depende en forma alguna de la energía del Sol.

El descubrimiento refuerza la posibilidad de que bacterias similares puedan vivir bajo la superficie de otros mundos, como Marte, o Europa (una luna de Júpiter).

"Estas bacterias son verdaderamente únicas en el más puro sentido de la palabra", subraya Li-Hung Lin, ahora en la Universidad Nacional de Taiwán, quien realizó muchos de los análisis durante la preparación de su doctorado en la Universidad de Princeton, y, después de doctorarse, en el Laboratorio Geofísico del Instituto Carnegie.

Los investigadores han conseguido determinar cuán aisladas han estado las bacterias porque los análisis muestran que el agua en que viven es muy antigua y no ha sido diluida por el agua de la superficie. Además, han comprobado que los hidrocarburos en el entorno local no proceden de organismos vivos, como es usual, y que la fuente del hidrógeno (H2) necesario para su respiración viene de la descomposición del agua por la desintegración radiactiva del uranio, el torio y el potasio.

Los humanos y otros organismos que viven en tierra, en última instancia reciben su energía del Sol, con las plantas fotosintéticas formando la base de la red alimenticia. En los lugares oscuros donde no llega la luz solar, la vida depende de otras fuentes de energía. Pero la independencia alimentaria es más difícil. Diferentes comunidades de organismos quimioautótrofos se han encontrado en lugares exóticos como acuíferos subterráneos, pozos petrolíferos y las chimeneas de volcanes submarinos a gran profundidad. Sin embargo, al final muchas de estas comunidades todavía dependen, al menos en parte, de nutrientes que les llegan de la superficie, y cuyo ciclo de producción comienza con la fotosíntesis vegetal o bacteriana. Pese a todo, ciertas comunidades sí viven "desconectadas" del resto del ecosistema planetario.

Usando técnicas genéticas de análisis, el equipo descubrió que hay una diversidad de especies muy pequeña en la asombrosa comunidad subterránea. Está dominada por una clase de bacterias relacionadas con las Desulfotomaculum que se sabe obtienen su energía de la reducción de los compuestos de azufre.

Los investigadores también creen que el sulfato usado por estas criaturas es un remanente que procede de aguas subterráneas antiguas mezcladas con fluidos hidrotérmicos también antiguos. Es posible que comunidades como éstas puedan sostenerse indefinidamente, si logran de los procesos geológicos un suficiente abastecimiento de materias primas.

El tiempo dirá cuántas más comunidades como ésta podrán encontrar los científicos en la corteza terrestre, y si existen otras por el estilo en el subsuelo de algunos astros del sistema solar.

Fuente:

http://www.amazings.com/ciencia/noticias/011206a.html