Un equipo de astrónomos, valiéndose de técnicas de mapeo de alta resolución por radar, ha estado intentando localizar depósitos de hielo en los polos lunares. El resultado de su atenta prospección parece indicar que la presencia de hielo en la superficie de nuestro satélite es muchísimo menor de lo que se había creído.

Los investigadores, de la Universidad de Cornell y el Instituto Smithsoniano, dirigidos por Donald Campbell, profesor de astronomía en Cornell, analizaron transmisiones de radar enviadas hacia la luna desde el Observatorio de Arecibo en Puerto Rico, y recibidas 2,5 segundos después en el Radiotelescopio GBT en Virginia del Oeste. Revisaron áreas alrededor del polo sur de la Luna donde en unas imágenes de baja resolución captadas tiempo atrás se apreciaba una elevada proporción de polarización circular (CPR por sus siglas en inglés), una posible firma de agua a baja temperatura (hielo).

En el estudio actual, los astrónomos encontraron altos valores de CPR, similares a los anteriores. Pero también descubrieron que dichos valores no están confinados a áreas que se mantengan lo bastante frías como para contener hielo; los encontraron también en áreas iluminadas, donde las temperaturas pueden alcanzar 117 grados Celsius imposibilitando la supervivencia del hielo, que se evaporaría rápidamente. Eso indica que rocas dispersas asociadas con cráteres de impactos recientes deben ser la causa más probable de las altas CPR.

El hielo accesible podría ser un recurso valioso para una presencia humana en la Luna a largo plazo, pero las reservas sólo podrían existir en cráteres profundos y permanentemente a la sombra, localizados en los polos, con temperaturas siempre bajas.

Datos previos le habían dado un fuerte empuje a la búsqueda de hielo lunar. Entre ellos, lecturas de radar de 1992 que indicaban hielo en las profundidades de ciertos cráteres en los polos de Mercurio, datos lunares reunidos en 1996 por la nave Clementine, y el descubrimiento de una elevada cantidad de hidrógeno en los polos lunares que la Lunar Prospector hizo en 1998.

Sin embargo, ese nivel elevado de hidrógeno podría proceder de otras fuentes, como por ejemplo el viento solar. Por otra parte, las posteriores lecturas de radar no han logrado mostrar ninguna evidencia de depósitos de hielo.

Campbell admite que podrían existir depósitos concentrados en algunos de los lugares más oscuros de la superficie lunar y fuera del alcance de los radares de la tierra. Advierte, sin embargo, que ningún proyecto para establecer una base lunar polar, ni ninguna misión de aterrizaje allí, debería basar su planificación en esa suposición.

Fuente:

http://www.amazings.com/ciencia/noticias/241106b.html