La Iglesia Católica de Puerto Rico prohibió ayer la veneración y culto a la Virgen del Rosario del Pozo por determinar que las prácticas de sus adeptos no eran ortodoxas e incluso ponían en "riesgo sicológico y emocional" a sus seguidores.El arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, difundió la carta pastoral que todos los sacerdotes leerán en la misa del domingo para anunciar que los devotos de la Virgen del Pozo -250 líderes constituidos en una organización y muchos más a nivel popular por todo el país- deben abandonar su veneración y acudir a "párrocos para recibir el apoyo y dirección espiritual que necesiten".

La devoción a la Virgen del Pozo, que alcanza hasta 300,000 personas según los adeptos, se fundamenta en una supuesta aparición de la Virgen María en Sabana Grande en 1953, algo que la Iglesia Católica, tras numerosas investigaciones, ha insistido en que nunca sucedió. Pero, en un país predominantemente católico en el que permea el sincretismo, la adoración a la Virgen del Pozo y la organización que surgió alrededor de ello se convirtió, según palabras del propio González Nieves, "en un tema que ha sacudido a nuestra iglesia por tantos años". El Arzobispo explicó que sostuvo 20 reuniones durante cuatro años con el liderato de la Misión de la Virgen del Rosario del Pozo para dialogar y llegar a unos acuerdos. En ese proceso de diálogo, sin embargo, González Nieves se percató de que las prácticas del grupo eran demasiado radicales y poco ortodoxas. El religioso narró que los adeptos de la Misión acostumbran a colocar paños negros sobre la cabeza de los seguidores y se imparte "castigo emocional y sicológico". "Son prácticas y creencias que realmente no son cónsonas con la sana espiritualidad del catolicismo. Hay prácticas incluso deshumanizantes y denigrantes de la humanidad de la persona", aseveró González Nieves. "A partir de eso concluí que como se estaba dando esa mística, no podía continuar y que eso no era negociable. Son prácticas que no son saludables. Entendí que alguna persona podía estar en peligro emocional y sicológico y quizás se podían destruir", acotó el Arzobispo. "Tal como se estaba dando, no podía continuar". En anticipo a la reacción de descontento de los miembros de la Misión de la Virgen del Rosario del Pozo, el Arzobispo afirmó que la decisión no se trataba de "persecución de ellos, es purificación de prácticas que no pueden ser aceptadas". "De vez en cuando hay que tomar decisiones dolorosas para salvaguardar la integridad de la fe", acotó. Los religiosos resaltaron el carácter sumamente "mariano" de los católicos en la Isla y explicaron que la decisión de ayer de ninguna manera era un ataque a esa tendencia. La decisión de los obispos de prohibir el culto a la Virgen del Pozo, y de que se desintegre la Misión, puede ser apelada según el Derecho Canónico. Sobre las posibles sanciones religiosas para quienes desacaten la orden de los obispos de desistir del culto a la Virgen del Pozo, González Nieves no quiso mencionar todavía la posibilidad de la excomunión. "Esto es una etapa de purificación", dijo. "No estamos hablando de eso ahora". En la carta pastoral divulgada ayer, se subraya que los llamados sacerdotes Misioneros de Cristo, fruto del movimiento de veneración a la Virgen del Pozo, "no están autorizados a ejercer el ministerio en Puerto Rico" y que las "Hermanas Misioneras de la Restitución" "no han sido aceptadas oficialmente en ninguna diócesis". Los católicos afirmaron en la rueda de prensa de ayer que un decreto de la Congregación de la Doctrina de la Fe -un organismo del Vaticano– resolvió en 2002 "que todas las personas que han emitido promesas en estos grupos pueden considerarse libres de las mismas".

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