Según la ciencia, Plutón no es más un planeta. Pero, ¿qué dicen los astrólogos? Radar consultó a los especialistas para saber cómo incide esta discriminación del planeta del sexo, la mafia y el psicoanálisis en los horóscopos.

Por Natalí Schjetman

Internet ya ofrece remeras, tazas, bolsos y relojes con los letreros “I love Pluto”, “Free Pluto” (“Liberen a Plutón”) y “Pluto IS a planet” (“Plutón ES un planeta”) y hasta una petición online titulada “Save Pluto” (“Salven a Plutón”) dedicada a la Unión Astronómica Internacional. Mientras, la comunidad astrológica, a la que uno podría pensar como víctima natural de semejante desmoronamiento, se siente bastante plena. Casi triunfal. Su reacción conjuga momentos de superioridad (esa que resulta de mirar con algo de jactancia lo pequeño de las decisiones terrenales) con matices de ira y, en algunos casos, un desprecio anacrónico por “las arbitrariedades de los científicos”. Ellos no están “con Plutón”, ni leerían la borra de café de una taza con esa proclama (si es que también manejan este saber, claro). Ellos se ubican en una posición todavía más empática. Pareciera que se sienten un poco Plutón y, en tanto tal, el nombre que un grupo de terrícolas quieran asignarle en una convención aburrida de un país periférico de un planeta remoto les importa tan poco como la persistente ignorancia de gran parte de ese gremio.

Tanto es así que algunos ni siquiera ahorran tomadas de pelo al cacareo generalizado que generó la decisión. La televisiva y soprano Lilly Süllos, por ejemplo, es muy clara en su postura: “Ahhhh… la estupidez humana es infinita. ¡Ayyy, qué voy a hacer si Plutón no es más un planeta!, me decían… Por favor, estoy harta: él estuvo y está ahí, yo no sé cómo hace… con lo chiquitito que es –enano, como dicen ellos– para causar tantos problemas”. Según Süllos, que a pesar de su pose superada acentúa cierto desdén cuando dice “ellos” en alusión a los astrónomos, el polémico Plutón, descubierto en 1930 y discutido como planeta durante años, tiene un efecto astrológico tremendo: es el regente de Escorpio, el signo más sexual del zodíaco según la astrología, y rige toda la función sexual y también las profundidades y el espacio. Mucho antes de ser descubierto como planeta, Plutón era considerado el dios de los Infiernos. Ella misma recuerda que durante los ’80, la ayudó a predecir el sida: “Está en todas las enfermedades graves. Cuando Plutón entró en su signo, en los ’80, yo dije: vamos a tener una enfermedad que se va a propagar mediante el sexo… Y mirá. ¡Plutón es tan bravo! Es una lástima que la decisión de ellos no lo afecte en lo más mínimo”.

Si pocas cosas hacen flaquear este espíritu victorioso, una de ellas es la evidente pica con la astronomía. Apenas conocida la noticia, Ana María Bertolini escribió un artículo en el que saltaba por los pobres escorpianos, que amanecieron un día sin su regente: “Perder al regente no es poca cosa: es como quedarse sin padre, sin ley, de modo que además de llorar y vestirse de luto, también podrían los escorpianos llegar a comportarse muy mal (…). ¡Habrase visto!: ¿quiénes son estos señores para dejar a los pobres escorpianos sin regente moderno?”, decía indignadísima, antes de explicar que, en realidad, Escorpio, por suerte, tiene otro rey: Marte. “Con ése, seguro –concluyó– los astrónomos no querrán meterse.”

Este último comentario puede leerse como un esbozo de una extraña interpretación de la exclusión de Plutón desde un punto de vista, por así decirlo, social, en donde el tamaño, sus anomalías y la disposición entre su órbita y la de la Tierra adquieren un inquietante estatuto alegórico que podría explicarlo todo. Olivia Medves, astróloga y profesora, lanza, directamente, una hipótesis conspirativa: “Para mí, esto es una cuestión política. Por varias cosas: ellos están en el primer mundo y el primer mundo está tratando de destruir este mundo y quiere ver, el día que esto vuele hasta la mismísima miércoles, hasta dónde puede llegar el universo. Ellos tienen que nombrar todo y ponerle límites a todo. Esta gente ya no sabe a dónde poner la frontera. Entonces Plutón no entra: esto tiene que ver con la discriminación de la Tierra. La han llevado a los confines del universo. Tiene que ver con la política y con la ambición humana: qué me pertenece y qué no, qué es lo que sirve y qué no. Pero si te ponés, por así decirlo, ‘en los zapatos’ de un planeta, él dice: ‘¿Y ustedes quiénes son? Yo estoy acá hace mucho más que ustedes’. Plutón es un planeta subversivo, incluso esta situación en la que está es acorde a las características plutonianas: tiene una órbita dispar, una densidad que no va de acuerdo con su tamaño, se esconde y podés no verlo, altera las órbitas de los planetas que tiene al lado… ¡Plutón rompe las pelotas en el universo! Entonces, ¿qué dijeron? ‘No es un planeta, que haga lo que quiera.’ Pero bueno, son las limitaciones de la mente humana”.

El trasfondo político va tomando más forma cuando el astrólogo de Crónica TV, Alejandro Holst, desliza el dato de que el vapuleado y demoníaco Plutón estará entrando en Estados Unidos, en el año 2008, a la determinante casa número ocho: ganancias o pérdidas por socios, la casa de los cambios profundos: “Si te fijás, ya son varios los que están diciendo que no le van a pagar la deuda a Estados Unidos. Se viene la caída del imperio. ¡Se les viene el Plutonazo!”. Holst no menciona esto como causa de la denigración de Plutón, sino que elige reducir hasta lo insípido la decisión de la UAI: “Siempre sacan estas notas de color porque sino tienen que tirar pálidas todo el día. Bush invade países, todo es negro. Está todo mal. La verdad es que la afluencia de Plutón sigue siendo exactamente la misma, por desgracia. La que te hace tocar fondo. ¡Es un planeta jodido! Ya el nombre es como algo que va a explotar”. De hecho, él elige hablar de la coyuntura política para explicar la influencia del flamante planeta enano: la crisis del 2001 coincidió con el estacionamiento del maldito Plutón en la casa 3, la del dinero. Holst, además, explica la historia argentina en términos de una fundación que no contempló la carta astral y propone una refundación que la tenga en cuenta: “La astrología se tendría que enseñar en los colegios. En vez de tantas pelotudeces que se enseñan. La astrología tiene cada vez más pruebas”.

Plutón es el signo de las grandes mafias, de la corrupción y del psicoanálisis. En eso coinciden los astrólogos, y también en que esta decisión nada afecta a los horóscopos. En un extenso, complejo y didáctico mail que les mandó la astróloga Patricia Kesselman a sus contactos para poner paños fríos al alboroto, explica, sin tono de diatribas: “Un gran porcentaje de los puntos que utilizamos en astrología son puntos hipotéticos. No son reales (comenzando por las cúspides de las casas). De hecho la astrología misma se basa en el sistema geocéntrico (centrado en la Tierra) y no en el heliocéntrico modelo copernicano del universo, que es como realmente funciona para la astronomía. Es por eso que no nos interesa si los astrónomos dicen que Plutón es planeta o planeta enano, o si han descubierto a Ophicus, o lo que sea”.

La mediática Blanca Curi está enardecida con el asunto de distinguir las disciplinas, pero lo único que quiere pregonar es que nada varió y que este asunto la dejó de cama: “As-tro-no-mí-a. ¡A ellos hay que preguntarles! Es un tema de la as-tro-no-mí-a. Para nosotros no varió nada. ¡Nada!”.

Hay otra persona que tiene algo más para decir. Y lo hace con una voz parsimoniosa, como si se acabara de levantar de una siesta o, incluso, como si siguiera durmiendo. Se trata de Leevon F. Kennedy, autoproclamada hija de Marilyn Monroe y John Fitzgerald Kennedy y “vidente natural”. Como astróloga y astrónoma que no es, ella hace su gracia: “Veo que el año que viene van a rever el tema de que Plutón siga siendo un planeta, porque ¡es un planeta! Van a ir millones de científicos a quejarse por esto y lo van a probar. Va a haber una movida muy grande, va a ser fenomenal, en el 2008, por ahí. Para mí Plutón sigue siendo un planeta. Me planto con los miles de científicos que lo van a defender en el futuro”. Pero a la hora de contestar si sus clientes están preocupados por la noticia, responde más pispireta y se suma a la corriente que le quita toda furia al Plutongate: “¡Pero no! ¡Mis clientes están mucho más preocupados por ver cómo sobrevivir en el planeta Kirchner!”.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-3257-2006-09-17.html