Sonda europea se estrellará contra el satélite terrestre. Smart-1 era una misión destinada a probar tecnología de vanguardia.

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Sonda europea se estrellará contra el satélite terrestre. Smart-1 era una misión destinada a probar tecnología de vanguardia.

La primera sonda lunar de Europa, Smart-1, se dispone a estrellarse el domingo en la Luna, punto final de una misión científica exitosa de 16 meses, marcada por adelantos tecnológicos y la observación de los polos del satélite natural de la Tierra.

Smart-1, un cubo de un metro de lado y 290 kilogramos de peso, debería aplastarse, como estaba programado, en el astro a las 07:41 horas (05:41 GMT) a una velocidad de siete mil 200 kilómetros por hora en el Lago de la Excelencia. Cavará en la superficie “un pequeño cráter de 3 a 10 metros de diámetro”, precisó el responsable científico en la Agencia Espacial Europea (ESA), Bernard Foing.

La sonda fue lanzada el 28 de septiembre de 2003 del centro espacial guyanés de Kurú con un cohete Ariane-5 y entró en órbita lunar en noviembre de 2004. Colocada en órbita elíptica polar (a una distancia variable entre 300 y tres mil kilómetros), empezó sus observaciones científicas en marzo de 2005.

Una serie de modificaciones de trayectoria fueron realizadas por los responsables del centro de control de la ESA en Darmstadt (Alemania) para asegurarse de que el impacto de la sonda sea en la región meridional de la Luna, visible desde la Tierra.

En efecto, la violencia del choque debería permitir que los científicos precisen los parámetros físicos y químicos del suelo en ese lugar mediante las observaciones de los materiales expedidos por el impacto, su proyección.

Durante su misión, Smart-1 ya ha facilitado elementos que permiten hacer avanzar el debate sobre el origen de la Luna y su evolución. Los científicos han “detectado por primera vez calcio y magnesio”, “medido las diferencias de com-posición a nivel de picos centrales de los cráteres, de llanos volcánicos y de gigantescas cuencas de impacto” y “cartografiado el conjunto de la superficie lunar, incluida su cara oculta”, precisó la ESA.

Asimismo, permitió ensayar con éxito tecnologías y una minia-turización de los equipamientos que podrán servir para otras misiones espaciales europeas, a Mercurio con la sonda Bepi-Colombo (2013) o a bordo de la futura misión india Chandrayaan a la Luna.

Su motor iónico que propulsa expulsando iones de gas xenón a alta presión le ha permitido recorrer 100 millones de kilómetros con un consumo de sólo 60 litros de carburante. Uno de los experimentos embarcados, OBAN, “sirvió para probar un nuevo sistema de navegación que permitirá que futuros vehículos espaciales naveguen de manera autónoma, sin intervención de los controladores en tierra”, según la ESA.

La cámara AMIE mandó imágenes de la superficie de nuestro satélite con resoluciones hasta entonces inéditas para este astro.

“Smart-1 era la vanguardia, casi todo lo que llevaba a bordo era innovador: se trataba de una misión para probar la tecnología”, subrayó el responsable de las operaciones, Octavio Camino Ramos.

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;; París/Guy Clavel/AFP

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