Muchos preguntan para qué sirvieron los 20.000 millones de dólares que los EUA gastaron en colocar seres humanos en la Luna. Dicen que ese dinero podría haber resuelto un montón de problemas en la Tierra. Pero las Apollo tuvieron un objetivo bien definido, sin olvidar otros regalos sorpresa.

"Un pequeño paso para un hombre… un gigantesco salto para la humanidad", dijo Neil Armstrong el 20 de julio de 1969. Siguieron 11 personas más, hasta que Jack Schmitt, de la Apollo 17, geólogo de profesión (los otros eran pilotos de prueba) fue a la vez el primer científico en la Luna y el último hombre en ella, en 1972. ¿Qué pasó? ¿Por qué abandonamos la Luna? ¿Por qué nunca más volvimos a ella? Es que el objetivo único ya se había cumplido aquella semana de julio de 1969, con la ida y vuelta de la Apollo 11.

En 1952, antes del primer satélite artificial, Wernher von Braun intentó trazar el mapa que habría que seguirse para que el ser humano definitivamente migre hacia el espacio: 1) Construir transbordadores espaciales para llevar materiales y gente de la Tierra al espacio, y viceversa. Con este transbordador, se construiría 2) una estación espacial, y desde la estación espacial se podrían organizar 3) expediciones a la Luna. Al llegar a esta, se construirían 4) bases lunares desde las cuales se lanzarían 5) misiones tripuladas a Marte, y así sucesivamente. Sería una progresión lógica, una evolución. El transbordador voló por primera vez en 1981 y la estación espacial de EUA se está construyendo ahora; sin embargo, ya se había llegado a la Luna en los años setenta. Como dijo el escritor Arthur C. Clarke, "el hombre en la Luna fue una anomalía del siglo XX".

En 1987 la astronauta Sally Ride reveló una alternativa al mapa de Von Braun: a) estudiar el planeta Tierra desde el espacio, b) sondas para explorar el Sistema Solar, c) una base en la Luna y d) llevar seres humanos a Marte. Pero los proyectos deberían ser independientes uno del otro, y sin orden preestablecido. Porque, aclaraba: "No es función de la NASA determinar la estrategia de un programa espacial civil". En realidad, la NASA, como órgano del gobierno federal de los EUA, debe responder a las estrategias del presidente y el Congreso de los Estados Unidos. Así fue con las Apollo.

EL LEGADO EN EL AMBITO CIENTIFICO

A pesar de que Apollo no fue un proyecto científico, gracias a los 382 kg de muestras que trajeron sus astronautas hoy sabemos mucho acerca de la Luna. Es un cuerpo que ha cambiado con el tiempo, evolucionado desde su nacimiento; es tan antigua como cualquier otro cuerpo del Sistema Solar; las rocas lunares son más antiguas que las rocas terrestres. La Luna es del mismo material que la Tierra; las rocas lunares son básicamente basalto, anortosita y brechias, y no hubo agua en la Luna. No hay vida en la Luna. Al comienzo la Luna tenía océanos de lava; los actuales mares lunares son cuencas de impacto que fueron llenadas por lava. La Luna tiene una distribución de masa irregular, fuera del centro, y la superficie de la Luna está cubierta por pedregullo y polvo. Apollo fue uno de los primeros ejemplos de planetología comparativa, porque a pesar de que están una al lado de la otra en el espacio, la Luna nos muestra que la Tierra es realmente muy diferente y especial. Los astronautas dejaron instrumentos que funcionaron durante muchos años en la Luna, inclusive algunos reflectores laser que todavía están operacionales. Y las rocas lunares todavía continúan revelando sorpresas.

El presupuesto de la NASA alcanzó el máximo histórico gracias a las Apollo, y de hecho muchas de las misiones no tripuladas a la Luna fueron específicamente proyectadas para "abrir camino" a las naves tripuladas. Sondas derivadas de aquellas se enviaron a Venus y Marte, y naves como las Voyager a Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, y los orbitadores Galileo, a Júpiter, y Cassini, a Saturno, de muchos miles de millones de dólares, fueron concebidas en la época de bonanza y euforia de las Apollo.

EL LEGADO EN EL AMBITO PUBLICO

El 25 de mayo de 1961 el presidente John F. Kennedy pedía a su Congreso más recursos para frenar el avance mundial del comunismo (luego de rendir cuentas sobre una invasión fracasada a Cuba, en Bahía de los Cochinos). Cinco semanas antes, Yuri Gagarin había sido lanzado alrededor de la Tierra por un misil balístico intercontinental soviético, al igual que el primer satélite artificial años antes. Kennedy dejó claro que existía el riesgo de que la Unión Soviética dominara el espacio y lo usara para fines militares; riesgo de que los EUA quedasen atrasados científica y tecnológicamente después de las victorias espaciales soviéticas, y riesgo de que estos éxitos soviéticos convencieran a otros países, especialmente en el Tercer Mundo, a abrazar la causa del comunismo. Para ayudar a resolver estos problemas propuso, asesorado por Von Braun, el proyecto Apollo. Unico objetivo: "Yo creo que esta nación debe comprometerse a alcanzar la meta, antes de que termine la década, de aterrizar un hombre en la Luna y traerle con seguridad de vuelta a la Tierra".

Y de hecho, sirvió para demostrar la tecnología de misiles, con el gigantesco, confiable y preciso Saturn V, el mayor cohete construido hasta la fecha, y ayudó a desarrollar tecnologías para la utilización del espacio, con el vuelo de múltiples naves entre la Tierra y la Luna. El programa Apollo hasta pudo haber servido como alternativa al militarismo, con el desvío de recursos técnicos y humanos provenientes de los programas militares hacia fines civiles, como el uso de misiles nucleares Titan para lanzar las cápsulas de prueba Gemini, en vez de bombas atómicas.

Trajo un montón de tecnologías secundarias que se hicieron necesarias para las nuevas instalaciones, nuevos materiales, nuevas computadoras, nuevos productos químicos y, sobre todo, nuevos procesos administrativos. Y también trajo nuevos Ph.Ds.

Los EUA hasta consiguieron demostrar liderazgo, prestigio y grandeza: la placa adosada al módulo Eagle, dice: "Aquí hombres del planeta Tierra por primera vez pusieron pie sobre la Luna. Vinimos en paz en nombre de toda la humanidad".

Y está el impacto en el imaginario popular: entusiasmo y optimismo por la sociedad tecnológica, o sea, "si podemos ir a la Luna, podemos resolver cualquier problema aquí en la Tierra". Actividades de divulgación científica se beneficiaron de un interés en las ciencias que sin las Apollo hubiera sido más difícil de generar. Como espectáculo público, fue aclamada como la mayor aventura en la historia de la humanidad, como lo demostraron muchísimos periódicos, libros, documentales y transmisiones de televisión.

Asimismo, las fotos de la Tierra vista desde el espacio nos ayudaron a entender lo frágil y único que es este planeta, y contribuyeron a despertar una conciencia ecológica. Nos ayudaron a reflexionar sobre nuestro lugar en el Universo, pues nuestra Tierra es apenas un mundo entre innúmeros otros. Y claro, estos viajes a la Luna incluyeron intentos de búsqueda de vida extraterrestre, con cuarentena de los astronautas al regreso incluida.

Michael Collins, piloto del módulo de comando "Columbia" de la Apollo 11, dijo que lo que más le sorprendió fue que las semimilagrosas naves lunares fueron construidas por las torpes manos del ser humano, lo cual nos remite a temas y problemas filosóficos y religiosos, porque nos hace pensar que el ser humano es mucho más poderoso de lo que muchas veces creemos. También hablamos de una conexión cósmica, porque Apollo nos ayudó a entender que la Tierra y el Universo no son cosas separadas, sino la Tierra es solamente una partecita de un todo mucho mayor llamado Universo, y nosotros también somos parte de este Universo. De hecho, somos sus hijos.

EL LEGADO EN EL AMBITO HISTORICO

Las fotografías de la Tierra vistas desde la Luna, como dijeron los astronautas de la Apollo 8 (el primer viaje alrededor de la Luna), recuerdan a una gran bolita de vidrio azul. Nuestro planeta es tan pequeño e insignificante, sin fronteras que puedan verse desde el espacio, que todos los imperios, dictadores, guerras, ideologías, personas famosas, religiones, y diferencias entre seres humanos se hacen también insignificantes.

Las huellas de los astronautas en el polvoriento, árido y estéril suelo lunar significan que, por primera vez en 4.500 millones de años, la vida se hizo presente en la Luna. Vino de la Tierra y migró desde aquí en las naves Apollo, última adaptación en la evolución biológica terrestre. La vida surgió en este minúsculo planeta, pero ahora desde aquí puede esparcirse al resto del Sistema Solar, y tal vez al resto de la Galaxia y, quién sabe, al resto del Universo.

Viajar es ampliar los horizontes y las historias de viajeros lunares contienen anécdotas como lo que sintió Buzz Aldrin al sacarse el traje, sucio con polvo lunar, dentro de la nave: "La Luna tiene un olor igual al de la pólvora".

Al final puede ser que la principal importancia de las Apollo la vean los historiadores de un futuro distante. Konstantin Tsiolkovsky, uno de los fundadores de la astronáutica, dijo en 1896: "La Tierra es la cuna de la Humanidad, pero no es posible vivir en una cuna para siempre". Aquella noche de 1969, dimos el primer paso fuera de esa cuna.

P.S.: Inspirado por ideas de Carl Sagan. En memoria de los astronautas que entregaron sus vidas en nombre de la exploración espacial.

aldoloup@hotmail.com

Aldo Loup

Fuente:

http://www.abc.com.py/articulos.php?pid=268949