Buenos Aires (Télam). Hace 35 años partía desde los Estados Unidos la nave Apolo XV, una misión destinada por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) a que sus astronautas exploraran por primera vez, a bordo de un jeep eléctrico, la superficie de la Luna y colocaran sobre ella cien espejos.

Por supuesto, no eran "espejitos de colores", sino matrices retrorreflectoras, gracias a las cuales fue posible precisar, entre otras cosas, que la Luna se aleja de la Tierra a razón de 3,8 centímetros por año.

La misión la comandó el astronauta Davis Scott, quien bautizó a su módulo "Endeavour" -en homenaje al navío del capitán James Cook, famoso explorador del siglo XVIII-, y fue acompañado por James Irwin y Alfred Worden.

Apolo XV despegó el 26 de julio de 1971 y llegó a la Luna en cinco días, donde Scott e Irwin bajaron en el módulo Endeavour, mientras Worden los aguardaba en órbita. El 1 de agosto, la televisión transmitió el primer paseo del hombre por la Luna a bordo del "Moon Rover Vehicle", un auto descapotado de cuatro ruedas, que pasó a conocerse popularmente como el "jeep lunar".

A bordo del mismo, Scott e Irwin recorrieron poco más de 24 kilómetros de la zona llamada Apeninos, durante 18 horas, 34 minutos y 46 segundos.

Desde el jeep, con una pala excavadora montada sobre un brazo retráctil capaz de girar en ángulo de tres metros, Scott recogió piedras y determinó la resistencia de la superficie en esa zona. También abrió pequeñas zanjas, entre ellas una de 23 centímetros de profundidad por 60 de largo, que resultó en la mayor excavación extraterrestre practicada por el hombre.

Durante el viaje de regreso a la Tierra, Worden salió de la nave y realizó una caminata espacial, luego de haber puesto en órbita un satélite científico para medir la radiación X que emite la Luna.

En viajes anteriores del programa Apolo, se comprobó que el suelo de la Luna no era blando, como se suponía, sino duro y similar al terrestre, con una capa de finas partículas que se comportan de modo parecido a la arena mojada de una playa, debido a la lluvia constante de meteoritos que revuelven su superficie.

En base a esto, los ingenieros de la NASA diseñaron unos vehículos ligeros, para que los astronautas pudieran emprender cortas excursiones desde el punto de descenso, lo que dio nacimiento al "jeep lunar".

Los paseos en jeep por la Luna no terminaron con esa misión, ya que en abril de 1972, John Young y Charles Duke, que llegaron a la meseta lunar Descartes en la Apolo XVI, también recorrieron 27 kilómetros en un Rover y reunieron 95 kilos de muestras, tras pasar 20 horas en el satélite natural.

La última misión fue la de la Apolo XVII, en diciembre de 1972, cuando el geólogo Harrison Schmitt y el astronauta Eugene Cernan alunizaron en las montañas Taurus y realizaron una excursión en jeep de 22 horas y trajeron 110 kilos de rocas lunares.

Con este viaje, el objetivo primordial de ganar la carrera hacia la Luna se consideró cumplido, por lo que hasta hoy los norteamericanos no han vuelto a recorrerla en jeep, ni a adornarla de espejitos.

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