El origen del nombre Melusina proviene del francés Mélusine. Esta es una figura heráldica, mitad mujer y mitad serpiente que se representaba bañándose en una tina; asimismo, es la heroína de la narración de Jean d’Arras llamada Le roman de Mélusine (1387). Curiosamente, este nombre ha vuelto a aparecer en un ambiente donde tal vez no debería estar.


   Hoy en día, cientos de revistas, espacios televisivos, sitios web, periódicos, etc., inundan al público con todo tipo de información esotérica acompañada por los consejos de supuestos “especialistas”. La mayoría de la gente desea conocer su futuro o pretende averiguar si le irá bien en la vida, por lo que recurre a estos sujetos. El resultado es el esperado: con nada de escepticismo y mucha credulidad, los clientes dan su dinero a cambio de unos cuantos consejos muy ambiguos acompañados por un disfraz de palabras “místicas” (o en otras palabras, Astrología o Tarot). Para muestra, estimado lector, encienda su televisor, lea una revista o el periódico y, en poco tiempo, encontrará una cantidad ingente de estas cosas. Comento todo esto porque hace poco encontré a uno de estos embaucadores que llamó mi atención.


   Melusina
es una especialista en esoterismo que posee mucha experiencia en casi todo tipo de medios escritos. Sus sesiones particulares ofrecen al público información barata a un precio bastante elevado. Ella es, por así decirlo, una más en el montón de traficantes de superchería que se enriquece con la ignorancia y el poco sentido crítico que desgraciadamente tiene la mayor parte de la población.


   Hace poco me encontré un anuncio comercial de esta mujer donde invitaba al espectador a llamar a un número telefónico para una sesión individual aunado a $45.00 pesos mexicanos el minuto. Pero lo más curioso es que en el anuncio, la adivinadora comentaba que ayudaría al público a entrar a la “Quinta Dimensión”. Obviamente, las personas que saben un poco de ciencia, entenderán que esta frase es muy confusa. Las teorías de la Física moderna nos hablan de un cierto número de dimensiones de las que se compone o está estructurado el espacio. Según el diccionario enciclopédico Reader’s Digest, una dimensión es una extensión mensurable en dirección determinada; las del espacio, que podemos concebir intuitivamente son: longitud, anchura y profundidad. Un punto no tiene dimensión, puesto que no tiene extensión; una línea sólo tiene longitud; una superficie tiene dos, longitud y anchura; una figura sólida tiene las tres; y el espacio-tiempo de la física moderna tiene cuatro: las tres anteriores y además el tiempo, que se ha llamado la cuarta dimensión. Aunado a esto, hay modelos matemáticos y geométricos que señalan que podría haber hasta once dimensiones enrolladas en el espacio mismo y solamente podríamos ver tres, ya que somos seres tridimensionales (aquí estaría tal vez oculta la quinta dimensión).Mas al hablar de “seres de otra dimensión” hay que señalar que el concepto de dimensión está mal empleado. El saber popular tiene en mente que si hablamos de dimensiones nos estaremos refiriendo a otras realidades. Esto es erróneo. No hay la más mínima prueba de que existan estas realidades alternativas (que es como se les debería llamar). Así pues, al hablar de Atravesar la Quinta Dimensión, solamente se está empleando un lenguaje seudo-científico para engañar al público.