;; 12 de julio de 2006 /Octavi Pereña

 

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;; Josep Giralt, en su escrito "El Diseño del Mundo" (La Mañana,12-12-05), afirma con dogmatismo excluyente: "Las creencias religiosas de quienes han llevado a George W. Bush al poder han fijado a un nuevo enemigo. Quieren desterrar Darwin de los colegios e imponer la Biblia. Creacionismo contra evolución. Ignorancia contra sentido común". ¿Es tan simple y sencilla esta controversia como afirma Josep Giralt? El tema de la evolución y el creacionismo es una cuestión de creencias y, como producto inflamable que es, la más mínima chispa lo puede hacer estallar.

El comentarista citado afirma que "Estados Unidos ha entrado definitivamente en una oscura etapa teocrática en la que se intenta por todos los medios implantar de nuevo la teoría del creacionismo en las escuelas". Para intentar entender qué significa esto, procuraremos analizar la controversia en el campo científico y sus efectos en el educativo.

Los jóvenes que no creen en la evolución son de procedencias diversas: cristianos, musulmanes, ateos y agnósticos. Algunos creen que el relato bíblico de los orígenes de la vida es literalmente fidedigno, que la vida empezó poco después que el Dios omnipotente crease la Tierra. Otros, piensan que la vida empezó con microorganismos y que Dios guió el proceso evolutivo. Otros, creen que a la teoría de la evolución le falta soporte para ser creíble.

Aún cuando no se tienen datos suficientes para demostrarlo, lo cierto es que no todo el que tiene un diploma universitario cree en la evolución. Una encuesta realizada por CBS News en octubre de 2005 dice que un 15 por ciento de los norteamericanos cree que los seres humanos han evolucionado sin la participación de un dios. Otros que dieron respuesta a la encuesta afirman que los humanos han evolucionado según un proceso dirigido por Dios. Otros piensan que los hombres han sido creados por Dios en su forma actual. También es posible que muchos jóvenes de los Estados Unidos crean en la evolución como resultado de la ley promulgada por la Corte Suprema que prohibe que se enseñe el creacionismo en las escuelas públicas. Así y todo, un cierto número de estudiantes universitarios no están de acuerdo con la aserción que hacen los profesores de que el mundo es fruto del Big-Bang supuestamente eclosionado hace 15 billones de años y no del dios omnipotente.

El debate está servido.
Haciendo piña con la posición al evolucionismo ha aparecido una nueva teoría que se denomina "Diseño Inteligente". Es necesario matizar que esta teoría menciona "una inteligencia superior" sin referirse a Dios con el propósito de evitar caer en la condena de la ley que prohibe enseñar religión en las escuelas públicas de Estados Unidos.

David Buchman, profesor de zoología en la Universidad de Oklahoma dice que en sus cursos con frecuencia ha enseñado sobre el origen de la vida. Asegura que más de la mitad de sus estudiantes si se les preguntase "darían un interpretación muy conservadora de Génesis,1:11, el texto bíblico que esboza el relato creacionista judeo cristiano.

Tim White, rector de la Universidad de Idaho ha dicho que solamente el evolucionismo se debe enseñar en los cursos de biofísica.

Hannah Maxon que estudia química y matemáticas en la Universidad de Cornell no está de acuerdo con la política del centro: "No creo que la teoría del diseño inteligente pertenezca a un curso de humanidades. Pienso que debe incluirse en un curso de ciencia".

Uno de los resultados del debate abierto en los Estados Unidos ha sido volver a definir la palabra ciencia. Hasta el presente, la ciencia era "una actividad humana que consistía en buscar explicaciones naturales a lo que se ve en nuestro entorno". Ahora es "un método sistemático de investigación que busca explicaciones adecuadas a los fenómenos naturales". Las explicaciones dejan de ser sistemáticamente "naturales", lo cual abre la puerta a interpretaciones religiosas.

Hannah Maxon es la fundadora del Club Diseño Inteligente y Conocimiento de la Evolución, de Cornell. El Club es una organización dedicada a discutir los "agujeros" que hay en la evolución y a investigar otras teorías sobre los orígenes. El Club que tiene seis miembros, entre otros hay un musulmán y un ateo.

Maxon explica. "En mis clases sólo hay un punto de vista. Los profesores quieren que creamos en la evolución y se tiene la impresión de que estarían muy contentos si lo hiciésemos" Afirma que el propósito del Club y de otros que se han constituido en otros lugares "no es alcanzar el consenso, sino examinar y discutir tópicos de las teorías de los orígenes que hierven" y corregir "la gran desigualdad en las clases de ciencia".

A pesar de que hay estudiantes que rechazan el evolucionismo, Niall Shankers, profesor de historia y filosofía de la Universidad de Wichita, cree que es conveniente que lo entiendan: "si un estudiante demuestra que entiende la teoría científica, aquí es donde termina mi interés por el tema: Pienso que los estudiantes lo encuentran menos amenazador porque algunos de ellos creen que el profesor de ciencias quiere ir contra sus almas. Este no es el propósito de la educación científica".

En la veintena de Estados en los que se ha abierto el debate público sobre las teorías de los orígenes, los conservadores no piden que se enseñe en las escuelas la idea de que el universo ha sido creado por Dios, sino que se enseñe que la idea darwiniana no es nada más que una teoría y, que por lo tanto se dé como un hecho de que el mundo visible es fruto del azar.

Hayden Walls escribió el 2 de noviembre de 2005 un artículo: "Doctrina Peligrosa" , en el que ataca a los creacionista y a quienes creen en el diseño inteligente, acusándolos de una manera parecida a como lo hace Josep Giralt en su comentario mencionado. Afirma que el creacionismo y el diseño inteligente son unos conceptos que difunden gente que son "zelotes dogmáticos" y cristianos fundamentalistas. Los defensores del creacionismo y del diseño inteligente, según Walls no son personas bien instruidas y que piensan, sino "multitudes de ojos salvajes" con motivos políticos. Considera a los evolucionistas "verdaderos biólogos", por lo que sus críticos no lo son.

Ron Hay ha dicho: "Los opositores a la teoría del diseño inteligente pueden condenarla, pero no se la puede combatir tan fácilmente".
Se ha de dejar bien sentado que los científicos creacionistas no son "fundamentalistas de mente estrecha o religiosos fanáticos". Entre ellos se encuentran científicos bien calificados. Lo que enoja a los científicos darwinistas es que se atreven a cuestionar sus principios. En un manifiesto que científicos creacionistas hicieron público el 2001, dicen: "Somos escépticos a las reivindicaciones de la capacidad de la mutación fortuita y de la selección natural para dar respuesta a la complejidad de la vida".

Uno de los defensores más destacados de la teoría del diseño inteligente lo es el bioquímico Michael Behe. Lo que le ha llevado a este investigador a creer en la teoría del diseño inteligente lo es la cola que impulsa las bacterias móviles que es "irreductiblemente compleja". La explicación más razonable es que "ha sido diseñada por un agente inteligente". Lo que Behe quiere decir es: "diseño más allá de las leyes de la naturaleza". Determinar quien es este agente inteligente, Behe dice que "va más allá de las competencias de un científico".

Los científicos darvinistas acusan a los creacionistas de hacer "un salto de fe a la intervención sobrenatural". Esta actitud no es científica, sino un "concepto filosófico o teológico". Según su punto de vista, los científicos creacionista se les puede incluir en la misma categoría "de los astrólogos, de quienes doblan cucharas, de quienes sostienen la cosmología que la Tierra es plana, de quienes creen en secuestros por extraterrestres".

Richard Dawkins y Jerry Coyne sostienen la hipótesis de que un diseñador sobrenatural es "estadísticamente improbable" porque este ser tendría que ser más que el sistema que ha creado. Darek Denton afirma que hay "evidencias claras porque ninguna inteligencia sobrenatural diseñaría cavidades como las nuestras que no drenan correctamente u ojos con sus puntos ciegos".

Los pareceres dados por Dawkins, Coyne y Denton, presentan cuestiones filosóficas sobre la naturaleza de Dios, que como mínimo se pueden debatir. Una mente que diseña sistemas complejos no necesariamente tiene que ser compleja. Esta mente puede permitir imperfecciones en los seres inteligentes para que aprendan a superarlas.

Quienes creen en la teoría del diseño inteligente afirman que la complejidad de las células es tan grande que no puede ser fruto de la evolución, pero les da miedo decir el nombre del diseñador. A los creacionistas no les avergüenza afirmar que es Dios. Los evolucionistas dicen que todo lo que ven con sus ojos ampliado por la potencia de la ingeniería espacial, es fruto del azaroso Big-Bang. Esta creencia exige mucha más fe que creer que detrás del mundo visible hay una mente que lo ha diseñado..

A los darwinistas les falta el sentimiento de temor y de maravilla ante un mundo natural que abre una puerta a lo que es trascendente. Dag Hammarskold, que fue secretario general de la ONU, escribió: "Dios no muere cuando dejamos de creer en una deidad personal, pero morimos nosotros cuando nuestras vidas dejan de estar iluminadas por el brillo constante, renovado diariamente, de una maravilla, la fuente de la cual se encuentra más allá de la razón".

Fuente:

http://www.diariosigloxxi.com/noticia.php?id=15123