Agobiado por la crisis y lo que consideraba una racha de mala suerte, el señor José Paz decidió recurrir a lo “desconocido” para resolver sus problemas.

Hoy, tras cuatro sesiones con “Los hermanos Salomón”, lo único que obtuvo es una deuda de 3 mil 700 pesos que contrajo de aquí y de allá para pagar “el trabajo”.En los últimos años, los llamados “esotéricos” o “iluminados”, la venta de productos “milagrosos” y los negocios que prometen reducir de peso a través de métodos alternativos, han proliferado en forma considerable en la ciudad.

Juan Antonio Gaeta Covarrubias, jefe de la Unidad de Control Sanitario local, señaló que la clausura de establecimientos y el decomiso de productos que supuestamente curan enfermos desahuciados, es algo común en la dependencia.

Hace apenas unos días, ventiló, una persona de nombre Esteban Peña, que dice curar el cáncer, la hepatitis y otros males por el estilo, fue obligado a cerrar el local donde “consultaba”, por la avenida Mérida entre las calles 12 y 13.

La clausura se llevó a cabo en atención a una queja de la Asociación de Médicos Generales y Don José Paz creyó que los psíquicos le resolverían sus problemas, pero no fue así. Familiares, dijo.

“… Allí lo que encontramos es que esta persona no contaba con ningún documento oficial que le avalara como médico”, manifestó.

Gaeta Covarrubias agregó que el año pasado, la jefatura de Regulación Sanitaria también cerró la clínica de control de peso “Melo”, que se localizaba en el callejón Hi zación de la Secretaría de Salud, inmediatamente son decomisados y sacados del mercado.

Relata experiencia

A don José Paz, la falta de dinero, los problemas familiares y la muerte repentina de cuatro puercos –pues se dedica a la crianza de cerdos y chivos-, le llevaron a creer que le habían echado la “sal”.

Primero fue con los psíquicos de Fuerza Cósmica, pero al saber que tendría que desembolsar 6 mil 500 pesos, prefirió acudir con “Los hermanos Salomón”, quienes le fijaron una cuota de 3 mil 700 por “sacarlo del hoyo”.

Durante cuatro sesiones, ingirió un extraño brebaje del que nunca conoció a ciencia cierta su contenido.

Además, le practicaron unos masajes en el abdomen.

Al término del tratamiento, señaló, no experimentó ningún cambio en su vida, excepto que ahora tiene una deuda pendiente por saldar.

Y es que en su desesperación, el señor Paz no sólo rompió la alcancía, sino que también pidió prestado para pagar los servicios de los seudo especialistas.

Pero la cosa –según dijo- no quedó ahí.

Todavía “Los hermanos Salomón” le intentaron vender tres cirios “de tierra santa” en mil 300 pesos cada uno con los cuales supuestamente sí se llevaría a cabo el milagro.