Los avances tecnológicos de un centro de investigación han abierto un fascinante camino, el de crear una “segunda piel” capaz de proteger el cuerpo frente a heridas y traumatismos.Gracias a la incorporación de los llamados “tejidos textiles inteligentes”, la tecnología para crear una segunda piel se ha convertido en una vía emergente de investigación, con aplicaciones en la medicina, los deportes, la seguridad profesional, el ejército y los servicios de emergencia.

Se espera que el uso principal de esta tecnología esté en el cuidadode los pacientes, en particular en el de los ancianos o de las personas postradas en cama. Según recientes estudios, casi el 15 por ciento de las personas en esa situación presenta en cualquier momento algún desgarrón en alguna parte de su epidermis.

Los investigadores del centro de tecnología de fibras y tejidos textiles del CSIRO en Geelong, han comenzado a desarrollar un tejido especializado que impedirá, en primer lugar, los rasguños de la piel que muy a menudo sufren los pacientes más frágiles.

El tejido escogido por el CSIRO está compuesto en un 95 por ciento por lana fina de merino y un 5 por ciento de Lycra, una combinación que puede trabajarse en forma de una tela suave y ligera, que es fresca en el verano, mientras que al mismo tiempo impide la sensación de frío localizado que acompaña a una pobre circulación sanguínea.

Los desgarrones de la piel son causados por cambios relacionados con la edad, que reducen el flujo de sangre en la piel y producen un adelgazamiento de sus capas superficiales. Como esas capas no están fijadas entre sí, la piel se vuelve susceptible de sufrir lesiones. Un simple golpe, o incluso al recibir ayuda estando en una silla de ruedas, puede producir un desgarro en la piel.

El equipo tuvo todo esto muy en cuenta y generó una lista de 20 características que un producto que actúe como segunda piel debe presentar para satisfacer a los médicos y a los pacientes.

El tejido está también tratado químicamente para que las prendas hechas con él sean lavables a máquina sin que peligre su integridad.

En un ensayo emprendido recientemente, los inquilinos de una residencia geriátrica usaron estos vestidos durante largos períodos. El material no dejó ninguna señal en la piel, y por su alto volumen de lana, no acumuló humedad, la que puede hacer que el tejido huela mal. En el ensayo, los vestidos de “segunda piel” fueron usados durante cinco días consecutivos antes de ser llevados a la lavandería.

Con el éxito obtenido en este primer ensayo con usuarios, el equipo de investigación ha decidido dar luz verde a un ensayo clínico de seis meses de duración, con aproximadamente 400 participantes.

El equipo del CSIRO, dirigido por Robin Cranston, está ahora planificando una nueva fase de investigación en el ámbito de los tejidos textiles “inteligentes”, capaces de alterar sus características en respuesta a los estímulos externos. Los tejidos avanzados que se proyecta confeccionar podrán detectar y responder a los cambios biológicos o físicos como la temperatura, el pH, la inflamación de una herida, o incluso a los signos vitales como el ritmo cardíaco.

Fuente:

http://www.amazings.com/ciencia/noticias/020606b.html