DENTRO DE una semana, el 6 de junio de 2006, coinciden los tres 6, el día en el que, según los apocalípticos, puede llegar al mundo el Anticristo. Alguna mujer va a adelantar el parto y el cine, una película
«Aquí está la sabiduría. El que tenga inteligencia calcule el número de la Bestia, porque es número de hombre. Su número es 666»

– Apocalipsis 13, 18.

Es el número del Anticristo. El número maldito que desde la noche de los tiempos aterroriza el imaginario colectivo del orbe cristiano.Y lo sigue haciendo todavía hoy, en plena era cibernética y globalizadora.El martes 6 de junio vuelven a repetirse los tres dígitos (6-06-06).Y de alguna manera también está cundiendo de nuevo el pánico al Anticristo. Y con el pánico, el morbo y el negocio.

Amelia, madrileña de 29 años, está embarazada y su ginecólogo de la Seguridad Social le dijo que probablemente daría a luz el día 5 o 6 de junio. Profundamente religiosa y muy supersticiosa, no quiere por nada del mundo que su hijo nazca el día maldito.Y como en la pública no puede programar el parto, se ha ido a una clínica privada. «No quiero fotos ni que pongas mi apellido, para que no se enteren mis padres ni mi marido del auténtico motivo por el que voy a dar a luz en una clínica privada. Pero por nada del mundo quiero que mi hijo nazca con ese estigma.Por él y por mí. Soy muy supersticiosa y me pasaría la vida pensando en eso», explica la futura mamá mientras acaricia su tripa.

En las clínicas privadas no dan información al respecto. Ni la Zarzuela ni la Ruber Internacional, ambas en Madrid, saben nada del tema. «No en nuestra clínica», dicen en esta última, para colgar de inmediato.

En la sanidad pública, en cambio, tienen menos reparo en dar información. Ante la pregunta de si en el Hospital Clínico se están adelantando partos para que no coincidan con el 6 de junio, la primera reacción de Isabel Díez, la secretaria del gabinete de prensa del hospital madrileño, es una sonora carcajada. «Perdona, pero me ha salido del alma. Mira, aquí quien decide adelantar un parto es el médico y siempre por razones de salud de la madre o del niño. Pero nunca por motivos como ése. No sería ético».

En el Gregorio Marañón tampoco tienen constancia de que parturienta alguna quiera evitar dar a luz el día seis de junio. «Quizás porque la gente no se ha enterado todavía. Si lo publicáis vosotros, seguro que comienzan a llegarnos los casos», dice Isabel. En cambio, en Estados Unidos y en Inglaterra, son ya muchas las embarazadas que quieren adelantar o retrasar el parto. Cunde el pánico al 666.

En Internet proliferan las cadenas de e-mails y las páginas webs dedicadas al evento. Unas ofrecen explicaciones peregrinas y anuncian, tras el Armagedón, el Juicio Final para ese día: «el Final está cerca… arrepentíos». Otras, más concienzudas y serias, tratan de catequizar a los creyentes despistados.

Catholic.net es una página apologética, que se define como «el lugar de encuentro de los católicos en la red». En ella, Fray Nelson Medina escribe un artículo con este sugerente título: «¿Qué va a pasar el 6 de junio del 2006?». El religioso católico asegura que «ese día no va a pasar nada particular que no pueda ocurrir mañana o en abril». Eso sí, advierte que «en este tiempo especial de purificación nos esperan grandes catástrofes y un mayor y cada vez más frontal ataque contra la Iglesia, contra la figura del papa Benedicto XVI y contra el católico fiel a la verdad y al magisterio».

Pero los que realmente afilan ya sus uñas para aprovechar a fondo la ocasión son los mercaderes del templo, los sátrapas del negocio fácil. Todo con tal de hacer caja. Y el universo de lo esotérico vende. Y si va unido a los símbolos religiosos, todavía más.¡Que se lo pregunten a El Código Da Vinci!

La fecha reúne todos los ingredientes necesarios para convertirse en un excelente icono publicitario. Apocalipsis + Anticristo + Bestia + Satán + Fin del mundo. Y todo ello plasmado en un número mágico, morboso e internacionalmente conocido.

Para explotar este cóctel explosivo y sacarle el máximo rendimiento, todo vale. Con Hollywood a la cabeza, que, como siempre, las caza al vuelo. Al furor publicitario global del estreno de El Código Da Vinci, la factoría americana añade otra ola. Hace semanas que la 20th Century Fox diseñó una estrategia publicitaria especial para su próxima película, The Omen.

Se trata de atraer al público que busca sensaciones fuertes a las salas de cine a ver una nueva versión de una cinta homónima de 1976, conocida en los países de habla hispana como La profecía.La película narra la historia de un padre que se da cuenta de que su hijo adoptivo, Damien, es una reencarnación del diablo, como prueba una mancha de nacimiento en su cráneo con el triple seis. Como si se tratara de la marca de un colchón.

«Sólo una vez por siglo se forma este número. ¿Cómo no íbamos a aprovecharlo para estrenar esta película?», dicen los ejecutivos de la compañía cinematográfica. Y su director de marketing añade: «La gente tiene diferentes reacciones ante la fecha. Hay temor, realidad, miedo, superstición. En definitiva, no deja de ser una marca cultural, una fecha que provoca un efecto innegable».

Y la Fox previó, ya desde la etapa de la preproducción, que la película se estrenaría el martes 6 de junio. Poco importa que el viernes, y no el martes, sea el día elegido tradicionalmente por las productoras para sus estrenos. Más aún, inicialmente, la cinta iba a titularse The Omen 666. «No quisimos abusar del 666, pero sí va a centrar gran parte de la promoción», dice el director de marketing. Con aviones que van a sobrevolar diversas ciudades de los Estados Unidos con pancartas que rezan: «6/6/6, han sido advertidos».

En la mentalidad popular, el 666 se identifica con el número del diablo. «Pero no es el número del demonio, sino el del Anticristo, la figura antagónica de Cristo, que, como él hace milagros, y cuyo nombre es el 666. Pero no es Satán, porque el Apocalipsis dice claramente que es un hombre», asegura José Antonio Fortea, el exorcista más famoso de España. ¿Y quién es el Anticristo para la Iglesia? El padre Fortea explica que hay dos grandes escuelas interpretativas al respecto: la liberal y la conservadora.La primera, asegura que San Juan narra en el Apocalipsis hechos ya acontecidos y, por lo tanto, el Anticristo sería el emperador Nerón.

Para los teólogos más ortodoxos, el libro de Juan es una obra sobre las postrimerías, es decir interpreta lo que va a pasar.Por eso, según estos exegetas conservadores, entre los que se cuentan Santo Tomás o San Agustín, el 666 es el signo que identificará al Anticristo cuando llegue.

Pero hubo más interpretaciones. Una figura tan golosa dio mucho juego a lo largo de la Historia. Católicos y protestantes, por ejemplo, la utilizaron para arrojársela mutuamente a la cara.Mientras los católicos llamaban Anticristo a Lutero y Bestia al protestantismo, éste tachaba de Anticristo al Papa y de Bestia, al Vaticano. Y de hecho, en los grabados de Durero aparece el Papa montado encima de la Bestia.


DEL BANCO MUNDIAL A ROMA

El código de barras de cualquier producto lleva incorporado el triple seis. En Qatar se sorteó hace poco un móvil con el número 666-66-66. Precio final: 3,4 millones de euros. El primer código del Banco Mundial: el 666. La división antisectas de la policía USA lleva 666 en la placa. Un versión del tercer secreto de Fátima asegura que el 666 está ya en Roma

Fuente:

elmundo.es

Autor: JOSÉ M. VIDAL