JAIME MERINO*

La medicina tradicional, que nació en Grecia en la isla de Cos no ha sido la única forma de abordar la enfermedad; existen otras múltiples. Muchas de ellas han pervivido. La medicina tradicional no resuelve todos los problemas de salud, por ejemplo determinados tumores malignos, y es lógico que el ciudadano busque alternativas.
La información disponible en la medicina como ciencia es limitada, pero aún es más limitada la capacidad de los médicos que deben aplicar sus conocimientos según los recursos de que disponen, lo mismo que determinados ciudadanos deciden buscar cuidados en otros países, es entendible que busquen las soluciones en medicinas alternativas a la tradicional.

Por otra parte, en el mundo existe el esoterismo, que es atractivo de lo desconocido, la ilusión, algunos buscan en él soluciones mágicas que la racionalidad diaria no ofrece.

También se explican por la esperanza ya que en ocasiones la medicina tradicional no ofrece resultados y éstos pretenden ser encontrados en soluciones alternativas.

La medicina tradicional, sobre todo en los últimos años, ha pretendido ser racional, es decir, objetiva, buscar en la razón lo que son sus afirmaciones. Quizá lo que se llama el método científico, antes de decir que un antibiótico se puede dar porque cura determinada enfermedad, debe hacerse una prueba, administrando ese antibiótico a un grupo de enfermos y no administrarlo a otro grupo con similar padecimiento.

Si se demuestra que ese antibiótico cura un porcentaje del primero, se asume su eficacia y se autoriza su distribución, además de otras consideraciones como efectos secundarios, coste, etc. No digo que todas las actuaciones de la medicina tradicional sean «científicas», de hecho, durante muchos siglos, la práctica clínica no ha tenido ese carácter, lo que sí digo es que se ha pretendido y pretende que así lo sea. Sin embargo, lo que no cabe duda es que las medicinas alternativas rara vez han actuado con dicho carácter.

Razonar en base al método científico nos dice que el resultado de sus actuaciones es medible si de esta manera efectiva, ¿cómo se curan las enfermedades?

La medicina tradicional utiliza métodos físicos como los masajes, el empleo del bisturí que permite extirpar un tumor. También se utilizan agentes químicos, como medicamentos; métodos biológicos, vacunas… que en unos casos evitan la aparición de las enfermedades y en otros multiplican las defensas.

También se utilizan métodos psíquicos. La enfermedad psíquica es una forma de enfermedad, y también los cambios psíquicos acompañan a muchas enfermedades orgánicas. La ansiedad y la depresión son dos buenos ejemplos. Se han desarrollado técnicas, psicoanálisis, la bioenergética, las terapias conductuales, etc.

En todo tratamiento debemos considerar el llamado efecto placebo, que consiste en beneficiarse con la propia actuación.

Las otras medicinas curan, el herbalismo con hierbas, la quiropráctica con el uso de masajes, la reflexoterapia, y la homeopatía trata de ofrecer curaciones utilizando dosis mínimas de determinadas sustancias.

¿Qué aporta la medicina alternativa?

Todas tratan de resolver los problemas de salud, de las personas que acuden para que se les ayude.
Mi opinión acerca de las terapias alternativas es, sin duda, poco objetiva, ya que estoy en el bando de los de la medicina tradicional, a la que sin duda reconozco límites importantes, y más aún a los médicos que a la propia medicina, pero comprenderán que militando en un partido no voy a votar a otro.

En la sociedad cabemos todos, todas las opciones legales son válidas. Entiendo a la medicina tradicional, porque el sistema genera injusticias, y el médico cada vez tiene menos tiempo para relacionarse con el enfermo. La enfermedad es una dimensión humana; la dimensión que el enfermo tiene de sus propias manifestaciones es importante. Otro tanto es la capacidad de oír y ser oído, que sucede no sólo en las enfermedades calificadas de psicosomáticas o psicológicas, en las que el componente psicológico acompaña cada vez más a las enfermedades orgánicas. Hoy en día en las sociedades modernas la vida está cargada de competitividad, de estrés, de inseguridad. Muchos de los médicos de la medicina tradicional, bien formados, no disponen de tiempo para realizar esos abordajes.

¿Existen riesgos?

En cualquier actividad humana el riesgo está presente. Al no utilizar técnicas diagnósticas complementarias como analíticas, radiologías, etc., determinadas patologías orgánicas importantes pueden pasar desapercibidas.De igual manera que el médico organicista tiende a no valorar los componentes psicológicos del enfermo, una valoración excesiva de este componente puede infravalorar los componentes orgánicos. En ocasiones determinadas enfermedades orgánicas tardan en diagnosticarse, y ese tiempo pudo ser precioso para su curación.

* Director del departamento de Medicina Clínica de la Universidad Miguel Hernández y jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital de San Juan.

Fuente:

http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=3163&pIdSeccion=20&pIdNoticia=200205&rand=1148355281529