El enigma de Colón, 500 años después

Mañana se celebra el V centenario de la muerte del Descubridor del Nuevo Mundo

Juan Carlos Rodríguez.Madrid- La vida de Cristóbal Colón es una colección de incógnitas. Es lo que Mariano F. Urresti llama «un expediente X histórico».Eso es: «No sabemos casi nada con certeza sobre él e incluso lo que sí es conocido tiene tantas lagunas que es difícil realizar afirmaciones sin riesgo». Esa incertidumbre sobre la biografía de Colón da pie a cábalas de todo género, hasta las disparatadas que presumen al Descubridor una especie de enviado sobrenatural o, si no, al menos inglés o francés. Consuelo Varela, la mejor colombina contemporánea y autora de «Cristóbal Colón. De corsario a Almirante» (Lunwerg), señala que «de Colón sabemos que era un emigrante que quería llegar a noble y, por tanto, no quería que se conociera su condición modesta. Es en ese contexto en el que hay que situarlo para entender los misterios».

«Gran megalómano». Varela intuye, por eso, que «Colón se estará riendo y mucho. Por que, al fin y al cabo, lo que quería es que se hablara de él. Era un gran megalómano, pero, a la vez, un enfermo: pensaba que había hecho algo muy grande y le obsesionaba que no se le reconociera». Al descubridor le cabe, en tanto, un gran mérito: «Quiso y pudo disimular su nombre y emborronar su biografía hasta el punto de que no sabemos si era genovés, pirata, judío, gallego, portugués o alcarreño», expone Urresti, autor de «Colón. El Almirante sin rostro» (Edaf).

La historiadora Anunciada Colón de Carvajal, hermana del Duque de Veragua y descendiente del Almirante, zanja el pintoresco debate sobre el origen del descubridor de América, reivindicado como extremeño, catalán y mallorquín. «En la familia siempre se dijo que era genovés, porque así lo aseguró su hijo Hernando y porque hay documentos en los que se describe visitas a familiares al Piamonte». Si acaso sólo admite la teoría mallorquina como hijo ilegítimo del Príncipe de Viana, «pero la hipótesis no está probada».

El rostro de Colón es otra parte del enigma ya irresoluble. Los expertos han contabilizado al menos setenta cuadros, pintados entre el siglo XVI y XVIII, en los que aparentemente aparece el Descubridor. No hay ninguno que se parezca entre sí. Con barba, sin barba. Enjunto, rechoncho, Feroz, tímido. Arrogante, relajado. Rubio, moreno, canoso. El más cercano es el llamado retrato Giovio, firmado por el pintor italiano Paolo Giovio en 1550. Nada que ver con el Colón que imaginamos.

Dos textos resultan fundamentales para acercarse a Colón. Primero, la biografía conocida como «Historia del almirante» escrita por su hijo Hernando, una joya que ahora reedita Planeta con prólogo de Hugh Thomas. Y la «Historia de las Indias» (Alianza), de Bartolomé de las Casas, que trató personalmente al Almirante. Los dos están llenos, sin embargo, de lagunas. «Ni siquiera la “Historie” resuelve el enigma de su origen, ya que ni siquiera Hernando lo conocía con exactitud. Y eso que viajó por el norte de Italia buscando su rastro. Todo fue en vano», explican Klaus Brinkbäumer y Clemens Höges, los dos autores de «El último viaje de Cristóbal Colón» (Destino).

El propio Colón escribió cuatro «Diarios» -muy bien editados ahora por la Biblioteca Castro en el tomo II de «Viajes Medievales»- en donde relata sus cuatro viajes y que, sólo de modo parcial, han sobrevivido precisamente por copias que hiciera el propio De las Casas. Sin embargo, Brinkbäumer sostiene que ni lo que dejó transcrito Colón es creíble: «Hay muchos datos incongruentes, como si no quisiera dejar rastros tampoco de su rutas». José Luis Comellas lo interpreta de otro modo en «El éxito del error: los viajes de Colón» (Ariel).

Las preguntas sin respuesta en torno a Colón son demasiadas: ¿si era genovés por qué no hablaba italiano?, ¿nació realmente en 1451?, ¿era un simple tejedor?, ¿fue pirata?, ¿tuvo contacto con los templarios? ¿cómo conocía los vientos alisios? ¿y la leyenda de Eric el Rojo? ¿murió realmente sabiendo que había descubierto un nuevo continente? ¿le confesó el camino a América un piloto moribundo que falleció en sus brazos? ¿Era judío como sostuvo Wiesenthal? ¿Al menos converso?

Murió en Valladolid, hará mañana 500 años. La historiografía discute si el 20 o el 21 y se ignora el lugar exacto. Varela sostiene que «ni conocemos cuándo fue efectuada la exhumanción del cadáver del convento de San Francisco de Valladolid, ni quién llevó el cuerpo hasta Sevilla». Colón, después de muerto, tuvo también un quinto viaje a América. «Viajó más muerto que vivo», apunta Eslava Galán, autor de «El enigma de Colón y los descubrimientos de América» (Planeta).

Según Hugh Thomas, «la figura titánica de Colón sigue siendo controvertida». El duque de Veragua, Cristóbal Colón de Carvajal, descendiente del Almirante, sostuvo en la inauguración del Congreso Internacional en Valladolid que España «denigra» a sus héroes. Su épica y misteriosa vida, su hazaña publicitaria hacia las Indias, no se opone a admitir que propició el primer genocidio de la historia. El V Centenario se ha contagiado de cierta concepción de Colón como «políticamente incorrecto», aunque hay otras obras reivindicativas como la exposición «Las dos orillas» que inaugura hoy monseñor Cañizares en Ávila. Brink- bäumer se pregunta, sin embargo: «¿Acaso hay una historia mayor que la suya?».

Fuente:

http://www.larazon.es/noticias/noti_cul35522.htm